“Vamos por todo”: las decisiones más polémicas del modelo kirchnerista

Política | Sudamericana | 129 pesos | 416 páginas
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Eduardo Levy Yeyati es economista y Marcos Novaro, filósofo y sociólogo. Juntos, armaron un libro explosivo, y un tanto incómodo para el Gobierno: “Vamos por todo”, un ensayo que analiza las medidas políticas más discutidas que llevó adelante el Frente para la Victoria, apoyadas desde su propio seno, criticadas desde la oposición.

Sin embargo, algunas de ellas lograron tener apoyo no sólo de quienes están con el Gobierno, sino de distintos sectores de la sociedad. “Fútbol para todos”, la nacionalización de YPF, la vuelta al modelo estatal de las jubilaciones, fueron iniciativas que, si bien suscitaron críticas opositoras, implicaron el apoyo de algunos actores sociales que no son necesariamente kirchneristas. Otras, como la intervención del Indec, sufrieron más críticas desde ambos lados.

Lo cierto es que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner siempre enfatizaron un concepto desde sus discursos: el de la construcción de un “modelo de país”, materializado en las leyes aprobadas por el Congreso nacional.

Ahora bien, ¿qué es específicamente ese modelo de país? ¿En qué leyes se sustenta? ¿Por qué el Gobierno tomó medidas de altísimo costo político –Indec- en algunos casos, y económico –Fútbol para Todos- por el otro? ¿Qué es la “sintonía fina”? “Vamos por todo” responde a estas cuestiones con sólidos argumentos. Aquí, Levy Yeyati analiza la situación actual del Gobierno, y repasa aquellas polémicas decisiones.

- En el prólogo del libro mencionan que en 2008 Cristina estuvo por renunciar. ¿Cuáles de las decisiones más polémicas del modelo crees que salvaron su vida política? ¿Por qué?

- La vida política de Cristina nunca estuvo en juego, renunciar por el voto no positivo habría sido exagerar las consecuencias de aquél conflicto. Pero algunas de las decisiones que revisamos en el libro sí contribuyeron a la popularidad posterior. Por ejemplo, la estatización de fondos previsionales y la nacionalización de YPF fueron medidas populares, con costos financieros diferidos (es decir, no inmediatamente visibles para el electorado). Y, junto con el manejo discrecional de las reservas y la emisión del Banco Central, dieron oxígeno fiscal para gastar en publicidad o subsidiar el fútbol. Por otro lado, la postergación de la inversión y el mantenimiento de la infraestructura permitieron solventar las tarifas y el transporte subsidiado, a expensas un deterioro en la calidad que terminó cobrándose muchas vidas.

- ¿Qué fue lo que ganó el Gobierno con la intervención del Indec, en contrapartida con la mala imagen de credibilidad que le generó esa medida?

Hugo Moyano también cuestiona al Indec (DyN)
Hugo Moyano también cuestiona al Indec (DyN)

- En el corto plazo, logró enrarecer el debate sobre la inflación al ocultarla y sembrar dudas sobre las estimaciones privadas (de inflación, pero también de crecimiento y pobreza, entre otros datos que sufrieron con la manipulación estadística). También “ganó”, aunque bastante menos de lo que se cree, pagando menos por la deuda indexada a la inflación. Pero estas ganancias fueron efímeras y hoy que hasta la CGT oficialista tiene un índice de precios que dio 25% en 2012 cuesta entender por qué se insiste en negar el problema. En alguna medida, el gobierno quedó atrapado en su propio discurso.

- ¿Qué análisis hacen de la estatización de las jubilaciones de 2008? ¿Por qué está entre las polémicas?

- El tema de las jubilaciones tiene dos aspectos. Primero, los fondos ahorrados en los fondos de pensión y luego reestatizados, con los que no hizo demasiado: mantuvo la composición de estos activos (fundamentalmente, deuda pública) que, como no crecen, representan cada vez menos del compromiso del Estado con los futuros jubilados. Segundo, los aportes que antes iban a estos fondos, que fueron consumidos dentro del presupuesto general. De este modo, podría decirse que ha venido desahorrando y comprometiendo la capacidad de solventar los beneficios jubilatorios de los trabajadores actuales, que son los jubilados del futuro.

- En relación a la ley de medios, aseguran que hoy “se ha devaluado el periodismo”. ¿Por qué sostienen que es “injustamente sospechado”? ¿Qué quieren decir con esto? ¿Por qué fue “un error” el planteo de la ley?

- La manera en que se parió ley de medios tuvo al menos dos consecuencias adversas. Por un lado, el empecinamiento con hacerla un instrumento de lucha contra el grupo Clarín derrochó la oportunidad de una ley necesaria, que tomara en cuenta las necesidades de financiamiento de los medios pequeños e independientes. La transparencia en la asignación de la pauta oficial, esencial para la supervivencia de medios chicos, figuró en las discusiones previas a la ley pero fue eliminada del texto. Y la implementación de la ley se condicionó a la resolución del litigio por la desinversión del grupo Clarín, con lo que en la práctica se hizo poco y nada. Por otro lado, el debate alrededor de la ley se centró en la generalización del concepto de periodismo militante, que parecería condenar al periodista a ser la expresión más o menos explícita del grupo de interés que lo financia. Al hacerlo, se negó la posibilidad del rol del periodismo como vehículo de información más o menos objetiva de la realidad: hoy se discute menos la fuente y la calidad de la interpretación del periodista que el medio en el que actúa, reduciendo la información periodística a una mera opinión autointeresada.

- ¿A qué llamó el Gobierno “sintonía fina”? ¿Por qué lo incluyeron entre estas 10 polémicas decisiones?

- Antes e inmediatamente después de las elecciones el gobierno insinuó que abordaría las crecientes restricciones fiscales y la merma de dólares con una racionalización de los subsidios y ajustes al modelo centrados en ganar competitividad genuina para impulsar el crecimiento, un giro parcial que asoció a una “sintonía fina” (por oposición a un cambio) del modelo. Pero a principios del 2012 se dejó de lado este camino para proceder al financiamiento con emisión monetaria y la profundización del cepo al dólar y la restricción de importaciones. En el libro, argumentamos que el abandono temprano de esta intención de “sintonía fina” fue desafortunado, en la medida en que contribuyó a desacelerar aun más la economía y alimentó la inflación y la corrida cambiaria.

- Algunas decisiones fueron tomadas durante el kirchnerismo de Kirchner, y otras durante el kirchnerismo de Cristina, o “cristinismo”. ¿Cómo interpretás las medidas tomadas por Cristina, como una continuidad del “modelo”? ¿En qué sentidos se mantuvo fiel a su esposo, y en qué sentidos se distanció?

Néstor, Cristina, y un modelo de país (DyN)
Néstor, Cristina, y un modelo de país (DyN)

- Hay en todo el período kirchnerista varios elementos de continuidad. El cortoplacismo extremo (por ejemplo, el ahorro a costa del deterioro de los servicios que mencionaba arriba), la voracidad por el poder (fundamentada en parte en el acceso accidental de Néstor Kirchner al poder en 2003), el carácter rentista (la visión del aparato productivo como una máquina extractiva inagotable que genera ingresos por sí sola, según el modelo de provincias petroleras como Santa Cruz), el menosprecio por la capacidad técnica (es decir, no ya la subordinación natural de lo técnico a la política sino, en muchos casos, la prescindencia del asesoramiento técnico, empezando por la pretensión de Néstor Kirchner de ser el ministro de economía). Más allá de las obvias diferencias de estilo, Cristina compartió (e incluso profundizó) estas características, en un marco económico menos generoso que las hizo más visibles.

- ¿En qué sentido condicionaron las circunstancias económicas favorables a la idea de la construcción de un “modelo” de Kirchner? Dicho de otro modo, ¿cuáles fueron las condiciones de posibilidad para plantear una idea de país como la que planteó el ex presidente?

- La idea de país de Néstor no es fácil de definir. Su plataforma de 2003 estaba en las antípodas de lo que hizo tras la victoria, e incluso durante su gobierno hay afinidades (por ejemplo, los bancos o los medios oligopólicos) y consignas (el dólar alto, la relación con grandes empresas privadas) que se modificaron sin mediar más razón que el cambio de intereses coyunturales. Pero la visión del Estado fuerte (solvente), unitario (centralizador de recursos) e interventor (en última instancia, regulador de la tasa de ganancia) y la priorización éxitos del crecimiento de corto plazo, aún a costa del de largo, le debió también a los amplios márgenes económicos que heredó de la crisis: grandes superávits fiscal y externo, moneda y salarios devaluados, baja inflación y una infraestructura de servicios renovada (a costa de la dolarización de la economía, vale aclarar) en los ‘90. De algún modo, Argentina huyó del incendio de la crisis en un auto ensamblado de urgencia por Duhalde y su equipo a principios de 2002, y Néstor tomó la posta sin pasar por el service, pisándolo al taco e ilusionándose con la velocidad con la que se alejaba del fuego.

- ¿Creés que el kirchnerismo podría lograr una modificación en la Constitución nacional para lograr una reelección indefinida?

- Posible sí, pero improbable.

- ¿Qué lugar ocupa la oposición, en general, en torno a estas decisiones que ha tomado el kirchnerismo? ¿Por qué no puede conformarse como una alternativa?

- En parte, por carencias propias: falta de liderazgo y de ideas alternativas, y un temor cortoplacista a que una mala comunicación les haga perder imagen en lo inmediato. Y en parte, a un fenómeno más estructural: en la post convertibilidad, el Estado argentino ha acumulado y centralizado recursos fiscales que ha multiplicado su poder de acción y comunicación proselitista, al tiempo que ha vuelto a la mayoría de las provincias financieramente dependientes de transferencias discrecionales del Tesoro. Por eso, muchos gobernadores que en otra situación serían referentes de la oposición dentro y fuera del peronismo hoy eluden la confrontación directa, tanto en los medios como en el Congreso, dejando el guión de la oposición en boca de actores secundarios sin poder real.

Aquí, ambos autores cuentan cuáles son estas 10 decisiones polémicas: