Gu Kailai, de abogada de la élite china al banquillo por homicidio

Todo parecía sonreír a Gu Kailai, una brillante abogada, casada con uno de los más promisorios líderes del régimen comunista chino y con un hijo estudiante en Harvard. Pero todo se desmoronó como un castillo de naipes y la mujer, de 53 años, fue juzgada el jueves por homicidio. La historia de Gu encubría sin embargo realidades menos radiantes -con privaciones infantiles y episodios depresivos- que sólo salieron a la luz después de su detención a inicios de año por el envenamiento con cianuro de un empresario británico. Hija de un renombrado general y esposa de Bo Xilai -vástago del mariscal Bo Yibo, compañero de armas de Mao Zedong- Gu y su marido pertenecían a la élite del régimen, cuyas conexiones les valen privilegios raramente accesibles al común de los chinos. Estudiaron en la prestigiosa Universidad de Pekín pero sólo se conocieron en 1984, cuando ella realizaba un viaje de estudios cerca de Dalian, una ciudad del noreste donde él había sido designado secretario del Partido Comunista local. "(Bo) se parecía mucho a mi padre, una persona muy idealista", dijo Gu en una entrevista en la que recordaba sus primeros encuentros, publicada en 2009 en el semanario Southern Weekend. Bo "vivía en una pequeña y sucia habitación. Me ofreció una manzana antes de hablarme de sus ideas", narró. La pareja se casó dos años más tarde. Y en 1987 nació su hijo Bo Guagua, quien cursó estudios en Harrow, uno de los colegios privados más prestigisos de Gran Bretaña, antes de ingresar en Oxford y de iniciar su curso de posgrado en Harvard. También en 1987 Gu Kailai empezó a trabajar de abogada y unos años más tarde abrió su propio bufete. Se dio a conocer con sonados casos y defendió con éxito a una empresa china ante un tribunal de Estados Unidos. Contó esa experiencia en dos libros que se convirtieron en bestsellers. Un abogado estadounidense que trabajó con ella, Ed Byrne, la recuerda como una profesional "inteligente, carismática y atractiva". "Me impresionaba mucho", dijo Byrne en una reciente entrevista con la BBC. Cuando la carrera política de su marido parecía tomar altos vuelos, Gu renunció a la suya y Bo le agradeció el sacrificio en una conferencia de prensa en marzo pasado, que se convirtió en una de sus últimas apariciones públicas. En esa ocasión, la describió como una madre amante de su hogar. Pero las revelaciones que surgieron desde entonces desmienten esa imagen. Según reportes, pasó años en el Reino Unido cuando su hijo estudiaba allí gracias a las gestiones de Neil Heywood, el empresario al que supuestamente había asesinado en 2011. Gu residía entonces en selectos hoteles y viajaba en el jet privado de un amigo multimillonario, según fuentes citadas por The New York Times. Pero a pesar de las apariencias, Gu no fue criada entre algodones. Y ya en su infancia conoció el precio de las desgracias políticas. Sus padres, en efecto, fueron detenidos cuando Mao desencadenó la Revolución Cultural (1966-76), una purga masiva, y Gu y sus cuatro hermanas fueron enviadas al campo para ser "reeducadas". Trabajó durante esos años como obrera de la construcción, en una carnicería y como intérprete de laúd. La agencia oficial Xinhua aseveró que las pruebas contra Gu son "irrefutables" y sugirió que la mujer podría haber matado a Heywood para proteger a su hijo de amenazas que no fueron detalladas. Una línea de defensa que podría servir de circunstancia atenuante, al igual que presuntos episodios depresivos que sufrió en los últimos años, y librarla de la pena de muerte. La mujer de Bo Xilai, Gu Kailai (C), llega al tribunal de Hefei, este jueves. Todo parecía sonreír a Gu Kailai, una brillante abogada, casada con uno de los más promisorios líderes del régimen comunista chino y con un hijo estudiante en Harvard. Pero todo se desmoronó como un castillo de naipes y la mujer, de 53 años, fue juzgada el jueves por homicidio. El público reunido en la sala del tribunal de Heifei sigue el juicio a Gu Kailai, este jueves. La historia de Gu encubría sin embargo realidades menos radiantes -con privaciones infantiles y episodios depresivos- que sólo salieron a la luz después de su detención a inicios de año por el envenamiento con cianuro de un empresario británico. Gu Kailai (C), durante su declaración ante el tribunal de Hefei, este jueves. La historia de Gu encubría sin embargo realidades menos radiantes -con privaciones infantiles y episodios depresivos- que sólo salieron a la luz después de su detención a inicios de año por el envenamiento con cianuro de un empresario británico.