A los 42 años de la Guerra de Malvinas, Javier Milei llama a una “reconciliación con las Fuerzas Armadas”

(CNN en Español) -- El presidente de Argentina, Javier Milei, convocó a una “nueva era” y llamó a la “reconciliación con las Fuerzas Armadas” en el marco de la conmemoración por el aniversario 42 del inicio de la Guerra de Malvinas.

Cada 2 de abril se conmemora en el país el inicio del conflicto bélico contra el Reino Unido por el control de un archipiélago en el océano Atlántico Sur, ocurrido en 1982 durante la última dictadura militar.

En ese contexto, se realizó un acto en el Cenotafio a los Caídos de Malvinas, un monumento en Buenos Aires, del que participaron Javier Milei y su vicepresidenta e hija de un excombatiente, Victoria Villarruel, a quien se la notó conmovida.

 

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Durante su discurso, el presidente afirmó de manera contundente el reclamo por la soberanía de las islas, algo que durante la campaña electoral pareció estar en duda por declaraciones en las que dijo admirar a Margaret Thatcher y buscar el respeto por la autodeterminación de los isleños, una postura que también pronunció Diana Mondino, ahora canciller. Sin embargo, esto se modificó una vez llegados al poder.

“El mejor homenaje a los que dieron la vida por nuestro país es defender el reclamo inclaudicable por la soberanía de las Islas Malvinas”, dijo Milei y rápidamente señaló que los gobiernos anteriores no hicieron un reclamo “sincero”, sino “meras palabras en foros internacionales con nulo impacto en la realidad y que solo sirven al político de turno para impostar un falso amor por el país”.

Pero también, el mandatario remarcó que el rol de las Fuerzas Armadas y el respeto por esta institución son condiciones fundamentales para encarar este proceso.

En esa línea, y vivado por los presentes entre los que se encontraban funcionarios del gabinete junto con miembros de las FF.AA., Milei llamó a una reconciliación y pidió retomar el ejemplo del expresidente Julio Argentino Roca, a quien llamó “el padre de la Argentina moderna”.

"No hay soberanía ni respeto internacional por nuestros intereses si la dirigencia política hace lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras Fuerzas", dijo y agregó: “Antes, vestir un uniforme era motivo de orgullo”.

"A los héroes de Malvinas y a nuestras Fuerzas Armadas les digo, ese tiempo se ha acabado. Son motivo de orgullo para nuestra Nación y en esta nueva Argentina tendrán el respeto que les fue largamente negado", continuó el mandatario.

"Convoco al conjunto de la sociedad y a la dirigencia política a que este 2 de abril inauguremos una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas que trasciende a este gobierno, una era que rinda homenaje sincero a sus héroes, dándole a las Fuerzas Armadas el lugar, el reconocimiento y el apoyo que se merecen”, siguió.

Finalmente, concluyó: "Me comprometo a que durante nuestro gobierno podremos tener una hoja de ruta clara para que las Malvinas vuelvan a manos argentinas".

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Milei fue contundente en su reclamo de soberanía “inclaudicable” de las islas. Sin embargo, rápidamente llevó su discurso a la política local y señaló a los dirigentes que “se golpearon el pecho (…) sin obtener un solo resultado” y les reprochó, como ya se dijo, el desprestigio a las Fuerzas Armadas.

El foco no estuvo en los británicos sino en los locales. Aunque, la posición del mandatario argentino sobre la disputa del territorio fue más enfática que en oportunidades anteriores en las que se expresó de manera mucho más conciliadora.

De hecho, tras la reunión en Davos con el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, Milei dijo a la prensa: “No avanzamos en profundidad, pero sí lo fijamos como un punto en una agenda donde nuestra canciller Diana Mondino y el ministro Cameron avanzarán en buscar una solución al tema”.

En cambio, Cameron no dejó una puerta abierta al respecto y dijo que la soberanía "no será objeto de debate" mientras este territorio quiera "seguir formando parte de la familia [británica]".

En diálogo con CNN, el editor en jefe del periódico en idioma inglés Buenos Aires Times, James Grainger, dice que él siempre piensa en ‘realpolitik’ (lo que refiere a una política “realista”, basada en criterios pragmáticos) “¿Qué es posible que pueda pasar? En inglés hay una expresión que es ‘posturing’”, dice, “tomar una posición para la gente pero que no es real”. Y afirma que no hay ninguna posibilidad de que este reclamo llegue a una mesa de negociaciones.

Esto no significa un desinterés de Gran Bretaña con Argentina, al contrario. “El gobierno del Reino Unido quiere tener un vínculo mucho más fuerte con el país. Ven muchas oportunidades comerciales en servicios, inversiones, exportaciones”, dice el analista londinense, que vive hace más de una década en Buenos Aires.

Y el gobierno de Milei, que puede representar un aliado estratégico a nivel regional para el Reino Unido, también necesita de apoyo británico, por ejemplo, en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Históricamente hay una gran relación entre los dos países”, subraya Grainger. Aunque también advierte: “Si el gobierno de Milei insiste con la idea de poner el reclamo de soberanía por delante va a tener problemas, porque Reino Unido no lo va a reconsiderar”.

Milei es un mandatario sin dudas más cómodo que uno peronista para el país al mando del primer ministro Rishi Sunak, del Partido Conservador. “Tienen muchos intereses en común”, señala Grainger. “Tal vez no tanto a nivel ideológico sino en cuanto a lo global, a la geopolítica”, puntualiza.

Otro punto a prestar atención son las próximas elecciones que tendrán lugar antes de enero próximo en Gran Bretaña, donde pareciera haber preocupación del oficialismo por la posibilidad de no poder conservar el poder.

A esta cuestión adjudica Grainger la visita de Cameron a las islas un mes atrás, algo que en Argentina generó cierto pesar. “Desde mi punto vista fue una cuestión doméstica, una manera de mostrar que son patriotas”, explica el analista, descartando una posible provocación por parte del ministro Cameron.

“Para Gran Bretaña, la guerra ocurrida en 1982 no tiene la misma dimensión que para Argentina”, concluye Grainger.