De la abstinencia a los anticonceptivos: Cinco mitos sobre educación sexual y prevención del embarazo adolescente

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México ocupa el primer lugar de embarazos adolescentes de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De acuerdo con las predicciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) basados en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, la tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) en 2023 se ubica en 66.2 nacimientos por cada mil adolescentes, con esperanzas de que para 2030 se reduzca a 62.2 nacimientos por cada mil.

Se han creado esfuerzos en cuanto a programas y políticas públicas para disminuir los embarazos adolescentes, como la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). Sin embargo, de acuerdo con la Doctora Benzair Sitara Mehmood Díaz fundadora del proyecto Medicina sin Violencia, la estrategia no ha sido efectiva porque no se le ha dado suficiente atención y presupuesto.

Aunado a esto, persisten mitos, narrativas patriarcales y desinformación antiderechos  contra las iniciativas que atienden esta problemática y los programas de educación sexual. 

“Si un padre o una madre no está de acuerdo con esta información, no conoce a cabalidad, o tiene ciertos estigmas, pues no va a estar de acuerdo con la conversación que reciben en la escuela y si no están inscritos en alguna escuela, toda la información que van a obtener va a ser por parte de su núcleo familiar y social”.

Con el apoyo de la Doctora Mehmood y de Juan Martín del proyecto Tejiendo Redes Infancia, el Sabueso te explica qué pasa con cinco de esos mitos:

Mito 1: Las adolescentes se embarazan por promiscuas y rebeldes

“Hay que recordar que los embarazos en niñas deben de ser considerados violencia sexual”, explica Juan Martín en entrevista con El Sabueso.

“Es distinto a adolescentes de 15 a 17 años que se pueden cruzar con temas de consentimiento si se embarazan por sus pares”.

De acuerdo con los datos de CONAPO en 2022, por cada mil niñas de 10 a 14 años la razón de fecundidad forzada fue de 1.69 nacimientos, y la tasa específica de fecundidad forzada de niñas de 12 a 14 años fue de 2.81 nacimientos por cada mil.

Si no se trata de un embarazo concebido por dos adolescentes en el mismo rango de edad, es un caso de violencia sexual y debe ser tratado como tal. 

“Con niños y niñas pequeños tiene que ver más con el consentimiento, el respeto a su cuerpo, la identificación de alertas de riesgo”, refirió el especialista.

Ante situaciones de falta de protección y alternativas institucionales que les permitan informarse adecuadamente, es necesario impulsar una educación sexual integral, que inicie desde las etapas tempranas.

La educación sexual, agrega Juan Martína, va más allá de educar sobre los genitales, y es una gran herramienta para que las niñas y niños formen conciencia y puedan entender cuando algo no está bien.

La doctora Mahmood recuerda que es importante cambiar las narrativas machistas, pues asumir que las adolescentes “se embarazan por promiscuas” es eliminar completamente la responsabilidad de los hombres en la concepción. 

Aún cuando se trata de un embarazo adolescente concebido por dos personas de la misma edad con consentimiento, ambas personas tienen la responsabilidad, no sólo la mujer.

Mito 2: La educación sexual promueve que los niños tengan relaciones sexuales y los pervierte

La educación sexual integral está basada desde un enfoque de derechos. De acuerdo con las Naciones Unidas, forma parte importante de los derechos reproductivos, que a su vez son parte fundamental del derecho a la salud. 

“Tener acceso a educación de la sexualidad integral contribuye a posponer el momento de inicio de la vida sexual, así como a fortalecer la capacidad de prevenir embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH/Sida,” explica el UNPF.

La Doctora Mahmood concuerda con que los adolescentes que han recibido una educación sexual integral usualmente deciden iniciar su vida sexual más tarde que aquellos que no la han recibido.

Mito 3: Promover la abstinencia es la única forma de evitar los embarazos adolescentes

Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT (2018-19) señalan que, entre las y los adolescentes mexicanos de 12 a 19 años de edad, uno de cada cuatro hombres y una de cada cinco mujeres ya iniciaron su vida sexual.

La médica explicó que no se trata de prohibir que los adolescentes gocen de su vida sexual, sino de proveerles las herramientas para que puedan hacerlo de manera educada, responsable y consensuada cuando se sientan listos. 

Aclaró que cuando se trata de relaciones entre adolescentes “lo que quieren es orientación, es protección y es poder sentir que están teniendo relaciones sexuales de manera responsable. Yo creo que los y las adolescentes son personas ya capaces de tomar muchas decisiones, obviamente de acuerdo a su edad y con personas de su edad”.

Por lo tanto, se busca que dentro del sistema de salud se reciba a las y los adolescentes sin juicios, y con una perspectiva abierta, apoyándolos para que puedan acceder a métodos anticonceptivos y de protección contra las enfermedades de transmisión sexual.

Mito 4: El acceso a métodos anticonceptivos incentiva a los adolescentes a tener relaciones sexuales

Como te explicamos anteriormente en esta nota, la Secretaría de Salud y el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva  (SEDESA) ofrecen educación sexual y métodos anticonceptivos de manera gratuita, a través del programa “Servicios Amigables para Adolescentes” para mujeres y hombres de  10 a 19 años.

“La idea, yo creo, no es retrasar nada más porque sí la edad a la que las personas comienzan a tener relaciones sexuales, sino que sea de forma responsable y siempre haciéndoles entender que al iniciar la vida sexual pues hay riesgos”, declaró la doctora Mahmood.

A su parecer, es mejor mantener apertura, a pesar de las dificultades que presenta el acceso a los métodos anticonceptivos. De acuerdo con ella, aún existen muchos estigmas por parte del personal de salud cuando los adolescentes se acercan a pedir apoyo en cuanto a la anticoncepción.

“El acceso a estos métodos no va a incentivar las relaciones sexuales, sino que lleva un aspecto social y económico muy importante”, refiere, además de insistir en que tener ante ellos una postura abierta en lugar de una restrictiva les dará más información y seguridad. 

Mito 5: El acceso al aborto incentiva a las mujeres a tener relaciones sexuales

El acceso al aborto legal y seguro, coinciden los dos especialistas, no incentiva a las personas a tener relaciones sexuales, sino que se utiliza como último recurso.

“La interrupción voluntaria del embarazo siempre ha existido”, dice la doctora, y menciona una frase coloquial que a su parecer lo explica muy bien “si tú nunca has conocido a una mujer que ha abortado es porque no te tienen la suficiente confianza”.

Los expertos coinciden en que decir que el aborto incentiva a las relaciones sexuales también le quita el peso de la responsabilidad a los hombres, quienes son partícipes a la hora de la concepción.

“Los hombres también tienen que hacerse responsables cuando tienen relaciones sexuales. No pueden seguir dejando esta responsabilidad, este es un término que se utiliza ahora, responsabilidad reproductiva, exclusivamente en las mujeres”, dice la doctora. 

Por otro lado, Juan Martín explica que el aborto legal y seguro es como cualquier otro tratamiento médico.

“Es un tema de disponibilidad para aquellas que de emergencia lo necesiten, de tal suerte que no es obligatorio para nadie ni representa una política de promoción de nada. Es como cualquier otro servicio, necesitas medicamento porque te enfermaste de la garganta, recurres a un servicio público para que te den un tratamiento, no vas todo el tiempo al servicio médico para tomar pastillas o penicilina”, declaró en entrevista.

Es difícil cuantificar el aborto debido a que muchos se llevan a cabo en la clandestinidad, y cada estado tiene su propia legislación al respecto. Sin embargo, es falso que despenalizar el aborto a nivel federal sea una media que incentive a los jóvenes a tener relaciones sexuales.