Hace 12.000 años unos lobos ya se alimentaban como los perros

Una mandíbula canina de 8100 años de antigüedad encontrada en el interior de Alaska en junio de 2023. El hueso, junto con un hueso de pata de hace 12.000 años que fue descubierto en un yacimiento cercano, son las primeras pruebas de que los antepasados de los perros actuales entablaron relaciones estrechas con la gente de América. (Zack Smith vía The New York Times)

Restos de animales desenterrados en Alaska dan pistas sobre cómo se domesticó a los lobos.

A medida que la era glacial del Pleistoceno tardío llegaba a su fin, las personas y los lobos empezaron a relacionarse. A partir de ahí, solo pasaron unos milenios hasta el auge del yoga de los cachorros y los influentes caninos. Pero los detalles de cómo y cuándo exactamente se domesticó a los lobos siguen siendo objeto de intenso debate.

“Se han gastado millones de dólares para tratar de averiguarlo”, dijo Robert Losey, antropólogo de la Universidad de Alberta que estudia la domesticación de los perros. A pesar de esos esfuerzos, “seguimos teniendo un conocimiento muy escaso de dónde y cómo se originaron los perros”, dijo.

Un nuevo estudio ha conseguido una pista crucial en forma de un hueso de pata de 12.000 años de antigüedad procedente del yacimiento arqueológico de Swan Point, en Alaska. El ADN de esos restos reveló que la madre del animal había sido un lobo, pero un análisis químico demostró que la criatura tenía una dieta rica en pescado que probablemente le proporcionaban las personas, dijeron los investigadores.

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Este descubrimiento parece captar un momento clave en la incipiente relación entre los lobos y los humanos, ofreciendo pruebas convincentes del acercamiento entre ambas especies. Sin embargo, no está claro si el animal recién descubierto fue alimentado de manera intencional por los seres humanos o simplemente aprendió a hurgar en su basura. Esto ha hecho que los investigadores tengan opiniones divididas sobre dónde situar al espécimen de Swan Point en el proceso evolutivo de lobo a perro.

“Es posible que no sea lo que consideramos domesticación en el sentido occidental”, dijo Joshua Reuther, arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks y autor del nuevo estudio, publicado este mes en Science Advances. “Pero existe una interacción muy fuerte entre humanos y cánidos”.

Los hallazgos ofrecen algunas de las pruebas más antiguas de domesticación de perros en América, más antiguas que los restos de 10.000 años, también de Alaska, que fueron estudiados en 2021.

“Hay muchas incertidumbres e incógnitas sobre la domesticación inicial del perro, incluso hasta el punto de cuándo ocurrió y dónde ocurrió”, dijo Ben Potter, arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks, quien también trabajó en el nuevo estudio. “Pero lo que apuntan nuestros datos es que estamos empezando a despejar las incertidumbres”.

Es posible que durante el tumultuoso periodo del Pleistoceno tardío —conocido por las extinciones masivas, la agitación y las migraciones—, los humanos y los lobos se hayan visto unidos por las circunstancias, avanzando juntos a través del Puente Terrestre de Bering desde lo que hoy es Siberia hasta Alaska.

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Los lobos, tanto entonces como ahora, se alimentan principalmente de presas terrestres, lo que en el caso de la antigua Alaska significaba bisontes, mamuts y roedores. Pero el animal descubierto en Swan Point obtenía el 57 por ciento de su sustento del salmón. Los investigadores dijeron que esto probablemente significaba que mantenía una relación, aunque rudimentaria, con una población humana local que se dedicaba a la pesca.

Otro yacimiento de Alaska, conocido como Hollembaek Hill, produjo más cánidos alimentados con salmón, según el estudio, incluida una madre, de unos 8000 años de antigüedad, cuyo feto mostraba indicios de una dieta rica en salmón. Basándose en los patrones de apareamiento de los lobos, los investigadores llegaron a la conclusión de que el feto probablemente fue concebido en pleno invierno, cuando el salmón no habría estado remontando el cercano río Tanana.

“La madre tuvo acceso al salmón en el momento de la concepción, o en el momento del embarazo”, dijo François Lanoë, antropólogo de la Universidad de Arizona, quien dirigió la parte del estudio relacionada con la dieta.

Expertos que no participaron en el estudio coincidieron en que el descubrimiento era significativo. Hay “muy, muy, muy pocos” restos de perros de más de 10.000 años de antigüedad, dijo Losey. Aunque los restos de Swan Point mostraban indicios de ADN de lobo, la señal genómica no es lo bastante fuerte como para hacer una determinación concluyente de la especie.

“¿Era un lobo que alguien intentaba alimentar o domesticar de manera intencional?”, preguntó Angela Perri, experta en interacciones entre humanos y animales de Chronicle Heritage. “¿O era un lobo que decía: ‘Cazar caribús es un asco’?”.

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En su opinión, los restos muestran cómo los lobos que rebuscaban en la basura humana pueden haber iniciado, sin querer, el proceso de evolución de carroñero a compañero, en lo que se conoce como la “hipótesis del montón de basura” de la domesticación.

Pero también reconoció la incertidumbre inherente al proceso de análisis del pasado lejano. El estudio es bueno, pero se trata de una situación compleja, dijo Perri.

Lanoë y Potter no creen que el modelo del basurero explique sus hallazgos.

“Si los cánidos salvajes solo robaban restos de comida de vez en cuando, probablemente ni siquiera se reflejaría” en los isótopos químicos que quedan en los huesos, dijo Lanoë. Potter se mostró de acuerdo. “La explicación más plausible es que un humano alimentó a los cánidos”, dijo.

Para el pueblo dene, que desde hace muchos siglos vive en Alaska y el noroeste de Canadá, el debate sobre el origen de los cánidos corre el riesgo de pasar por alto algo aún más importante.

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“La idea de los perros es un concepto muy específico, moderno y occidental”, dijo Evelynn Combs, funcionaria tribal de Healy Lake, una comunidad indígena cercana a Swan Point.

Para los indígenas, dijo Combs, los perros funcionaban como compañeros de supervivencia, aliados en un paisaje duro. En su opinión, el vínculo que se desarrolló no puede limitarse a los genes o a los isótopos. “Tiene que ver con lo espiritual”, dijo.

c. 2024 The New York Times Company