5 revelaciones de "Avicii: Soy Tim", el nuevo documental sobre el que fuera el DJ más famoso del mundo
— Si tuvieras que decir quién eres en pocas palabras, ¿qué dirías? ¿Cómo te describirías?
— Soy Tim.
De ese fragmento de entrevista surge "Avicii: Soy Tim", el título del documental recién estrenado por Netflix sobre Tim Bergling, conocido profesionalmente como Avicii, quien llegó a ser el DJ más famoso del mundo.
A lo largo de una hora y media, ofrece material inédito, desde su primera ecografía y videos de la infancia, pasando por jornadas en el estudio, sus viajes por el mundo, conciertos en eventos masivos y momentos de soledad y ansiedad en hoteles, hasta algunas de sus últimas imágenes antes de se quitara la vida en Omán en 2018.
Su propia voz sirve de hilo conductor. "Música eterna, eso es lo que quiero hacer, lo que estoy intentando hacer", se le escucha decir.
Y esa narración en off se entrelaza con intervenciones de sus padres, Klas Bergling y Anki Lidén, y de sus amigos, así como con entrevistas con sus colaboradores más cercanos y personalidades de la industria que fueron claves en su carrera.
Con todo ello, la cinta dirigida por Henrik Burman ofrece una visión íntima y honesta del talento y el ascenso meteórico del artista sueco, los retos que enfrentó en el camino, la lucha con las sustancias y sus demonios internos, su legado y los desafíos que la salud mental plantea a la industria musical.
"Me sentía ansioso, con una ansiedad cuyo origen no entendía. Parecía como si tuviera una piedra en las entrañas. Era una emoción constante"
A continuación, te presentamos 5 revelaciones que hace el documental. Se vienen spoilers.
1. Un niño inseguro y bromista "que no gustaba a nadie" y una infancia entre cinco bloques en Estocolmo
Tim Bergling nació en la capital sueca el 8 de septiembre de 1989. "Y toda mi infancia, hasta prácticamente los 19 años, transcurrió allí, en Estocolmo, entre cinco bloques", narra él mismo en el documental, en un fragmento extraído de una entrevista.
No tuvo muchos amigos hasta llegar a sexto grado.
Se describe como un niño inseguro, siempre bromista, "el payaso de clase" que solía burlarse de sus compañeros. Hasta que un verano se dio cuenta que aquello no le gustaba a nadie.
"A partir de entonces empecé a ser muy agradable con todos", relata.
Según contó, sus padres siempre lo apoyaron en todo. "Nunca tuve que tener miedo de nada".
2. De faltar a clase para producir música a viajar por el mundo como DJ
El interés por la música también le surgió temprano en la infancia.
Pero adquirió otra forma en la secundaria, cuando coincidió con Filip "Philgood" Åkesson en Östra Real, "la escuela más esnob de Estocolmo".
Ambos comenzaron a saltarse las clases y crear beats y melodías en casa.
Åkesson se describe a sí mismo como alguien fiestero, en contraste con Bergling, quien podía pasar horas y horas produciendo música sin salir de su habitación, para después enviar los temas a distintos blogs.
Por aquel entonces aún firmaba con su nombre propio y no creía que pudiera vivir de aquello. "No pensaba que la música fuera una oportunidad laboral real para mí", relata en mismo Bergling.
Adoptaría el nombre de Avicii en 2008, como referencia a los distintos "niveles" del infierno budista, después de descubrir que su propio nombre había sido adoptado por alguien más en MySpace.
Y el salto de aquella habitación a pinchar en clubs lo daría cuando conoció a Arash "Ash" Pournouri. "'Si me dejas ayudarte, te convertiré en uno de los mayores DJ del mundo el próximo año'", le dijo el hoy productor musical en 2007, cuando apenas tenía 18 años.
Cumplió lo prometido y se convirtió en su manager, rol que desempeñaría hasta 2016.
3. Una negociación "poco limpia" por 'Levels', el tema que desató la locura por Avicii
Si hubo un tema que marcó un antes y un después para el DJ, ese fue Levels.
Con un "me siento bien" como estribillo cantado por Etta James, hacía explotar a los sintetizadores y catapultó a Avicii a la fama.
Se estrenó en 2011, tras una negociación un tanto "tramposa".
Lo recuerda en el documental Per Sundin, director ejecutivo de Universal para la región nórdica, quien describe a Avicii como un "genio" y a Pournouri como un "creador de sueños".
Según Sundin, Pournouri le aseguró que un sello de la competencia, Virgin, les había ofrecido 500.000 euros (unos US$515.000) por Levels, una oferta que en realidad no existía.
Sundin terminó aceptando, aunque al darse cuenta de que no había ningún otro postor, fue a pedir explicaciones al manager.
"No ha sido juego limpio", asegura en el documental que le dijo. "'Conseguimos el precio que queríamos y tampoco ha perjudicado tu carrera'", dice que le contestó Pournouri.
Además, reconoce que recuperó lo invertido en seis semanas.
Durante los cinco años siguientes, a medida que la música dance exclusiva de las discotecas evolucionaba hacia el omnipresente y masivo género conocido como EDM, Levels se volvió un himno y Avicii en el artista más popular.
4. El "desastroso" concierto que hizo pensar en el fin de su carrera (pero en realidad la relanzó)
Hubo un momento en el que el mismo Avicii, así como algunos pesos pesados de la industria, temieron que la carrera del sueco estuviera en riesgo de acabar.
Fue en 2013, tras su actuación en el Ultra Music Festival de Miami, donde presentó junto a los cantantes Aloe Blacc y Dan Tyminski los temas Hey Brother y Wake Me Up, que introducían sonidos country en el género electrónico.
El público se quedó helado y empezó a abuchear a los que estaban sobre el escenario.
"Fue un concierto desastroso", recuerda en el documental Neil Jacobson, director ejecutivo de Geffen Records y quien, como encargado de fichar a nuevos talentos, trabajó en aquel tiempo con Avicii.
Los comentarios negativos empezaron a tener eco en las redes sociales. "Tim estaba realmente destrozado" y revisaba constantemente Twitter, dice en la cinta su amigo Jesse Waits.
Ante ello, su manager, decidió tomar cartas en el asunto. Subió el concierto a Soundcloud, una plataforma para compartir audio, junto con las peores críticas de las redes, y escribió: "Esto es lo que está causando todo este alboroto".
Día a día las escuchas se multiplicaron, así como los comentarios positivos. Los temas empezaron a sonar en todas partes, Avicii ocupaba ya las portadas de las revistas musicales más importantes y el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo citó en uno de sus discursos.
"Aquello lo envió directamente a la estratosfera", dice en el documental Katie Bain, periodista de la revista Billboard. Y a ocupar el número uno en las listas de las canciones más escuchadas en 16 países.
5. Su lucha con el consumo de alcohol y opioides, y la ansiedad como compañera constante
Con aquello llegaron para Avicii festivales más grandes, escenarios compartidos con Madonna y colaboraciones con Chris Martin, de Coldplay, o Bon Jovi, así como giras interminables con actuaciones diarias.
Y también le abrió la puerta grande a una antigua conocida: la ansiedad.
"Me sentía ansioso todo el rato. No sabía de dónde me venía. Era como si tuviera una losa en las entrañas, una sensación constante", se le escucha decir en el documental, en un extracto de una entrevista.
El alcohol fue una forma de lidiar con ello. "Encontré una cura mágica, tomar un par de tragos antes de continuar", contó él mismo en un documental grabado antes de su muerte, Avicii: True Stories, unas palabras que también recoge el nuevo filme de Netflix.
El consumo excesivo de alcohol le provocó pancreatitis.
También echó mano de los opioides. "Había días que parecía un zombi", recuerda su amigo Jesse Waits.
Las imágenes de aquellos años muestran un deterioro físico notable.
"Yo le decía: 'Ganas más en un concierto que una persona normal en cinco años. ¿Cómo es que no estás contento con eso?'", dice Waits.
Pero no era algo que hiciera feliz a Avicii. "El dinero nunca fue una motivación. Mi único objetivo monetario era la libertad que eso te da. Pero ya la sentí cuando pude tomar un taxi para ir a donde quisiera, pude salir a cenar, pagar la renta. Comprar un coche... nunca sentí placer por ello", se le escucha decir al artista.
"Era más feliz antes de ser famoso".
En 2015 su estado mental se había deteriorado. Tenía arrebatos de ira y comportamientos erráticos. Empezó a cuestionar la industria a la que pertenecía.
Aquel verano su padre y su equipo supieron que tenían que hacer algo. Planearon una intervención con un terapeuta, y el artista aceptó ir a rehabilitación.
Se retiró de las actuaciones en vivo, se sometió a terapia, probó dietas, empezó a hacer ejercicio, a meditar, a viajar, a pasar tiempo con su familia.
"Me di cuenta que la vida, tal como estaba, no era para mí", contó en el documental que grabó en vida. "Quiero hacer música sin agenda, sin expectativas".
También empezó a grabar temas para un disco más íntimo, que quería titular Tim.
Pero no lo vio publicado.
"Te llamo cuando vuelva de Omán", le dijo a uno de sus colaboradores antes de partir de vacaciones al país situado en la costa oriental de la península arábiga. Lo hallaron muerto en su capital, Muscat, el 20 de abril de 2018.
Se había suicidado a los 28 años.
Tim vio la luz de forma postuma, en 2019.
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