Cómo agencias de Miami están ayudando a financiar al sector privado en Cuba

El dinero que las familias han enviado a sus parientes en Cuba durante décadas ahora está alimentando una explosión de capitalismo en la isla comunista. Las empresas que facilitan ese flujo de efectivo han creado un sistema inteligente pero complejo que está ayudando a los empresarios privados cubanos a eludir las sanciones financieras de Estados Unidos y comprar en el extranjero los suministros que necesitan para sus negocios en la isla.

En los últimos dos años, luego que el gobierno de Cuba autorizara por primera vez a los cubanos a ser propietarios de micro, pequeñas y medianas empresas en 2021, el dinero recaudado de las familias se ha convertido en una parte crucial de una expansión espectacular del sector privado en Cuba, que ya ha superado al gobierno en la cantidad de trabajadores que emplea y la cantidad de suministros que importa del extranjero—estimado en mil millones de dólares para fines de año.

Las agencias en el extranjero, la mayoría de ellas en Miami, que manejan las transferencias de dinero a Cuba conocidas como remesas, están utilizando el efectivo pagado por los cubanoamericanos para enviar a sus familias como un fondo para comprar y enviar suministros pedidos por los empresarios cubanos. Los empresarios en Cuba luego reembolsan a las agencias. Y las agencias pueden usar ese efectivo que ya está en la isla para entregar las remesas.

El dinero de estas transacciones nunca pasa por el sistema bancario cubano, lo que significa que el gobierno no puede acceder a él imponiendo tarifas.

El Herald habló con empresarios en Cuba, un consultor en Miami y cubanoamericanos cercanos a la comunidad empresarial privada de la isla, quienes describieron por primera vez este sistema informal que está financiando el rápido crecimiento del sector privado fuera del alcance del estado cubano. Dos empresarios que están utilizando este canal para financiar sus propias operaciones de importación y lo describieron en detalle, pidieron no ser identificados por temor a represalias del gobierno.

Es una solución alternativa que se hizo necesaria debido a un obstáculo clave que enfrentan los empresarios privados de Cuba: el embargo de Estados Unidos, que prohíbe que el sistema bancario estadounidense, y básicamente cualquier banco internacional que haga negocios en los Estados Unidos, brinde servicios financieros a las personas en la isla.

El embargo estadounidense no fue diseñado para ejercer presión sobre el sector privado ya que Fidel Castro prohibió la libre empresa después de tomar el poder, pero en la práctica, implica que los empresarios privados cubanos no pueden hacer lo que otros dueños de negocios en otros lugares hacen regularmente: pedir dinero prestado a los bancos para pagar suministros, envíos, salarios y otros gastos.

“El mayor problema que tenemos es cómo mover el dinero internacionalmente”, dijo un empresario en La Habana que recientemente comenzó a importar bienes y pidió permanecer en el anonimato para hablar con franqueza sobre asuntos financieros. El sistema bancario mundial está tan entrelazado con la banca estadounidense, dijo, que el embargo bien podría ser “para todo el mundo. No puedo transferir dinero entre bancos en Cuba y el resto del mundo”.

No hay una respuesta única a este problema, dijeron empresarios cubanos y expertos en Cuba entrevistados para este reportaje.

Algunos dueños de negocios con doble nacionalidad, los casados con extranjeros o los que han vivido en el extranjero durante un tiempo pueden tener cuentas bancarias en otros países. Y pueden usar esas cuentas para recibir pagos en línea por bienes y servicios provistos en la isla y pagar suministros comprados en el extranjero.

Pero tener una cuenta bancaria en el extranjero no es una solución mágica: debido a las restricciones del embargo sobre los servicios bancarios a Cuba, mover dinero dentro y fuera del país sigue siendo un desafío. Y el gobierno limita la cantidad de divisas que los cubanos pueden sacar de sus cuentas bancarias.

El ‘círculo cerrado’

La solución creativa que han ideado los empresarios de la isla, a la que llaman “círculo cerrado”, aprovecha las grandes cantidades de efectivo que las empresas de remesas recaudan en el extranjero.

Así es como funciona una transacción típica:

Supongamos que el dueño de un negocio privado en Cuba quiere comprar un contenedor de carga de pollo de un proveedor estadounidense. El dueño del negocio se comunica con una empresa de remesas en Miami y realiza el pedido. La empresa de remesas compra los suministros y paga para enviarlos a la isla. Una vez que el envío llega a Cuba, el empresario cubano reembolsa a los representantes de la agencia de remesas en la isla, en dólares o en moneda cubana. La agencia recibe una parte por brindar este servicio mientras asegura el efectivo que ya está en la isla para cumplir con la entrega de remesas, dinero que simplemente no puede transferir desde Estados Unidos a través de los sistemas bancarios normales debido al embargo.

El renacer del sector privado en Cuba está tomando a todos por sorpresa. ¿Cuánto durará?

“Hay todo un mercado alternativo funcionando porque no hay soluciones financieras ni bancarias”, dijo un segundo empresario cubano que usa agencias de remesas para importar mercancías a Cuba y que pidió anonimato para hablar de asuntos financieros. “No es adecuado, pero no hay otra fórmula. El escenario ideal sería una entidad financiera o bancaria que representara los intereses del sector privado y sirviera como garante de estas operaciones”.

Dado que el Banco Central de Cuba carece de divisas y no puede emitir pagos internacionales en nombre del sector privado, dijo, el dinero generado por estos negocios fluye fuera del sistema financiero del gobierno a través de canales informales.

“Desde la perspectiva de cumplimiento de un banco, no es apropiado en absoluto”, dijo el emprendedor cubano. “Pero desde otra perspectiva, estamos hablando de la primera vez en la historia reciente que el gobierno cubano no tiene acceso a estos dólares ni a ninguno de los fondos de estas operaciones”.

Y es por eso que algunos funcionarios del gobierno “tienen tanto resentimiento” contra el sector privado, añadió.

Las medidas de Trump abrieron la puerta

La administración de Donald Trump sin querer pudo haber creado las condiciones para la creación del modelo de ciclo cerrado cuando cerró los canales oficiales de remesas a fines de 2020, porque el dinero estaba siendo manejado en Cuba por empresas dirigidas por los militares cubanos.

Antes de las sanciones, se permitía legalmente a Western Union y otras grandes agencias de remesas transferir el dinero directamente a esas entidades dirigidas por militares en Cuba. Después de que Western Union cerrara sus oficinas tras las sanciones, “el negocio de las remesas se fragmentó y en esa zona gris empezaron a aparecer nuevas agencias pequeñas que manejaban unos cuantos miles de dólares al mes”, dijo uno de los emprendedores entrevistados.

Primero sortearon las nuevas restricciones enviando el dinero a Cuba a través de “mulas”, personas que viajan a la isla con grandes sumas de dinero en efectivo, que no es ilegal pero conlleva sus propios riesgos y limitaciones.

Cuando el gobierno cubano autorizó la creación de empresas privadas hace dos años, los nuevos empresarios necesitaban encontrar la forma de importar insumos. Recurrieron a las pequeñas agencias de remesas y nació el sistema de ciclo cerrado.

Estados Unidos busca cómo ayudar al sector privado

Una funcionaria del Departamento de Estado dijo que los funcionarios de la administración de Biden están al tanto del papel de las remesas en el crecimiento del sector privado en Cuba. En mayo de 2021, el presidente Biden levantó un límite a las remesas impuesto por el ex presidente Trump, un paso que dijeron los funcionarios tenía como objetivo brindar alivio a las familias y apoyar a los empresarios que usan el dinero como capital inicial para sus negocios.

La funcionaria le dijo al Herald que la administración está “analizando muy de cerca” lo que puede hacer para brindarles a los empresarios cubanos acceso al sistema financiero de los Estados Unidos, “asegurándose de hacerlo de manera que maximice el beneficio para el pueblo cubano y los propietarios de pequeñas empresas cubanas y minimice cualquier beneficio para el gobierno”.

“Esta es una de las cosas principales, si no la principal, que los pequeños empresarios y empresarios cubanos que quieren hacer todo al pie de la letra y ser respetados como operaciones comerciales de primera clase nos han planteado”, añadió la funcionaria. “Definitivamente está en nuestro radar”.

Durante la administración de Obama, a los cubanos con residencia permanente en la isla que visitaban los Estados Unidos se les permitió abrir cuentas bancarias.

“Eso continúa, pero lo que no es legal es que esa persona que regresa a la isla acceda desde allí. Entonces lo que se le ha pedido a la administración de Biden es que permita justamente eso: que los empresarios operen las cuentas desde Cuba”, dijo Joe García, un ex congresista de Miami que ha estado viajando a la isla para promover un mayor acercamiento entre los empresarios cubanos y la comunidad empresarial cubanoamericana.

Otras ideas que están estudiando las agencias gubernamentales incluyen aumentar el acceso a los sistemas de pago en línea para los empresarios cubanos y autorizar de manera general a las empresas estadounidenses a invertir en negocios privados en Cuba.

Esto es especialmente importante porque el gobierno cubano ha brindado po acceso a créditos y fuentes de inversión.

Oniel Díaz Castellanos, de 42 años, fundador de Auge, una empresa privada en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a empresas privadas.
Oniel Díaz Castellanos, de 42 años, fundador de Auge, una empresa privada en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a empresas privadas.

““No hay disponibilidad de mecanismos financieros de apoyo para que un cubano o una cubana decida emprender un negocio privado,” dijo Oniel Díaz Castellanos, fundador de Auge, un negocio privado en La Habana que ofrece servicios de contabilidad, diseño y otros servicios corporativos a las empresas privadas. Él señaló que la legislación vigente no permite a los cubanos en la Isla o en el extranjero crear fondos de inversión para financiar las operaciones de empresas privadas.

En mayo de 2022, el Departamento del Tesoro emitió una licencia que autoriza a una empresa estadounidense creada por John Kavulich, presidente del U.S.-Cuba Trade and Economic Council, que representa a varias compañías estadounidenses, a invertir y prestar dinero a una pequeña empresa privada en Cuba. Pero las autoridades cubanas aún tienen que responder a la medida, en otra señal del debate en curso dentro del gobierno cubano sobre el futuro de las nuevas empresas privadas.

Kavulich dijo que las ideas propuestas a la administración no serían suficientes para convencer a las empresas estadounidenses que temen violar el embargo de invertir en el sector privado cubano. A él le gustaría ver una acción más audaz: restablecer una relación bancaria directa entre el dos países, conocida como banca corresponsal.

“A menos que la administración Biden-Harris destrabe el movimiento de dinero”, dijo, “todo esto se convierte en pura fachada”.