Ciudad de México, en caos por las protestas contra la reforma educativa

Miles de maestros paralizaron el miércoles importantes avenidas de Ciudad de México como parte de su campaña de protesta para frenar una reforma educativa, pero el presidente del país, Enrique Peña Nieto, aseguró que no claudicará hasta que se complete su iniciativa. (AFP | Rronaldo Schemidt)

Miles de maestros paralizaron el miércoles importantes avenidas de Ciudad de México como parte de su campaña de protesta para frenar una reforma educativa, pero el presidente del país, Enrique Peña Nieto, aseguró que no claudicará hasta que se complete su iniciativa. Unos 10.000 maestros llegados de muchos puntos de México llevan una semana causando graves trastornos en la ciudad, impidiendo primero que los parlamentarios trabajaran en la Cámara de Diputados y el Senado, bloqueando el viernes los accesos al aeropuerto internacional y llevando a las autoridades a suspender dos partidos de fútbol de Primera División el próximo fin de semana. El miércoles, cerca de 3.000 maestros afiliados a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, una corriente disidente del Sindicato Nacional, abarrotaron el Paseo de la Reforma, en pleno corazón de la capital mexicana, y otras vías. Bajo coloridas sombrillas y la vigilante presencia de policías antimotines, los maestros disidentes marcharon hasta la residencia oficial de Peña Nieto. Al percatarse de que el mandatario no se encontraba en ese lugar, entregaron un documento con sus reclamos a un representante de la presidencia, para luego regresar al Zócalo, la principal plaza capitalina y donde desde la semana pasada mantienen un campamento permanente. Por su parte, Peña Nieto se mostró firme en su intención de aplicar la reforma, durante un acto público en el Estado de Nuevo León (norte). "No vamos a cesar. No vamos a claudicar. Vamos firmes y decididos a que se materialicen las reformas educativas que aseguren educación de calidad para todos los mexicanos", aseguró. A pocos días de que Peña Nieto asumiera la presidencia, fue aprobada en diciembre una reforma educativa impulsada por el Ejecutivo y las dos principales fuerzas políticas, que contempla la evaluación de los docentes de forma periódica y puede condicionar a ese resultado su permanencia en el cargo y ascensos, así como incrementos salariales. Los maestros piden ahora la revocación de la reforma y tratan de evitar al menos que la evaluación sea plasmada en una ley. También afirman que la reforma tiene como fin privatizar la educación y reprochan que no se escuchó su opinión en la redacción de la iniciativa. Congresistas opositores y medios han criticado a las autoridades de la capital mexicana por no intervenir con más contundencia ante las protestas magisteriales, a lo cual el alcalde Miguel Ángel Mancera ha respondido diciendo que su gobierno respeta el "derecho a la libre manifestación" y tiene como prioridad evitar "a toda costa" una confrontación violenta. Mientras, en el sur del país -donde las protestas empezaron a principios de año- más de 70.000 trabajadores de la educación están en paro y más de un millón de niños no empezaron el curso escolar el 19 de agosto. Miles de maestros paralizaron el miércoles importantes avenidas de Ciudad de México como parte de su campaña de protesta para frenar una reforma educativa, pero el presidente del país, Enrique Peña Nieto, aseguró que no claudicará hasta que se complete su iniciativa.