Agentes cubanos excarcelados opinan que "valió la pena" su misión en EEUU

Dos agentes cubanos excarcelados por Estados Unidos, tras cumplir condenas por espionaje, consideraron que "valió la pena" su misión de vigilar a grupos anticastristas en ese país, a pesar de la prisión sufrida. "Yo no lo miro como un sacrificio, lo miro como algo que había que hacer, por supuesto que vale la pena (aunque) lo mejor es que no hubiera habido necesidad de pasar por eso", dijo a la televisión cubana Fernando González, liberado en febrero pasado tras cumplir 15 años de cárcel. Fernando González forma parte de los cinco agentes cubanos detenidos en 1998 y condenados a largas penas de prisión bajo cargos de espionaje. Cuba, que los considera "héroes", reconoce que su labor fue vigilar a los grupos anticastristas del exilio, pero niega su participación en actividades de espionaje a Estados Unidos. René González (sin lazos familiares con Fernando), liberado en 2011 tras cumplir 13 años de cárcel, consideró que "cuando asumí la posibilidad del sacrifico sabía lo que estaba haciendo, yo creí que valió la pena cuando caí preso, y ahora lo creo más todavía, después que conozco al enemigo, y sé de lo que serían capaces de hacer con nosotros si vuelven a conquistar a Cuba". Los otros tres son Gerardo Hernández, condenado a dos penas de cadena perpetua y quince años de prisión, Ramón Labañino, a 30 años de prisión, y Antonio Guerrero, que purga una pena de 21 años y diez meses. Las declaraciones de Fernando y René González fueron hechas el sábado en la noche, durante la inauguración en La Habana de una "instalación" del artista Alexis Leiva, "Kcho", que reproduce la celda de castigo conocida por "el hueco", donde ambos estuvieron 17 meses durante el cumplimiento de sus condenas. A la apertura de la obra "No agradezcan el silencio" asistieron el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el asesor del presidente Raúl Castro y ex ministro de Cultura Abel Prieto. Ambos agentes fueron condecorados en marzo pasado por decreto del presidente Raúl Castro con la orden "6 de junio", que concede el ministerio del Interior. Según el texto, firmado por Castro, se trata de un "reconocimiento a la digna, firme y consecuente actitud asumida desde su detención como resultado de haber cumplido misiones de penetración a grupos de terroristas contrarrevolucionarios asentados en Estados Unidos".