Aceite de oliva: nuestro tesoro cultural es poco consumido en el mundo

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Mujer aliñando una ensalada con aceite de oliva. Minerva Studio/Shutterstock

El consumo de aceite de girasol ha superado al de aceite de oliva en España, un fenómeno al que los medios de comunicación llamaron sorpasso. Recientemente, el gobierno español anunció que se eliminaba el IVA del aceite de oliva para fomentar su consumo y contrarrestar los elevados precios. Estas noticias tienen impacto en la población española, que considera el aceite de oliva como un sello de distinción de su gastronomía y su cultura.

En los países que circundan el mar Mediterráneo tenemos la impresión de que el aceite de oliva es uno de los más consumidos en todo el planeta. Quizá pequemos de chovinismo, pero creo que esta percepción está influida por el hecho de que es uno de los alimentos que tienen más predicamento gracias a los avances de la ciencia. No arriesgo mucho al afirmar que el aceite de oliva es considerado por la comunidad científica como el más saludable de todos: así lo mostramos en un reciente estudio.

<a href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/still-life-green-olives-oil-on-1673043601" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:Caftor/Shutterstock;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas" class="link ">Caftor/Shutterstock</a>

¿Pero es realmente uno de los aceites más empleados en las cocinas del mundo? Spoiler: ni por asomo. Veamos los datos de producción y consumo.

Atendiendo a los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el aceite más producido en el mundo es el aceite de palma, con unos 80 millones de toneladas métricas. Se cultiva sobre todo en Indonesia y Malasia y entre ambos países copan el 83 % de la producción mundial.

A continuación se encuentra el aceite de soja, que se produce principalmente en China, seguida de EE UU, Brasil y Argentina, con unos 60 millones de toneladas.

En tercer lugar tenemos el aceite de colza, con 26,5 millones de toneladas. Imagino que al lector español esto le habrá llamado la atención, dado el rechazo que este aceite tiene entre la población debido al síndrome tóxico, pero es uno de los más producidos en todo el mundo.

Entonces, ¿dónde queda el aceite de oliva en esta clasificación? Tenemos que bajar hasta el puesto ocho, con unos magros 3,6 millones de toneladas. Es decir, por debajo de palma, soja y colza, pero también por debajo de aceites más extraños para nuestro paladar como el de cacahuete y el de algodón, por ejemplo.

Producción no es igual a consumo

No es lo mismo hablar de producción de aceites que de su consumo. Siguiendo con los datos de la FAO, el aceite más consumido en el mundo es el de soja, con 3,24 kilogramos per cápita y año. Se trata del principal aceite de todas las dietas de América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. También es el principal en el norte de África y en zonas de Asia, pero, aunque pueda parecer lo contrario, su consumo no es tan elevado como en América.

El segundo aceite más consumido es el de palma, con 2,63 kilogramos per cápita y año. Los países de África Central y del Sudeste Asiático tienen el aceite de palma como principal fuente grasa en sus dietas. De hecho, se trata de un aceite tradicional en su gastronomía, sobre todo el aceite de palma rojo, que procede del fruto de la palma y que presenta ese color característico por la presencia de pigmentos carotenoides. En algunas regiones, como África Occidental, este aceite lleva siglos formando parte de su dieta.

Sin embargo, en los últimos años se está produciendo una reducción en su consumo. El aceite de palma continene muchos ácidos grasos saturados, lo que ha llevado a pensar que puede ser perjudicial para la salud, por lo que está siendo sustituido por otros aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados como los de girasol, soja y maíz. Esto ocurre a pesar de que en estos países la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles asociadas con la grasa de la dieta no es mayor que en los países donde se consumen más aceites insaturados, más bien al contrario.

En tercer lugar (descontando la suma de aceites de consumo minoritario), encontramos el aceite de girasol, con 1,57 kilogramos per cápita y año. Los países que lo tienen como principal aceite en su dieta son los europeos, tanto Centroeuropa como Europa Oriental, la zona central de Asia y las islas del Índico.

El aceite de oliva queda bastante más abajo en la tabla, en sexto lugar, con un consumo mundial de 0,44 kilogramos per cápita y año. De nuevo por debajo de otros aceites que llaman la atención, como el de colza y el de cacahuete.

Un tesoro cultural poco consumido

El aceite de oliva, en cualquiera de sus formas (virgen extra, virgen, oliva común y orujo) no es ni mucho menos uno de los más empleados en el mundo. En términos de producción solo supone el 1,4 % de todos los aceites a nivel mundial y en términos de consumo per cápita el 3,4 %.

Si bien es cierto que el aceite de oliva, especialmente el virgen extra, es un auténtico tesoro cultural, su consumo a nivel mundial es sorprendentemente bajo en comparación con otros aceites vegetales.

Aunque en la cuenca del Mediterráneo sigue siendo el rey indiscutible, a nivel global ocupa un modesto lugar en las cocinas. Eso sí, mantiene el puesto número uno como aceite más saludable del mundo. Ahí no tiene competencia.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Javier Sánchez Perona no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.