Los líquenes sobreviven a todo, incluso al espacio

Desde hace tiempo se sabe que la vida es capaz de adaptarse y sobrevivir en cualquier ambiente. Desde fuentes sulfurosas hasta fumarolas en lo más profundo del océano, no hay ningún ambiente de nuestro planeta, por extremo que sea, que no esté colonizado por alguna forma de vida. Y la cosa llegá aún más allá: algunos seres vivos son capaces de sobrevivir en el espacio.

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En un artículo publicado en la revista Astrobiology se explican los resultados de un experimento realizado en la Estación Espacial Internacional (EEI). La intención de los científicos era comprobar cuáles eran los límites de la vida, hasta dónde se pueden forzar las condiciones. Y el resultado ha sido sorprendente.

Durante una de las misiones en la EEI se acopló al casco de la nave, en la zona exterior, un contenedor al que llamaron "Expose-E". Dentro colocaron un conjunto de muestras biológicas de distintos orígenes, desde simples compuestos químicos orgánicos hasta seres vivos. Los organismos que se utilizaron para el experimento fueron distintas especies de bacterias, algas, semillas y líquenes.

A diferencia de los trajes que emplean los astronautas, que llevan una gran cantidad de aislamiento, el contenedor no tenía ninguna medida de protección. Y en eso consistía el experimento. Nuestra atmósfera protege a todos los seres vivos de la mayor parte de radiaciones nocivas que llegan al planeta. Estas radiaciones, especialmente las ultravioletas, son las responsables de gran cantidad de mutaciones en nuestro ADN. Y la mayoría de estas mutaciones pertenecen al grupo de las deletéreas, completamente incompatibles con la vida.

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El módulo "Expose-E" no solo estaba expuesto a las radiaciones. También estaba sujeto a unos cambios de temperatura extremos, aunque ligeramente protegidos por el casco de la nave. A lo largo de una órbita, el contenedor podía pasar de los -12ºC a los +40ºC aproximadamente 200 veces.

Tras un periodo de 18 meses, el contenedor se trajo de vuelta a la Tierra. Una vez allí se cultivaron todas las muestras, con el objetivo de ver si alguna había conseguido sobrevivir. Y así fue, aunque el organismo que lo hizo no era el que los investigadores habían supuesto. Se asumía que algunas especies de bacterias serían capaces de retornar a la vida, ya que se pueden encontrar en prácticamente cualquier ambiente del planeta.

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Pero solo algunas especies de líquenes fueron capaces de revivir, sin ningún daño aparente. Se rehidrataron y comenzaron a crecer y, tras unos meses, fueron capaces de reproducirse. Según explican los científicos, estos organismos entraron en un estado durmiente a la espera de mejores condiciones. Y cuando las encontraron, comenzaron de nuevo su ciclo de vida.

Este resultado tiene una implicación científica y una utilidad muy claras. A nivel biológico, apoya la teoría de la panspermia, según la cual la vida en nuestro planeta tendría un origen extraterrestre. Durante las intensas lluvias de meteoritos que sufrió la Tierra en sus primeros tiempos, algunas de estas rocas celestes habrían traído o bien organismos enteros o al menos sustancias orgánicas capaces de dar pie a toda la evolución posterior. Aunque esta teoría no ha sido comprobada, y en muchos círculos se la considera como poco creíble, el que seres vivos sean capaces de sobrevivir en el espacio la respalda.

Y por otra parte, la utilidad comercial de este experimento ya está en marcha. Distintas empresas de cosméticos que se dedican a la fabricación de cremas de protección solar están tratando de hacerse con muestras de los supervivientes espaciales para mejorar sus productos.



Fuente: Yahoo! España
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