Los 9 niveles para llegar al Mictlán, el inframundo de los mexicas

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 21 (EL UNIVERSAL).- Ya casi se acerca el Día de Muertos, una de las tradiciones más importantes que celebran los mexicanos año con año. Este día está lleno de colores, amor, música, fiesta y recuerdos ya que es cuando los familiares fallecidos "tiene permiso" de visitar a sus seres queridos.

Uno de los elementos principales en esta festividad es el altar de muertos, mejor conocido como ofrenda, en donde se colocan pan de muerto, flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar y chocolate, incienso, papel picado, retratos de los difuntos y platillos que estos disfrutaban en vida.

De acuerdo con la tradición, entre el 1 y 2 de noviembre las almas de los difuntos son guiadas por el aroma de la flor de cempasúchil hacia los altares que colocaron sus familiares y amigos, y así el 3 de noviembre estos regresan al más allá y se llevan la esencia y los sabores de lo que fue colocado en la ofrenda.

Existen diferentes formas de colocar un altar de muertos, sin embargo, la tradición señala que debería tener un total de siete niveles que representan la visión del mundo terrenal y el mundo espiritual, así como a los cuatro elementos de la naturaleza en donde se debe distribuir los elementos.

Estos niveles significaban las diferentes categorías o destinos de los siete tipos de muerte, aunque con la intervención de la iglesia católica se pudieron relacionar con los siete pecados capitales.

Otro significado de los niveles en la ofrenda tiene su origen en la época prehispánica, cuando se colocaban ofrendas que los difuntos pudieran necesitar pues se creía que su alma necesitaba pasar por los nueve niveles del Mictlán, considerado el inframundo, en los cuales se debía superar obstáculos ante Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl.

¿Qué es el Mictlán?

De acuerdo con el Gran Diccionario Náhuatl, mictlan significa "infierno", otros lo traducen como "lugar de los muertos".

Diferentes leyendas, representaciones visuales y códices antiguos definen al Mictlán como un lugar desconocido, peligroso y oscuro, con varios niveles que representan la putrefacción, lo fétido, lo húmedo, lo acuso, la oscuridad y la noche.

Expertos señalan que el Mictlán se ubicaba en el norte, pero también en el centro y debajo de la Tierra. En la cosmovisión mexica, la Tierra era considerada como un ser que devoraba la carne de los difuntos. A la hora de morir, pensaban que estaban saldando su deuda con la Tierra, ya que al morir le daban continuidad al ciclo del universo.

El Códice Florentino señala que el Mictlán era un lugar a donde llegaban las animas, el cual se cree que estaba divido en nueve niveles que corresponden a las formas en que se fallecía.

Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, los dioses de los muertos tenían como regla para las animas hacerlas pasar por una serie de obstáculos para ganarse un lugar en el Mictlán y con eso alcanzar "el descanso eterno".

Uno de esos obstáculos era que los muertos debían recibir ayuda de sus familiares en vida a través de rituales y ofrendas para ayudarlos a cruzar y permanecer.

Los niveles del Mictlán:

-Itzcuitlán (lugar en que habita el perro)

Esta es la casa del Xoloitzcuintle y el Dios del Ocaso. Aquí los perros guían a los muertos para cruzar el río Apanohuacalhuia, aunque no todos eran dignos de hacerlo ya que aquellos que en vida maltrataron a los perros no pasan y se quedan deambulando por las orillas.

-Tepectli monamictlán (lugar en que se juntan las montañas)

Formado por una cadena de cerros y montañas en movimiento que chocan entre sí, en este lugar los muertos debían cruzar con mucho cuidado para no ser torturados.

De acuerdo con las leyendas, el dios que gobierna este nivel es Tepeyóllotl, el de las montañas y ecos y señor de los jaguares.

-Iztepetl (montaña de obsidiana)

Este nivel es la residencia del Dios Iztlacoliuqui, de la obsidiana y señor del castigo. Aquí se encuentra una muralla con un sendero de obsidiana que desgarra a los muertos que intentan cruzarlo.

La leyenda menciona que al final corre un viento poderoso que tiene como objetivo que los muertos se despojen de todas sus pertenencias e incluso su ropa.

-Itzehecayan (lugar donde hay mucha nieve)

En este cuarto nivel existe un área completamente congelada que cuenta con ocho collados de piedra cortantes, donde en todo momento además cae nieve. El Dios que habita aquí es Mictlecayotl, del viento del Norte.

-Paniecatacoyan (lugar donde la persona se voltea como bandera)

De acuerdo con las leyendas, en este nivel los vientos eran extremadamente violentos y provocaban que los muertos fueran arrastrados de un lado a otro.

Por lo anterior, podían pasar años hasta que los vientos lograran arrastrar a los muertos hasta el punto de salida.

-Timiminaloayan (lugar donde te flechan saetas)

Este lugar era un sendero por el que los muertos debian cruzar con cuidado ya que, ocultas en la oscuridad, había miles de manos invisibles que lanzaban flechas de saetas.

El reto era evitar ser flechado para no salir derramando sangre y perder antes de llegar al final.

-Teocoyohuehualoyan (lugar donde te comen el corazón)

En este séptimo nivel se encuentra también Tepeyóllotl, dios de las montañas, los ecos y los jaguares. Cuenta la leyenda que en este lugar habitaban fieras salvajes que abrían el pecho de los muertos y les arrancaban el corazón.

-Izmictlan Apochcalolca (lugar donde se tiene que cruzar agua)

Antes de alcanzar el descanso eterno, en el octavo nivel hay un enorme río de aguas negras esperando a los muertos quienes, ya sin corazón, deberán luchar para no caer en las profundidades, dejando todas sus penas para lograr avanzar.

-Chicunamictlan (lugar donde se tienen nueve aguas)

A través de espesa neblina que no les permitía ver nada, aquí los muertos deben reflexionar sobre las decisiones buenas o malas que hayan tomado en vida y redimirse.

Una vez hecho lo anterior, el muerto está limpio para poder entrar al Mictlán y recibir la bienvenida de boca del Señor de la Mansión de los Muertos: "Ha terminado tus penas, vete, pues, a dormir tu sueño mortal". Tras estas palabras, lo que quedaba de los muertos se disolvía en la nada.