La violencia en Sinaloa tras la captura de “El Mayo” Zambada: 13 enfrentamientos, 12 asesinados y 20 desaparecidos

¿Te acuerdas cómo era en la pandemia de Covid-19? Era 2020, había un confinamiento obligado para evitar contagios de un virus del que no había vacuna. Murieron miles.

Algo así pasa ahora en Sinaloa, pero se trata de violencia, de dos grupos criminales que están fraccionando el territorio frente a todas las personas que habitan Culiacán, Navolato, Elota, Eldorado, San Ignacio y Cosalá.

Igual que en la pandemia, miles de personas se han quedado en casa, apostaron al confinamiento para no morir, pero esta vez por una bala. Ya van 12 personas, víctimas inocentes, que han sido atendidas por quedar en medio de fuego cruzado y cuatro de ellas -trabajadores del campo- de gravedad.

Hay una pugna entre dos grupos que forman parte de la misma organización: el cártel de Sinaloa.

No hay una definición oficial de quiénes se están atacando, pero los testimonios de decenas de pobladores de pueblos como Quilá, Higueras de Abuya Pueblos Unidos y El Salado (por nombrar solo unos cuantos) revelan que “hay una limpia de chapitos”.

Comenzó con la detención de Ismael Zambada García, “el Mayo”, el 25 de julio pasado. Ese día, según la versión de Zambada García, hubo una cita en el rancho Huertos del Pedregal al norte de Culiacán, convocada por Joaquín Guzmán López, hijo de su ex socio, pero era una presunta trampa para golpearlo, someterlo y llevarlo a la fuerza hacia Estados Unidos, donde fue aprehendido.

Según datos oficiales de la Fiscalía General de Sinaloa, desde el 9 de septiembre la violencia se hizo notar. Desde ese día han ocurrido por lo menos 13 enfrentamientos, hay 12 personas asesinadas, 20 desapariciones forzadas y al menos 31 vehículos robados.

Hay decenas de reportes sobre hechos de violencia, de carros incendiándose, de balaceras a comercios, de ataques a personas para robarles sus carros.

En los reportes oficiales sobran denuncias sobre personas que tiran ponchallantas, que hay hombres sospechosos en camionetas estacionadas en fraccionamientos, balaceras frente a hospitales y gasolineras. Casi todas esas denuncias han resultado ciertas.

Culiacán se ha convertido en un epicentro de violencia, pero no es el único. En Elota, Cosalá, Eldorado y San Ignacio también se han registrado hechos de violencia importante. Se han tenido bloqueos, amenazas y se ha condicionado la vida a cambio del silencio.

El lunes 9 de septiembre, cuando inició esta vorágine, se suspendieron actividades escolares en el oriente de la ciudad por el enfrentamiento que marcó la jornada que hasta la noche de ayer no acababa.

Fue a las primeras horas de la mañana, por eso el 30 por ciento de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes no acudieron a las escuelas, según datos de la Secretaría de Educación Pública.

El martes se prolongó la violencia, con enfrentamientos en rancherías alrededor de la ciudad de Culiacán y en municipios como Elota y Cosalá. El ausentismo llegó a ser del 50 por ciento, según las autoridades.

La Secretaría de Educación Pública y Cultura de Sinaloa envió oficios para que se regresara, como sea, de manera presencial. El problema radicó, han dicho maestras, en que no cuentan ni saben de protocolos para cuidar a niñas y niños en caso de una emergencia.

“El punto es que a nosotros como personal docente nos están enviado comunicados para a caso exigirnos que nos presentemos… ya con esta encuesta puedo dar fe que no solo nosotros como personal docente tenemos miedo sino también ustedes como padres de familia”, dijo una directora de un plantel a un grupo de padres y madres a quienes solicitó contestar una encuesta para poder sostener su postura de mantener clases en línea.

El ausentismo, la presión de maestras y la violencia rebasó a las autoridades locales, las cuales decretaron una suspensión de actividades escolares.

“Informo a la sociedad sinaloense, que se suspenden las actividades escolares en los municipios de Culiacán, Elota, Cosalá y San Ignacio, el día de hoy 12 de septiembre de 2024, en todos los niveles y modalidades educativas”, señaló el gobernador Rubén Rocha Moya en su cuenta de X en forma de breve comunicado.

La situación no es menor, esta violencia provocó también la suspensión de las fiestas de celebración del Grito de Independencia programadas para la noche del 15 de septiembre, un hecho inédito en los últimos 18 años, desde que se tiene dato de violencia exacerbada en Sinaloa por la llamada “guerra contra las drogas” que se inició en el periodo de Felipe Calderón Hinojosa y que parece no acabar aún con Andrés Manuel López Obrador. Solo en 2020 se canceló la fiesta patria, pero ocurrió por la pandemia de Covid-19.

Esta misma violencia ha provocado el cierre de centenas de establecimientos, plazas comerciales y supermercados ante el temor de un hecho violento, como ocurrió al mediodía del jueves 12 de septiembre, cuando un hombre fue asesinado mientras caminaba con una bolsa de papas fritas y un té en la mano hacia su vehículo, a donde su esposa lo esperaba. Un grupo de hombres bajaron de una camioneta y le dispararon frente a quienes salían del supermercado de la cadena Walmart.

De acuerdo con Isabel Ibarra, presidenta del Colegio de Economistas en Sinaloa, las pérdidas diarias por un día sin labores normales ronda los 567 millones de pesos. Hasta el momento no hay una cuantificación exacta de las pérdidas, pero tampoco una forma de determinar cuándo terminará todo esto.

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