Después de 500 años de su muerte, ¿quién se beneficia del trabajo de Da Vinci?

Una imagen sin fecha proporcionada por Ravensburger Puzzle de la caja de su rompecabezas que presenta
Una imagen sin fecha proporcionada por Ravensburger Puzzle de la caja de su rompecabezas que presenta "El hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci. (Rompecabezas de Ravensburger vía The New York Times)

LONDRES — A finales del siglo XV, cuando el artista renacentista italiano Leonardo da Vinci completó “El hombre de Vitruvio”, uno de sus dibujos más famosos, que es un estudio de las proporciones ideales del cuerpo humano, no podría haber anticipado que él mismo sería reproducido en cuadernos baratos, tazas de café, camisetas, delantales e incluso rompecabezas.

Siglos después, el gobierno italiano y el fabricante alemán de rompecabezas Ravensburger se disputan el derecho de reproducir "El hombre de Vitruvio” y sacar provecho de esa obra.

En medio de tal disputa está el código de paisaje y patrimonio cultural de Italia, que fue establecido en 2004 y permite a las instituciones culturales, como los museos, solicitar derechos de concesión y pagos por la reproducción comercial de bienes culturales, como "El hombre de Vitruvio”.

Dicho código está en conflicto con la ley de la Unión Europea, que establece que las obras de dominio público (como "El hombre de Vitruvio”) no están sujetas a derechos de autor.

Durante más de una década, Ravensburger vendió un rompecabezas de 1000 piezas con la imagen del famoso dibujo. Pero en 2019, el gobierno italiano y la Galería de la Academia de Venecia, donde se exhibe la famosa obra y otros trabajos de Da Vinci, utilizaron el código italiano para exigir que Ravensburger dejara de vender el rompecabezas y pagara una tarifa por la licencia.

Ravensburger se negó y, luego, argumentó que el código italiano no se aplicaba fuera de territorio italiano.

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Una imagen sin fecha de "El hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci. (Vía The New York Times)

En 2022, un tribunal de Venecia ordenó a la empresa pagar una multa de 1500 euros, el equivalente a casi 1630 dólares, al gobierno y a la Galería de la Academia de Venecia por cada día de retraso en el pago de la licencia.

Pero el mes pasado, la batalla legal dio un giro cuando un tribunal en Alemania se puso del lado de Ravensburger, al dictaminar que la compañía no tenía que pagar y que el código de patrimonio cultural de Italia no regía fuera de sus fronteras. El tribunal dijo que el código italiano violaba la ley europea, que estandariza la protección de los derechos de autor durante 70 años después de la muerte del artista. (Da Vinci murió hace 505 años).

“El Estado italiano no tiene el poder regulatorio para aplicarlo fuera del territorio italiano. Una postura contraria viola la soberanía de los Estados individuales y, por lo tanto, debe ser rechazada”, dictaminó el tribunal alemán.

Pero Italia sigue insistiendo. La semana pasada, un portavoz del gobierno italiano dijo a un medio de comunicación de ese país que el fallo alemán era “anormal” y que el gobierno lo impugnaría ante “todos los tribunales nacionales, internacionales y comunitarios”.

El Ministerio de Cultura de Italia no respondió a múltiples solicitudes de comentarios.

Mediante un comunicado divulgado el martes, Heinrich Huentelmann, portavoz de Ravensburger, dijo que la empresa seguía en contacto con las partes implicadas y estaba trabajando para resolver la disputa.

La batalla legal hizo que Ravensburger dejara de vender el rompecabezas en todo el mundo, según explicó Huentelmann, pero una búsqueda rápida en Google reveló que todavía hay rompecabezas similares fabricados por otras compañías disponibles en línea.

Eleonora Rosati, abogada italiana y profesora de Derecho de propiedad intelectual en la Universidad de Estocolmo, dijo que los funcionarios italianos estaban intentando salvaguardar el patrimonio cultural del país y monetizarlo al mismo tiempo.

Las empresas tanto dentro como fuera de Italia que utilizan piezas del patrimonio cultural italiano en sus productos tal vez quieran operar con precaución, dijo Rosati, quien señaló que en 2014 los funcionarios italianos se enfrentaron a un fabricante de armas con sede en Illinois por usar una imagen de la estatua del “David” de Miguel Ángel para promocionar un rifle.

En 2022, los funcionarios italianos volvieron a señalar lo que consideraron como una infracción cuando la Galería de los Uffizi en Florencia demandó a Jean Paul Gaultier por reproducir una pintura de Sandro Botticelli en la ropa. Y el año pasado, un tribunal de Florencia falló contra GQ Italia por utilizar, sin permiso, una imagen de la estatua de David en la portada de una de sus revistas en 2020.

“No creo que esta decisión alemana sea la última palabra sobre este asunto y, de hecho, todos los que utilizan imágenes del patrimonio cultural italiano tal vez quieran evaluar el riesgo que enfrentan al hacerlo”, dijo Rosati. “En este momento, la situación se ha vuelto bastante acalorada”.

Pero la ferviente postura de Italia para proteger obras de importancia cultural podría resultar contraproducente, según Geraldine Johnson, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Oxford.

“El resultado podría ser que las empresas legítimas que podrían estar produciendo bienes de alta calidad que representan obras de arte italianas icónicas recurran a objetos no italianos”, dijo Johnson, señalando que ese cambio podría reducir la influencia de la cultura italiana a nivel mundial, mientras se siguen fabricando a bajo precio productos falsificados con imágenes consideradas ilegítimas por los tribunales italianos.

“Eso no sería lo más indicado para aumentar el estatus y la relevancia global de Italia a través del poder ‘blando’ de las imágenes icónicas”, dijo.

c.2024 The New York Times Company

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