Educación sexual en las escuelas: ¿un fracaso?

Los programas de educación sexual en las escuelas de los países industrializados parecen fracasar. Medios de información masivos y revistas académicas coinciden en que algo no funciona. ¿De qué adolecen estos proyectos educativos celebrados y vilipendiados a la vez?

Una revisión de la investigación en los Estados Unidos y Canadá alerta: los planes de educación sexual no consiguen retrasar la edad en que se comienza la actividad sexual, ni aumentar el uso de anticonceptivos, ni reducir los embarazos en las adolescentes.

(Elizabeth Ashley Jerman/Flickr/Wikimedia Commons)
(Elizabeth Ashley Jerman/Flickr/Wikimedia Commons)

Según Barbara Dafoe Whitehead, vicepresidenta del Instituto para los Valores Americanos, en Nueva York, la educación sexual debe ir más allá de enseñar a los niños una película sobre el aparato reproductivo. “Se inicia en el jardín de infantes y continúa en la escuela secundaria. Barre a través de disciplinas, tomando la biología de la reproducción, la psicología de las relaciones, la sociología de la familia, y la sexología de la masturbación y masajes. No busca simplemente reducir los riesgos de salud para los adolescentes, sino también construir la autoestima, prevenir el abuso sexual, promover el respeto de todos los tipos de familias, y hacer que los niños(as) se desarrollen como seres más asertivos”, afirma la especialista

En Estados Unidos las estadísticas dicen, según datos del Instituto Guttmacher:

De los aproximadamente 750 mil embarazos entre adolescentes que se producen cada año, el 82% son no deseados; 59% terminan en el nacimiento y más de un cuarto en el aborto.
En comparación con sus pares (ingleses, franceses, suecos y canadienses), los adolescentes estadounidenses tienen un nivel similar de actividad sexual, pero son más propensos a buscar relaciones más cortas y menos consistentes, y no usar anticonceptivos, especialmente la píldora.

Los Estados Unidossigue teniendouna de las tasas más altas de embarazo adolescente en el mundo desarrollado(68 por cada 1.000mujeres de15-19años de edad)en 2008, más del doble que la deCanadá (27,9 por 1.000)oSuecia(31,4 por 1.000).

Cadaaño, alrededor de nueve millones de nuevas infecciones de transmisión sexualse producenentre los adolescentesy los adultos

jóvenes.

(Thinkstock)
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Partidarios de la industria de la educación sexual han concluido que lo que se requiere es una “acción polifacética”. Este enfoque incluye la intervención temprana y la creación de un personal capacitado. En esto coinciden especialistas de Canadá y otras naciones, como Australia, donde se considera esta materia un tema de vital presencia dentro del currículo escolar. De hecho, se sugiere que la educación sexual efectiva tiene que empezar en edades tan jóvenes como los cinco años.

El periódico The Sidney Morning Herald, de Australia, publicó recientemente un reportaje en el que se concluye que la educación sexual en las escuelas es insuficiente, usa tácticas de miedo y se centra demasiado en la biología en vez de temas como los desafíos emocionales de las relaciones, el placer sexual y el consentimiento. Pocos consejos se dan para lidiar con las relaciones y el ambiente sexual en la edad moderna.

Mientras, los enemigos de estos programas arguyen que desde un punto de vista pedagógico, la sexualidad no cuenta con mérito dentro del currículo.¿Razones?:

1) Se carece de un corpus de ideas que pueda estimular intelectualmente a los niños

2) A diferencia de materias tales como las matemáticas, la educación sexual no contribuye al desarrollo del pensamiento abstracto ni mejora la comprensión del mundo (por ejemplo, la literatura puede ofrecer a los niños un acercamiento a las actitudes y pasiones humanas en un contexto creativo que desarrolla el entendimiento, aunque no llegue al nivel de información de un panfleto educativo)

3) Los discrepantes con estos programas alegan que no todo lo que tiene que ser aprendido con respecto a la sexualidad puede ser enseñado en las escuelas.

¿Otros programas?

Los gobiernos (conservadores o liberales) optan por no excluir el tema  dentro de  sus acciones comunitarias y escolares. Por ejemplo, en diciembre de 2009, el Congreso de EE.UU sustituyó el programa de educación basado en la abstinencia en la comunidad por un nuevo impulso de 114 millones de dólares para el programa de prevención del embarazo en la adolescencia. Solo tres meses después se creó a través de la reforma de salud un Programa de Educación para la responsabilidad personal (de cinco años -PREP). Su propósito es educar a los adolescentes sobre la abstinencia y la anticoncepción y prepararlos para la vida adulta mediante la enseñanza de temas como: as relaciones saludables, la educación financiera, la comunicación entre padres e hijos y la toma de decisiones.

¿Abandono escolar?

El año pasado, un estudio publicado en Gran Bretaña concluyó que una de las influencias más fuertes en la probabilidad de un embarazo en la adolescencia NO era la disponibilidad de servicios de anticoncepción, sino ¿cuánto tiempo los jóvenes permanecen en la escuela?

El mapa de la pobreza dentro de las sociedades industrializadas indica que en los barrios de las minorías étnicas y raciales el abandono escolar constituye un fenómeno crítico que genera la reproducción de la pobreza, la violencia, y del número de embarazos entre adolescentes. ¿Hacia dónde mirar? Hacia los sistemas de enseñanza y la motivación escolar, un tema del que hablaremos próximamente.