Activismo por la diversidad corporal, el camino de Brenda Mato en la lucha contra los estereotipos: “Para muchos, ser gordo es peor que la muerte”

Brenda Mato, en su charla con LA NACION
LA NACION

“Ser gordo para muchos es lo peor que les podría pasar, incluso peor que la muerte” . Así lo asegura Brenda Mato, activista por la diversidad corporal y modelo plus size. La joven, de 31 años, transitó un camino similar al de muchos: batalló los desafíos que suponen la construcción de “un cuerpo válido” en una sociedad que, según afirma, “cambia muy lento”.

En una íntima charla con Conversaciones Sub 35 en LA NACION, Mato expresa su optimismo. “Por eso me dedico a lo que me dedico y creo que el trabajo que hacemos tiene resonancia en la gente”, advierte, y remarca que este tipo de cambios se ven cuando hay comentarios que quedan atrasados y ya no se dejan pasar.

Mato es risueña y parece salida de un cuadro de Sandro Botticelli. Delicada, pero con un discurso firme, no deja dudas. “ No podemos esperar que las cosas cambien mientras estamos sentados, es parte de nuestro compromiso como ciudadanos y como individuos hacer que las cosas cambien” , dispara.

Desde el patio de la casa de sus padres, en Avellaneda, Mato recorre su vida. “Crecí creyendo que por más talento que tuviera, no iba a llegar a nada”, confiesa. En el living de ese cálido hogar hay fotos de esa Brenda que creció con montañas de prejuicios que logró romper para construir su propio camino. “Por mucho tiempo creí que por el cuerpo que yo tenía no iba a poder lograr nada de lo que me propusiera”, dice.

Cuando llegó a la adolescencia, la joven que creció sumergida en el universo de la actuación y la danza tuvo un cambio de visión en su historia. “Me di cuenta que mi vida ya había arrancado, que me estaba pasando mientras contaba calorías y me pesaba todos los días, ahí me di cuenta de todo lo que me estaba perdiendo y que necesitaba hacer un cambio”, afirma, y cuenta: “Mi mamá, que a lo largo de toda su vida luchó con su propio cuerpo, para mí es un gran ejemplo, porque todo eso que ella vivió lo podría haber volcado en mí y sin embargo crio una persona fuerte que pudo salir a combatir todo esto”, cuenta.

No obstante, según analiza, no todo el mundo tiene la misma información. “No todo el mundo tiene el mismo ímpetu para empezar a cuestionar ese tipo de cosas”, asegura.

Mato acumula casi 130.000 seguidores en su perfil de Instagram. Para muchos, se ha convertido en una abanderada del activismo por la diversidad corporal y una fuente de inspiración en procesos de aceptación. “Estamos acostumbrados a creer que logro es haber escalado el Everest o ser CEO de una empresa, y la verdad es que hay muchos logros más cotidianos que nos enseñan un montón de cosas”, reconoce, y remarca: “El poder encontrarme en los logros de otras mujeres, por más mínimos que parezcan de afuera, para mí es completamente inspirador”.

Al ser consultada por sus propias fuentes de inspiración, Mato sostiene que “nadie se salva solo”, y afirma: “Lo que he crecido en estos últimos seis años gracias a que otras mujeres se animaron a hablar... a salir a la calle y a decir basta”.

“Apología a la gordura”

En 2019, Mato fue invitada a un programa de televisión de aire. Frente a un panel de mujeres, se la acusó de hacer “apología a la gordura”. “A mí me preocupan los excesos, ¿cómo manejamos esos?”; “¿reconocés que la grasa tapa las arterias y eso puede generar un montón de cosas?”; “tus rodillas, por el peso que tienen que llevar”. De modo inquisitivo, las presentes apuntaron contra la joven sentada sola en un sillón. La modelo hoy se ríe.

“Espero que nadie de la producción haya llamado a la policía”, afirma, y agrega: “Entiendo que en algún punto es un factor de riesgo la cuestión del peso, pero también hay un montón de prejuicios y un montón de violencia detrás de eso. Hay que aprender a separar y a entender que no existe un peso máximo en la balanza en el que yo dejo de ser una persona respetable y alguien que tiene valor y una palabra que tiene que decir”.

En este sentido, frente al reiterado planteo de quienes afirman que el activismo gordo es una incitación a determinado estilo de vida, Mato señala: “Yo no le digo a la gente que se conformen como están, que se tiren en un sillón y se coman cuarenta kilos de pollo frito”. “Es decirles que su vida ya empezó, tengan el cuerpo que tengan y que a lo largo de la vida esos cuerpos pueden cambiar, pero que no somos solo eso”, subraya.

Y agrega: “Cuando hablamos de estas cosas no queremos un país y un mundo entero que explote de colesterol y ruede por las calles, queremos un país en el que una persona con cualquier cuerpo, con cualquier color de piel, con cualquier edad, tenga el mismo acceso, los mismos derechos que cualquier otro”.