Con 20 juegos por debajo de .500, toda esperanza parece perdida para los Marlins y no hay rescate en camino

Randy Arozarena llegó con el rostro serio por un comienzo malo de temporada, pero se va con una sonrisa en los labios tras embasarse ocho veces en nueve turnos a lo largo de dos juegos, en lo que tal vez sea una señal de mejores tiempos por venir para los Rays que, finalmente, se encaramaron en la marca de .500 (31-31).

Los Marlins son el reverso de la moneda porque tras ceder el miércoles por la noche por pizarra de 5-3 ante Tampa Bay delante de 8,778 aficionados en el loanDepot Park, se encuentran ahora a 20 juegos por debajo de .500 (21-41) y por el camino no viene ningún rescate.

Quizá la fortuna de los visitantes cambie para bien en los próximos días, ¿pero qué será de Miami ante la cercanía de julio y los crecientes rumores de cambios tras la partida tempranera de Luis Arráez y el adiós casi necesario de Avisail García? Nada presagia mejores días.

Si el martes Jesús Luzardo cargaba con la derrota al aceptar nueve carreras en 4.1 entradas, ahora le fue igual de mal o peor a Braxton Garrett, quien apenas pudo sostenerse en el montículo durante 2.2 episodios de puro sufrimiento y agonía al ser receptor de cinco anotaciones.

“Desde sus primeros lanzamientos no pudo encontrar strikes’’, expresó el manager Skip Schumaker.

“Eso es algo inusual en él, que suele dominar los cuadrantes de la zona. Creo que no podía sentir ningún envío. Ponchó a los dos últimos hombres que enfrentó, pero sentíamos que no podíamos permitir otra carrera más’’.

El segunda base de los Marlins Otto López batea un hit en el primer inning del partido ante los Rays de Tampa Bay, celebrado el 5 de junio de 2024 en Miami.
El segunda base de los Marlins Otto López batea un hit en el primer inning del partido ante los Rays de Tampa Bay, celebrado el 5 de junio de 2024 en Miami.

Muy preocupante que dos puntales de la rotación atraviesen este momento de crisis porque no se trata de que tuvieron debilidades puntuales, sino que resultaron vapuleados en toda la línea y no pudieron darle a su equipo un chance de recuperación.

Los peces marcaron cinco carreras el martes y ahora se fueron con tres, pero esas avalanchas ofensivas de los Rays resultaron demasiado pesadas para un ataque que se mantiene entre los peores de todas las Grandes Ligas en la mayoría de sus departamentos.

Miami factura 3,65 carreras por partido y su promedio de bateo de .236 es el 18vo de las Mayores, mientras que su OBP de .290 es el 29no, al igual que su porcentaje de slugging de .351.

Durante las semanas de mayo daba la impresión de que Miami vivía un período de recuperación, reforzado por la victoria en algunas series particulares, pero este inicio de junio es un lapso de regresión que aprovecharon bien los Rays que desde el 2019 a la fecha presentan balance de 23-3 sobre los Marlins.

Así como Atlanta ejerce su yugo encima de los peces en la Liga Nacional, de la misma manera se manifiesta el poder de Tampa Bay que ha conquistado nueve de sus últimos 10 desafíos contra sus rivales intraestatales.