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93 mil pesos al mes, lo que pagó la Suprema Corte de México por la 'asesoría' un tiktoker

Arturo Zaldívar durante una sesión en la Corte en diciembre de 2021. (REUTERS/Gustavo Graf)
Arturo Zaldívar durante una sesión en la Corte en diciembre de 2021. (REUTERS/Gustavo Graf)

El argumento de Arturo Zaldívar sonaba coherente: quería estar más cerca de la sociedad. Eso fue lo que dijo cuando abrió su cuenta de TikTok en septiembre de 2021: "Me interesa acercarme a la parte más joven de nuestra sociedad, porque creo que lo que hacemos en la Suprema Corte es muy importante para la vida de todas y todos ustedes, porque tiene que ver con sus derechos humanos", explicó el que en ese momento era ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) —su período finalizó el 31 de diciembre del año pasado—.

Y como Zaldívar no sonaba como los políticos de siempre, era fácil creerle. Y en realidad tampoco puede acusársele de mentir. Quizá sí, esa era su intención: quizá el ministro quería aproximarse a la gente y acercarle conocimientos jurídicos que en la vida real siempre quedan reservados para el escalón de los especialistas. Pero en el país 60 de 69 en niveles de impunidad, a la gente le podría resultar más interesante que el poder judicial fuera eficiente en vez de saber cuáles son las canciones favoritas de Zaldívar.

Como fuera, la apuesta estaba hecha y le salió muy bien. El ministro, que dejó la presidencia el año pasado tras negarse a extender su mandato, tiene 550 mil seguidores y goza de una aprobación que envidiarían muchos políticos. O los políticos que no usan TikTok, porque ya todos se han dado cuenta de dónde tienen que estar. Si hace unos años se hablaba de manera vaga de "tener presencia en redes" ahora los políticos quieren y deben estar en TikTok y hacer un poco de todo: contar su rutina, hacer bailes y responder comentarios.

De acuerdo con el periódico Reforma, Arturo Zaldívar decidió que necesitaba apoyo especializado. No en Derecho, que en eso es experto, pero sí en creación de contenido, y por eso ordenó la contratación de Cristian Edgar Guerrero Flores, egresado de Derecho de la UNAM, que es conocido en el mundo de TikTok como Cristian Magazo. Según el contrato público SCJN/OM/DGRH-SGP-007/2022, el tiktoker cobró durante cinco meses 93 mil 522 pesos. En total, 467 mil 610 pesos. Los servicios fueron temporales y consistían en asesoría de manejo de redes sociales, según la propia Corte.

Reforma informó que Guerrero Flores todavía no se titulaba durante el tiempo que prestó sus servicios. Una vez que terminó la presidencia de Zaldívar en la SCJN, obtuvo un empleo en su oficina de la Corte. Finalmente, cada ministro puede elegir a quienes formar parte de su equipo. Y si el contratado estudió Derecho, no puede decirse que se trate de un improvisado ni que sea un 'palancazo'. El problema radica en esa obsesión de la clase política, en este caso de Arturo Zaldívar (que no es político, pero pertenece a esa clase), de entrar a TikTok. Y de hacerlo con dinero público —otra cosa sería que lo hiciera con su dinero—.

¿No tiene ya la SCJN una oficina de Comunicación Social? ¿No tiene esa oficina de Comunicación Social la capacidad de informar, explicar y acercarse a la sociedad? 93 mil pesos al mes puede ser poco dinero para este contexto, el del gasto público y el gasto del poder judicial, pero habría que explicarle a la gente del mundo real que alguien puede llevarse esa cantidad por aconsejarle al ministro de qué manera puede ganar más likes en TikTok.

No vale estigmatizar a TikTok porque sí. En esa red, como en todas las demás, hay contenido valioso y seguramente el de Cristian Magazo lo es para quienes están interesados en el Derecho. Pero nada cambia sustancialmente ni por sus asesorías ni por la imagen que Arturo Zaldívar se ha construido. La justicia en México sigue siendo la misma antes y después de esa contratación, antes y después de la irrupción del simpático ministro en TikTok. No hay especialista en creación de contenido que pueda cambiar eso y no hay likes que puedan canjear los registros de impunidad. Y no por culpa de Zaldívar o de un tiktoker, que tampoco se trata de eso. Pero en un país donde no sobra nada y pocos conocen la justicia, no queda muy bien gastar tanto dinero en alguien que sabe cuáles memes quedan perfectos para un un video corto.

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