Ajuste de cuentas en ‘Disonancia’ para cerrar el 38 Festival Internacional de Teatro Hispano

La edición número 38 del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami cierra este próximo fin de semana en el Arsht Center con una producción de Teatro Avante, el grupo que auspicia el encuentro: “Disonancia”, escrita por Abel González Melo y dirigida por Mario Ernesto Sánchez, director del Festival.

González Melo (La Habana,1980) es el dramaturgo en residencia de Teatro Avante desde 2018. Antes de “Disonancia” ya había escrito para el grupo “En ningún lugar del mundo”, “Bayamesa”, “Ubú pandemia” y “Mejor me callo”.

“Cuatro extraordinarios intérpretes, maravillosamente dirigidos, interpretando una historia sobre los infiernos íntimos, la ética, la libertad y las decisiones que tomamos”, responde el autor cuando Artburst Miami le pide una sinopsis de “Disonancia” para anunciar el estreno mundial de la obra. “Un relato que avanza por el filo de la navaja, entre el deseo de venganza y la posibilidad del perdón”, añade.

Con música original de Mike Porcel, integran el reparto Marilyn Romero, Julio Rodríguez, Claudia Tomás y Daniel Romero. La acción sucede en dos tiempos, adelanta el programa.

“En la actualidad, en un despacho de interrogatorio en un país en democracia”, especifica el autor, “y cincuenta años antes, en un despacho de la universidad, en un país que hace muy poco ha vivido una revolución que ha instaurado una dictadura”.

Tomando como referencia la sinopsis disponible en el programa del Festival, Artburst Miami le pregunta al dramaturgo en qué situaciones los personajes de “Disonancia” sufren los “mecanismos de violencia, con frecuencia solapados y sutiles, que vulneran y ponen a prueba la integridad de las personas”.

El primer foco se pone en el ámbito académico, que por su condición estratégica ha sido utilizado muy perversamente por los gobiernos totalitarios, responde.

Ese “ha sido el lugar de las mayores y peores purgas, de los ajustes de cuentas y el sectarismo, de las bajezas más inconcebibles y, por supuesto, del ascenso de la mediocridad”, agrega. “La acción irradia de lo ideológico a lo físico, a lo corporal, al daño perpetrado en la mente y en el cuerpo”.

Al preguntársele si pudo consultar testimonios de víctimas de esa violencia infligida por los regímenes totalitarios, el dramaturgo explica que vive atento al curso de las complejas realidades sociales del mundo.

Atento “a la forma en que ciertos gobiernos se parapetan en discursos populistas y demagogos que persiguen (y a menudo consiguen) enmascarar la reducción o la eliminación de derechos básicos, como el acceso al agua, a la comida y a la salud, o bien la libertad para abandonar un país, amar a quien plazca, expresarse o reunirse sin miedo, disentir políticamente”, escribe en su respuesta. “Contextos difíciles donde emergen comportamientos humanos insólitos, que son de los que se encarga el teatro”.

“Disonancia”, de Abel González Melo, bajo la dirección de Mario Ernesto Sánchez, cierra con cuatro funciones del jueves 1ro al domingo 4 de agosto la edición 38 del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami.
“Disonancia”, de Abel González Melo, bajo la dirección de Mario Ernesto Sánchez, cierra con cuatro funciones del jueves 1ro al domingo 4 de agosto la edición 38 del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami.

Entre los aprovechamientos más conocidos del concepto de “disonancia” está el del psicólogo social León Festinger con su teoría de la “disonancia cognitiva”, que analiza el conflicto entre ideas y actos y sus repercusiones en la conducta. ¿Viene por ahí la cosa?

“En gran medida sí”, responde el autor. “Ya en mi primera obra para Teatro Avante en 2018, ‘En ningún lugar del mundo’, la idea de la disonancia cognitiva estaba presente: cómo la mente genera todos los mecanismos posibles para evitar reconocer que la vida propia ha sido un desastre, que se le ha dedicado el tiempo vital a un proyecto que ha terminado por convertirse en fracaso y catástrofe (o que acaso siempre lo fue, aunque por determinadas circunstancias no se advertía tan nítidamente).

“Esta condición se percibe en la experiencia cubana tanto como en otras a lo largo de la historia, solo que el caso de la Isla nos toca, nos duele y nos sigue llenando de perplejidad”, continúa diciendo González Melo. “La agonía de esas pobres vidas descartadas por el sistema, humilladas en lo más profundo de su dignidad, pisoteadas por el régimen, hundidas en el hambre, el miedo y la miseria, que, sin embargo, continúan gritando consignas y convenciéndose, en una espiral infinita, de que ha valido la pena todo el sacrificio.

Y añade: “Reconozco, por otro lado, que la palabra ‘disonancia’, en sí misma, además de esa belleza fonética que hereda del latín, ya simboliza toda una idea de conflicto. Según explica la RAE en sus dos primeras acepciones: disonancia es un ‘sonido desagradable’ y también ‘falta de la conformidad o proporción que naturalmente debe tener algo’. Bastante de eso también hay aquí”.

Con dos actores

“Disonancia” habla de esos cubanos que fueron comisarios políticos en la isla y luego buscaron refugio en Estados Unidos, como si su complicidad con los aparatos represivos del régimen no los descalificara para ponerse del lado de las víctimas. En uno de esos dos tiempos en los que transcurre la obra se mueven los personajes de Claudia Tomás y Daniel Romero, actores jóvenes que se establecieron en Miami hace poco más de dos años y tienen muy fresca la memoria de Cuba.

“De repente te encuentras aquí en Miami a esas personas, como el caso reciente de la jueza que está pidiendo asilo político después de haber condenado a varios jóvenes” por su participación en las manifestaciones pacíficas contra el gobierno el 11 de julio de 2021, comenta Romero.

Con música original de Mike Porcel, la acción de “Disonancia” sucede en dos tiempos: hoy, en un país democrático, y hace medio siglo, “en un país que hace muy poco ha vivido una revolución que ha instaurado una dictadura”.
Con música original de Mike Porcel, la acción de “Disonancia” sucede en dos tiempos: hoy, en un país democrático, y hace medio siglo, “en un país que hace muy poco ha vivido una revolución que ha instaurado una dictadura”.

Claudia adelanta un perfil de su personaje.

“Es una muchacha, hija de un militar, que llega del campo a la Universidad de La Habana para impartir clases de Historia a mediados de los años 60, sustituyendo a una maestra despedida que decidió irse de Cuba”, cuenta. “En aquellos años, cuando alguien se iba, era tachado de traidor y de gusano. Hay una vigilancia entre los propios compañeros de trabajo para saber quién apoya ‘el proceso revolucionario’ –como mi personaje-- y quién no. Es también la época en que empiezan a impartir clases de marxismo en Cuba, y ella, como profesora de Historia, se ve en la obligación de hacerlo”.

Del otro lado está el personaje de Romero, un profesor que se opone a todo eso.

“Es uno de esos profesores jóvenes a quienes Fidel [Castro] acusó de pertenecer a la ‘pequeña burguesía’ por el simple hecho de ser personas bien educadas, que iban a la iglesia, hablaban correctamente y no venían de una familia pobre”, explica el actor. “Fue la gran estrategia de Fidel Castro con aquello de ‘una revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes’; mi personaje viene de una familia promedio y, como muchas otras personas, luchó contra la dictadura de [Fulgencio] Batista porque creía en una democracia que había sido violada”.

El profesor que él encarna cree en su país y, sobre todo, en una educación que le dé a cada estudiante la libertad de creer lo que quiera. “Y, por supuesto, está contra la filosofía marxista y el adoctrinamiento político que empezaba a meterse en las escuelas”, subraya.

El suyo, añade Claudia Tomás, entra en el grupo de los cubanos que “prácticamente se convirtieron en perros serviles, hasta un nivel de fanatismo, porque no pensaban con su propia cabeza”, y para quienes todo lo que dijera y decidiera Fidel Castro se convertía inmediatamente en ley.

“El personaje de Danny [Romero] analiza el peligro de lo que está sucediendo; para ella, sin embargo, es ley que debían inculcar esas cosas a los alumnos, que Marx era un ídolo. Lo interesante de la obra”, comenta, “es la polémica entre esos dos bandos”.

Un personaje le viene a la mente cuando piensa en el suyo, comenta Romero, el Thomas Stockman de la obra “Enemigo del pueblo” (1882), de Henrik Ibsen.

Al final está la clave

Son dos situaciones en dos tiempos diferentes, “y al final vas a descubrir la ironía del destino”, adelanta ella; las represalias “por cartearte con una persona que se fue del país, aunque sea tu propia familia, y te das cuenta del nivel de adoctrinamiento tan profundo al que se llegó, al punto de que muchas personas ni siquiera entienden qué ha sido de sus propias vidas”.

Son dos situaciones en dos tiempos diferentes, “y al final vas a descubrir la ironía del destino”, adelanta la actriz Claudia Romero.
Son dos situaciones en dos tiempos diferentes, “y al final vas a descubrir la ironía del destino”, adelanta la actriz Claudia Romero.

Aunque él y Claudia están casados en una iglesia católica y ambos encontraron un camino de fe, revela Romero, no pertenecen a ninguna denominación. “Dios es amor, sobre todas las cosas, y puede manifestarse en cualquier religión; así lo vemos nosotros”, asegura.

Muchos de los amigos comunes que lanzaron a un camión de basura el 11 de julio de 2021 por protestar frente al Instituto de Radio y Televisión en La Habana pudieron ser ellos mismos, comenta el actor.

“Vivimos mucho de lo que detonó el 11J y el 27N en La Habana; todo eso es algo muy cercano a nosotros”, manifiesta Romero refiriéndose a la protesta nacional contra el régimen el 11 de julio de 2021, y a la manifestación silenciosa frente a la sede del Ministerio de Cultura el 27 de noviembre del año anterior, en solidaridad con los acuartelados del Movimiento San Isidro.

Claudia admite que para ella ha sido difícil asumir un personaje cómplice de la política del régimen en medio de su proceso individual para despojarse del adoctrinamiento a que fue sometida desde que era niña.

“En una situación así dices, ‘yo sustituyo esto por lo otro’, pero como actor siempre tratas de encontrar qué zonas de ti pueden defender lo que está diciendo tu personaje, y ha sido muy difícil, porque me pregunto cómo puede alguien llegar a tal punto de fanatismo”, comenta.

Le preguntamos entonces si es más difícil para ella interpretar el personaje de una represora en la Cuba de los años 60 que el de, por ejemplo, una asesina.

“Depende”, responde, “porque si es alguien que actúa por impulso, en defensa propia o defendiendo a un familiar, habría que ver qué tipo de asesino sería, pero llegar a entender la mentalidad de una persona que sabe que está haciendo daño… a no ser que creas que ese adoctrinamiento va a salvar a tus alumnos de algún modo. Creo que es una ceguera”.

Cierre del 38 Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami con el estreno mundial de “Disonancia”, de Abel González Melo, bajo la dirección de Mario Ernesto Sánchez, en una producción de Teatro Avante. Carnival Studio Theater, Adrienne Arsht Center, 1300 Biscayne Blvd., Miami, 33132. En español con supertítulos en inglés. De jueves 1ro de agosto, viernes 2 y sábado 3, 8:30 p.m.; domingo 4, 5:00 p.m. El jueves habrá un foro al terminar la obra. Boletos: $39.78, https://www.arshtcenter.org/best-available/?performanceId=41532&productionSeasonId=41460. Más: https://www.teatroavante.org/programa o llame al (305) 949-6722.

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