Activistas LGBTQ+ de Ghana ven las bendiciones de la Iglesia como un lujo lejano

Por Maxwell Akalaare Adombila

ACRA, 7 feb (Reuters) - En un país donde los líderes religiosos condenan abiertamente la homosexualidad y el sexo entre personas del mismo sexo se castiga con penas de cárcel, la pareja ghanesa Kay y Naa Shika teme más por su vida y su seguridad que por si una iglesia bendecirá su unión homosexual.

Llevan ocho meses viviendo juntas, ocultando su relación haciéndose pasar por hermanas, aunque se enfrentan a cotilleos que corren el riesgo de convertirse en hostilidad debido a las sospechas sobre su orientación sexual.

"No estamos seguras", afirmó Kay, una mujer lesbiana de 27 años que habló con Reuters en la capital, Acra, a condición de que no se utilizara su nombre real, ni el de su pareja.

Su precaria situación no se ha visto favorecida por la histórica decisión de diciembre, aprobada por el Papa Francisco, de permitir a los sacerdotes católicos romanos administrar bendiciones a parejas del mismo sexo.

La medida, que se ha topado con una resistencia especialmente fuerte y en algunos casos el rechazo de los obispos africanos, ha alimentado el resentimiento en lugar de la aceptación de la comunidad homosexual entre los católicos de Ghana, dijo Kay.

La Conferencia Episcopal de Ghana ha declarado que no puede acatar la medida. El padre Dominic Maximilian Ofori dijo a Reuters que temía que la postura del Papa hubiera molestado a muchos católicos ghaneses.

En enero, el Papa Francisco dijo que los africanos eran "un caso especial", en un aparente reconocimiento del rechazo que desató su decisión.

JUSTICIA POPULAR

Kay, exmetodista y defensora del colectivo LGBTQ+, no se muestra sorprendida por la reacción y considera que las bendiciones eclesiásticas son un lujo para el futuro, ya que los homosexuales ghaneses siguen sin poder vivir e identificarse abiertamente.

"¿De qué sirve (una bendición) si mi pareja y yo no podemos tomarnos de la mano y caminar por la calle?", dijo. "Pese a que no nos identificamos abiertamente, algunas personas, basándose en rumores, pueden hacernos daño mental o incluso físico".

No existen datos exhaustivos sobre los abusos a los que se enfrentan las personas LGBTQ+ en Ghana, pero las noticias locales están llenas de informaciones sobre presuntos homosexuales y transexuales que sufren la justicia popular en todo el país. Pocos incidentes de este tipo llegan a los tribunales.

Según Kay, la oposición a la decisión del Papa ha incrementado las peticiones para que se apruebe rápidamente un proyecto de ley que penalizaría aún más las relaciones homosexuales y la transexualidad, así como cualquier defensa de los derechos de las personas LGBTQ+.

Las relaciones homosexuales ya están castigadas con hasta tres años de cárcel. Una coalición de líderes cristianos, musulmanes y tradicionales ha defendido la nueva legislación, apoyada por la mayoría de los parlamentarios, que castigaría la promoción de los derechos LGBTQ+ con hasta 10 años de cárcel.

También anima a los acusados de homosexualidad a someterse a terapias de conversión, que pretenden cambiar la orientación sexual, a cambio de una reducción de la pena.

Emmanuel K. G. Hailord, estudiante y activista LGBTQ+, coincidió con Kay en que Ghana, socialmente conservadora, tardará mucho tiempo en cambiar. Su deseo es que los miembros de la comunidad LGBTQ+ de Ghana y de otros países creen sus propias ramas más tolerantes de la Iglesia católica y de otras religiones.

"Es mejor que encerrarse en una habitación y morir por dentro", afirmó. "Tienes que ser tú mismo en lugar de estar en un armario, aunque da miedo".

Kay y su pareja, de 30 años, una sacerdotisa tradicional, esperan con ilusión un futuro en el que puedan formalizar su matrimonio en una iglesia respetuosa con el colectivo LGBTQ+, pero mientras tanto también desean más aceptación.

"Como pareja, lo único que pedimos a la gente es que ame a su prójimo. Los valores familiares típicos de Ghana predican el amor entre las personas. Los homosexuales pertenecemos a familias y, si nos quieren, deben respetarnos y protegernos, no hacernos daño", afirmó Kay.

(Reporte de Maxwell Akalaare Adombila; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)