El juego tras la expresión "cabeza de turco"

Cabeza de turco. (Escultura en bronce). (C.JONGEN/Wikimedia Commons)
Cabeza de turco. (Escultura en bronce). (C.JONGEN/Wikimedia Commons)

-A Diego lo sancionaron injustamente. Todos sabemos que es inocente.
-Lo tomaron de cabeza de turco.

La moda de todo lo que fuera turco se extendió por buena parte de Europa a mediados del siglo XVII. El café a la turca se servía en las amenas tertulias y se exaltaban su sabor y sus propiedades.

Los divanes (llamados otomanas) decoraban los lujosos salones de palacios y mansiones, ofreciendo nuevos estilos mobiliarios y promoviendo originales formas de descanso y sociabilidad.

Los cuadros con sultanes y odaliscas expandieron su presencia en museos y salas de exhibición, reclamando la atención de los visitantes ante novedosas representaciones de culturas y geografías exóticas.

Personajes turcos aparecían en las farsas, como en algunas de Molière, en las que les tocaba personificar a figuras grotescas o ridículas.

Los vieneses no fueron inmunes a la influencia otomana. Crearon una masa comestible, que, por otra parte, es muy sabrosa: el "croissant", o sea la medialuna, cuya forma imita el símbolo de Turquía: una manera algo burlona de celebrar un triunfo sobre los otomanos a las puertas de Viena.

La expresión "cabeza de turco" nació en Francia ("servir de tête de turc") y pronto se difundió por España y América. Surgió en los parques de diversiones, en los que se presentaba el juego de "tiro al muñeco". El participante del entretenimiento debía arrojar varias pelotas contra una marioneta que se colocaba a varios metros de distancia. Generalmente, este muñeco estaba vestido de turco y el que lo descabezaba o le volteaba el fez rojo ganaba un premio. Hoy, decir que alguien es cabeza de turco, significa achacarle culpas ajenas.

El juego todavía perdura en algunos parques de pequeñas ciudades, aunque en muchos casos, la figura del turco ha sido reemplazada por caricaturas menos discriminatoria. El turco se salvó de ser "cabeza de turco".

Editor: Jorge Ignacio Covarrubias, secretario de la ANLE.