Acapulco: descubren con un AirTag que la ayuda para damnificados por Otis se quedó en CDMX

Acapulco: víveres no llegaron a damnificados. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)
Acapulco: víveres no llegaron a damnificados. (Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images)

El paso del huracán Otis, en octubre pasado, sacudió a Acapulco de una manera inédita. Como suele pasar en casos así, los mexicanos mostraron su rostro más generoso y reunieron víveres para los damnificados. Sin embargo, una investigación realizada por Qué está pasando con Sof y Juanco, podcast de información política, reveló que parte de la ayuda enviada todavía no ha arribado a su destino a pesar de que han pasado seis meses desde aquella catástrofe.

Este descubrimiento se dio gracias a unos AirTag de Apple, dispositivos pequeños que permiten realizar seguimientos, en este caso de los paquetes donados. Como ambos conductores lo reconocen, decidieron replicar la táctica de Pamela Cerdeira, periodista que el año pasado, con un AitTag, descubrió que donativos destinados a Turquía, por el terremoto, tampoco llegaron a su destino: tras ser donados en el Zócalo, siguieron rutas por un almacén de la Secretaría de Finanzas y otro en las oficinas de la Secretaría de Gobierno. Jamás salieron de Ciudad de México, igual que en este nuevo caso.

En la reciente investigación, un donativo consistió en una toallas sanitarias, que fueron entregadas en un SuperISSSTE de Coapa. Y otro paquete más igual en un SuperISSSTE, pero de la colonia Del Valle. Dentro del primer donativo pusieron una nota en la que decían que estaban haciendo una investigación periodística y que, en caso de encontrarse con el recado, la persona podía llamar a un número telefónico. Los donativos no salieron de la Ciudad de México. El martes 23 de abril fueron a buscar sus paquetes. Ambos estaban en la tienda del ISSSTE de Coapa.

Buscaron una explicación con el gerente, quien les dijo que el ISSSTE hizo dos envíos, en noviembre y diciembre. Pero que a partir de ese momento no hubo apoyo del gobierno para costear nuevos cargamentos. El gerente les dijo que había entre 3 y 4 toneladas de despensa que todavía están acumuladas (un equivalente a 16 tarimas). Los dos jóvenes pudieron ver todas las donaciones que hay en las bodegas. Según les informaron, faltaba poco para completar el peso de carga necesario para el viaje. Destacaron, eso sí, que hubo apoyo del gerente de manera muy atenta. Una vez en la bodega, lograron encontrar su caja y, desde luego, el AirTag —uno de los dos que tenían—.

También mencionaron que hay otro rastreador en esa bodega (el restante del par inicial), con el cual darán seguimiento a la investigación y así saber si las toneladas de ayuda serán movilizadas en algún momento o no. En el antecedente, que fue la investigación de Cerdeira, la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, había respondido (vía trasparencia) que las 30 toneladas de donativos acumuladas habían viajado a Turquía por el Aeropuerto de Santa Lucía. Un papel de baño acabó incluso en el Mercado de Tacuba y un paquete de arroz en el banco de alimentos de un diputado. El vendedor del mercado dijo, de hecho, que el papel lo compró en la calle. Cerdeira destacó no sólo la gravedad de estos víveres, sino de que la respuesta del gobierno capitalino haya sido mentira.

Martí Batres, entonces secretario de Gobierno, ahora jefe, dijo: “Estamos completamente seguros de que la Sedena, cumpliendo siempre con su deber, hizo la entrega correspondiente a los damnificados de Turquía”. En un video en redes sociales, indicó que, según su información, el procedimiento para la recolección y repartición de víveres había sido la adecuada. Ambos casos generan preocupación, al no haber claridad al respecto sobre qué pasa con un donativo, ya sea para un asunto internacional o nacional. ¿Quién puede confiar que su donación llegará al destino que debe llegar?