Órganos históricos resisten en silencio

SANTA MARÍA TILTEPEC, Oax., febrero 26 (EL UNIVERSAL).- La última vez que Natividad Soriano García escuchó las notas que nacían del órgano histórico que habita en el templo de su comunidad fue en 1955. Entonces, recuerda, todavía era un niño e, incluso, ayudó a mover el majestuoso instrumento que se mantiene bajo resguardo en lo alto de la construcción y que prácticamente desde entonces ha permanecido en silencio.

Natividad es actualmente el sacristán del templo consagrado precisamente a Santa María de la Natividad, una imponente construcción de estilo barroco y tallada en cantera rosa, ubicada en la comunidad mixteca de Santa María Tiltepec y levantada sobre un asentamiento prehispánico. También es uno de los pocos pobladores de esta localidad de 230 habitantes que todavía escuchó la música que emergía de este instrumento, uno de los 61 órganos históricos que existen sin restaurar en Oaxaca. El resto nunca ha escuchado sus notas.

"Yo vi a un señor que tocaba el órgano y fui a mover para echarle aire, sería en 1955. No sé si era músico, pero tocaba muy bonito, se llamaba Asunción Rojas, pero no tardó mucho en morir, tendría unos 95 o 100 años", recuerda.

De acuerdo con datos del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO), el órgano de Santa María Tiltepec data de 1703 aproximadamente y es uno de los 72 instrumentos que integran un patrimonio cultural poco conocido en el estado y de los que en más de 20 años de trabajo se han podido restaurar 11, sin participación alguna de autoridades culturales.

Cecilia Winter, directora del instituto, explica que estos instrumentos históricos con los que cuenta Oaxaca fueron construidos entre 1686 y 1891 aproximadamente y afirma que "recuerdan un glorioso pasado musical, cuando Oaxaca era el tercer centro musical más importante en la Nueva España, después de la Ciudad de México y Puebla".

En entrevista con EL UNIVERSAL, la también organista explica que la mayoría de estos órganos se localizan en comunidades de la Mixteca Alta, como Tiltepec, así como en los Valles Centrales, dado que su aparición se relaciona con la evangelización realizada por la orden dominica en Oaxaca y su extensa influencia.

Lo anterior, detalla, porque estos instrumentos eran casi obligados en la construcción de las iglesias levantadas por los dominicos entre los siglos XVII y XVIII para acompañar la liturgia, como "una arma muy potente para la evangelización". Esa es la razón por la que en el estado se conservan los órganos más antiguos del país.

"Tenemos órganos muy antiguos. La geografía ha preservado estos instrumentos porque los pueblos donde se encuentran a veces están muy aislados y los órganos se han quedado así, sin intervención, durante mucho tiempo", explica.

Resistir en el tiempo

Como uno de los responsables del templo, Natividad Soriano, el sacristán, sabe que con ese órgano que data del siglo XVIII, junto con una colección de arte sacro de las mismas fechas, la comunidad cuenta con un tesoro invaluable y explica que por ello en la población se van rolando los cargos para preservarlo y protegerlo.

El valor de dicho órgano es mayúsculo, sobre todo si se toma en cuenta que de acuerdo con Cecilia Winter muchos de los 61 instrumentos que se conservan sin restaurar están en condiciones lamentables, pues la gran mayoría son una caja vacía que ya no tiene tubos ni teclado.

En el caso del órgano de Santa María Tiltepec y algunos otros, la también fundadora del Festival de Órgano y Música Antigua detalla que están casi completos y fueron tocados hace poco más de 50 años, el problema, afirma, es que el proceso de restauración es muy costoso, por lo que el instituto, que sólo sobrevive con donaciones privadas, ahora tiene como finalidad sólo cuidar y poner en uso los instrumentos ya rehabilitados.

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"A veces están en comunidades muy despobladas, donde ya no hay músicos y el acceso es muy difícil. Nuestro trabajo ahora es mantenimiento y conservación, esperando que algún día los pueblos tengan los recursos para restaurarlos".

Eso es precisamente lo que pasa en Tiltepec, pues saben que es prácticamente imposible lograr restaurar el órgano y reintegrarlo a la vida comunitaria, no sólo por lo costoso de la empresa, sino porque aquí, desde hace muchos años, ya no existen músicos y los jóvenes cada vez muestran menos interés en ello, lo que también pone en riesgo la preservación de otras tradiciones, como la danza.

"Nuestros abuelos nos contaban cuando tocaban el órgano, pero hace mucho que ya no suena y se está deteriorando, pero nos dijeron que restaurarlo cuesta mucho. Necesitaríamos poder hacerlo porque los niños y jóvenes ya no lo escucharon, yo tengo 46 años y no me tocó", dice Isidra Santiago Lara, agente municipal de la comunidad.

La preocupación por restaurarlo, agrega, es porque poco a poco se han quedado sin músicos, por lo que buscan apoyo para impulsar un proyecto con los 34 niños que habitan en Tiltepec. "Tenemos un baile que se llama Las Mascaritas, pero como no tenemos músicos ni instrumentos, se está perdiendo", lamenta.