Acapulco, sin posibilidades de celebrar a los difuntos, cuando la prioridad es la vida en medio de escasez de alimentos y agua

Acapulco, sin posibilidades de celebrar a los difuntos, cuando la prioridad es la vida en medio de escasez de alimentos y agua
Acapulco, sin posibilidades de celebrar a los difuntos, cuando la prioridad es la vida en medio de escasez de alimentos y agua

Los acapulqueños faltaron al encuentro con sus difuntos este año. Los panteones estaban sin gente el Día de Todos los Santos, con lo que arranca la celebración de Día de Muertos. Después de la catástrofe por el huracán Otis, en el puerto, lo que se procura es mantener la vida en medio de la escasez de alimentos y agua.

En el panteón de Las Cruces, el más grande del puerto, ubicado en la zona suburbana, de no ser por los encargados de mantener limpio el panteón dividido en secciones y sepultureros, y algún familiar con flores, reinaría el silencio, lo que es casi imposible en la celebración a los muertos en este país. Aquí es posible porque muchos libraron la muerte en el huracán Otis y hay otras prioridades.

El administrador del panteón, Santiago Escutia, dijo que este miércoles 1 noviembre, que se celebró a los difuntos niños, no había acudido casi nadie en comparación con los visitantes de otros años.

“Ahorita el día de difuntos pequeños no vino ni el 1 por ciento. Otros días aquí no cabe la gente, no hay dónde estacionarse”, comenta.

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Foto: Panteones en Acapulco. Foto: Margena de la O.

En este sitio están sepultadas entre 2,000 y 3,000 personas por hectárea, de acuerdo con una seccionista que limpiaba una tumba a su cargo. Son 33 secciones. Les dicen seccionistas a las personas encargadas del cuidado y limpieza de cada división del panteón.

Una de las personas que asistió fue Soledad Baños Hernández, acompañada de su esposo, quien llevaba un ramo grueso de cempasúchil, fresco, muy diferente a los que estaban en algunos puntos fuera del panteón. Era porque Soledad venía de Ometepec; llevó flores a las tumbas de sus padres, Guillermo Baños y Ana María Hernández.

También llegó Irma Ochoa y Santiago González, una pareja de adultos mayores de esta misma colonia, Las Cruces, quienes fueron a ver hoy en qué condiciones estaba la tumba de su hijo Jaime y otros familiares, porque el paso del huracán también dejó destrucción en el panteón.

Gran parte de lo que fue un frondoso árbol, reposa sobre las tumbas; fue derribado por el aire del huracán y éste, a su vez, terminó con algunas cruces y lápidas. Y así situaciones similares por el gran panteón.

El desastre obstaculiza el paso posible para Irma; su esposo fue quien buscó una ruta alterna y logró constatar que la tumba de su hijo, quien en junio pasado cumplió un año de fallecido, estaba en buen estado. Hay posibilidades de que mañana vuelvan con flores, dijo ella.

En una plática ocasional, algunos de los pocos asistentes que llegaron al panteón de Las Cruces compartieron que acudieron con mucho esfuerzo para cumplir con la tradición, porque se quedaron sin trabajo, sin dinero y sin comida por el huracán. Esta realidad enfrentan la mayoría de los acapulqueños.

El esfuerzo tiene que ver también con que tampoco es fácil conseguir flores en buen estado y a buen precio en Acapulco. Algunos puestos con flores y coronas están abiertos fuera del panteón, pero el cempasúchil de algunos de ellos ya está marchito.

Ventas mínimas

Catalina Cruz, una de las comerciantes, quien antes habló de la devastación en la que están sumidos los acapulqueños en general, comentó que sacó a vender parte de las coronas que rescató y el cempasúchil y el terciopelo que sobrevivió. Pero, de todas maneras, las ventas eran mínimas.

“Muy poquito. No es como antes, porque no hay dinero, porque en Acapulco no hay dinero ahorita”, respondió a la pregunta de cómo estaban sus ventas, y después expuso que ella libró su propia batalla como afectada del huracán.

Yesenia, la comerciante de al lado, dijo que la primera remesa de cempasúchil y terciopelo para la celebración del Día de Muertos les llegó desde el martes 24 por la mañana, es decir, horas antes del huracán, que impactó a los primeros minutos del día siguiente; debieron venderla desde las horas inmediatas.

“Lo que pasa que los que pudimos comprar flor con anticipación, perdimos todo”, aclara. Compraron antes la flor pare estar preparadas para estos días. Después hizo un cálculo rápido de su pérdida: 80,000 pesos.

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Venta de flores en Acapulco. Foto: Margena de la O.

Este miércoles 1 de noviembre las flores de Catalina y Yesenia ya estaban marchitas, al igual que sus ventas.

Esto ocurre en el panteón más grande, pero también en el menos disponible, como el San Francisco, ubicado en el centro del puerto, y conocido como el panteón viejo por ser el de más años, pero también porque ya no hacen nuevas sepulturas, aún así en estos dos días de celebración a los muertos, las visitas son seguras.

Hoy casi no hubo visitas, pero, además, tampoco es posible recorrerlo porque los árboles derribados están sobre las tumbas.

“Esperemos mañana (hoy jueves) las personas que puedan venir, pero sí, efectivamente afectó bastante el día de los niños pequeños, pues, han venido personas, pero no pueden a ver a sus difuntos”, comentó la encargada del panteón, Susana Curiel García. Al momento de esta entrevista no había ninguna persona además de ella y reporteros.

Aun cuando los habitantes de Acapulco quisieran visitar a sus difuntos este año del Día de Muertos, tampoco hay muchas condiciones para hacerlo, porque las carencias son de todo tipo y en muchos sentidos, desde la imposibilidad del desplazamiento, porque los insumos, como la gasolina, no están garantizada para todo el puerto hasta, particularmente, la falta de recursos, porque no hay muchas maneras de ingreso.

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