¿A qué llega Martí Batres al gobierno de la Ciudad de México?

CIUDAD DE MÉXICO, 11FEBRERO2018.- Martí Batres, precandidato al Senado de la República, y Claudia Sheinbaum, precandidata al gobierno capitalino, encabezaron la Asamblea Estatal Electoral de Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) en el Centro de Convenciones de Tlatelolco. Sheinbaum agradeció por todo el respaldo de su partido durante la precampaña que concluye el día de hoy.
FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM
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La jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) Claudia Sheinbaum, anunció algunos ajustes en su gabinete, entre los que destaca el nombramiento del senador Martí Batres Guadarrama, como secretario de Gobierno, en sustitución de Alfonso Suárez del Real. Los ajustes tienen como propósito “reforzar el trabajo en distintas áreas del gobierno en los siguientes tres años de gestión”.

La llegada de Martí Batres a la segunda posición política más importante de la CDMX es señal de que está siendo atendido el discurso del presidente López Obrador, que expresó su criterio sobre la sucesión presidencial, nombrando a algunos de sus colaboradores en el gabinete y abriendo las posibilidades a otros actores de la política, como son gobernadores y legisladores distinguidos de Morena.

Las menciones de López Obrador incluyen de manera destacada a la jefa de Gobierno en la carrera adelantada de la sucesión presidencial. Los resultados electorales adversos en la CDMX, del pasado 6 de junio, en las que perdió Morena el dominio de nueve alcaldías, de lo que fue responsabilizada Sheinbaum, significó para el presidente que, en la capital del país, debía reforzase el trabajo político para recuperar la influencia, para ello asumió un protagonismo, que inició con la interlocución directa en la “solución” del derrumbe de la Línea 12 , interpretado como protección a su preferida, y la incorporación al gobierno de la CDMX de algunos de sus incondicionales, como es el caso de Martí Batres.

La posición de Martí Batres al frente de la secretaria de Gobierno de la CDMX significa el reforzamiento de alianzas entre algunos grupos de Morena, considerados como “radicales”, que por años han militado al lado de López Obrador, entre los que se cuentan grupos de alta movilidad en zonas marginadas de la metrópoli, donde la economía informal prevalece, como sucede en el oriente de la capital.

Se podría interpretar que, con la designación de Martí Batres, a Claudia Sheinbaum la están habilitando con personajes con oficio político para desempeñarse con “éxito” en los siguientes tres años de su gobierno. En la apreciación, se debe tener presente que, el futuro escenario tendrá, para ella, dos planos, el local en la CDMX y el nacional, donde lo que sucede en la capital no es relevante en la vida de los otros 120 millones de mexicanos.

Cuando Martí Batres se desempeñe como secretario de Gobierno será observable en el ambiente político de la CDMX un cambio que dejará atrás el modo mesurado de hacer política de Claudia Sheinbaum y se abrirá un estilo que, aunque se diga en el discurso que será conciliador, en realidad, por la biografía del nuevo funcionario, se puede arriesgar que será de confrontación y de mano dura, que regrese a los grupos que se fueron en el pasado proceso electoral. Las herramientas serán persuasivas y disuasivas. De argumento y conveniencia o de amenazas que se cumplirán, simulando el cumplimiento de la ley.

Para algunos el nombramiento de Martí Batres significa para él, la oportunidad de iniciar su carrera hacia la candidatura que en 2024 lo convierta en jefe de Gobierno de la CDMX. Su reto entonces es doble porque, para realizar este proyecto, deberá hacer un trabajo político que habrá la oportunidad a Claudia Sheinbaum de llegar a la candidatura a la presidencia.

Los ajustes anunciados por la jefa de Gobierno son la ocasión para hacer especulaciones acerca de la razones e intenciones de fondo para llevarlos a cabo. Ocuparse de estos temas y poner a funcionar la imaginación sobre lo que sucederá, en el marco de la sucesión adelantada, es lo que desea López Obrador.

En este contexto, de manera simultánea, Marcelo Ebrard desde el estado de México, en una reunión, según dijo, autorizada por el presidente, anunció que estaba dispuesto a participar en la sucesión presidencial, ya que había sido mencionado como posible sucesor y le tomaba la palabra a López Obrador, disposición que refrendó en la mañanera.

Lo que estará en juego en los próximos tres años será el poder. Al adelantar la sucesión presidencial, López Obrador abre el juego de la disputa por el poder, en el que no existen reglas formales y las que se lleguen a aplicar serán las del humor del titular, del árbitro y jugador, que al final, después de una gran simulación, disfrazada de democracia, será el que quite la “corcholata” que libere la presión de la botella que antes agitó.

Estamos observando la creación de un escenario de confrontación al interior de Morena, antes sucedía en el PRI, que terminaba con la disciplina y el apoyo convenenciero al designado, al “destapado”. Hoy no sabemos qué pasará porque las “bases” de Morena son hijas de las tribus del PRD, que resolvían sus diferendos confrontándose sin límites.

La confrontación en la CDMX, en el escenario de la sucesión presidencial, podría tener a la mano derecha de Martí Batres tratando de poner obstáculos a los otros aspirantes a la presidencia. En el pasado tuvo diferencias destacadas con Marcelo Ebrard, cuando se desempeñó como secretario de Desarrollo Social y con Ricardo Monreal en el senado, cuando éste lo desplazó.

Lo que en realidad estamos observando es el juego de la sucesión presidencial adelantada por el presidente López Obrador que, por la anticipación y el control que tendrá hasta el final, permite decir que todos, sin excepción, son peones en el tablero de la disputa por el poder. Dará Jaque Mate el más incondicional, leal, el que le cubra mejor la espalda. De la 4T mejor no hablar.

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