Las plantas carnívoras pasan al ataque

Una cosa se puede dar por segura en Biología, y es que los seres vivos son capaces de adaptarse a cualquier ambiente, por muy malas que sean las condiciones. Un ejemplo de ello son las plantas carnívoras. Al vivir en ambientes pobres en nutrientes, buscan una solución para mejorar sus posibilidades. En este caso, toman sus nutrientes de animales, cazándolos y digiriéndolos. Normalmente lo hacen de forma pasiva, pero algunas de ellas pasan directamente al ataque, tal y como se explica en un artículo recientemente publicado en la revista PLoSONE.

Para atrapar a los insectos de los que se alimentan, las plantas carnívoras pueden utilizar dos estrategias. La primera, denominada pasiva, consiste en tentar a los insectos con algún tipo de reclamo, como pueden ser néctares o similares, y encerrarlos en sus estructuras. Después pasan a digerirlos y absorber los nutrientes.

[Te puede interesar: Los líquenes sobreviven a todo, incluso al espacio]

La segunda estrategia se conoce como activa. Estas plantas tienen mecanismos que permiten disparar una respuesta, a modo de resortes. Cuando un insecto se posa en una hoja, toca un tipo especial de estructuras. En ese momento, la hoja se cierra, impidiendo que el animal pueda salir, y comienzan a segregarse sustancias que permiten a la planta aprovechar la comida. Este es el mecanismo más conocido, el que tienen las Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula).

Pero aún hay otro mecanismo, que es el que se ha descrito en el artículo. Varias especies de este tipo de plantas tienen unos "tentáculos" pegajosos. Cuando un insecto se posa sobre ellos, se queda pegado y no puede escapar. En el caso de Drosera granduligera, también existen tentáculos que no son pegajosos.

 [Te puede interesar: La abeja que se alimenta de sudor humano]

Y aquí es donde entra la estrategia de "ataque". Este último tipo de tentáculos tienen la misión de lanzar al insecto hacia la zona de la hoja donde están las sustancias digestivas. Cuando se activa, catapultan a las presas hacia la zona donde se lleva a cabo la absorción de los nutrientes en cuestión de milésimas de segundo. Demasiado rápido para que lo detecte el ojo, razón por la que se ha tardado tanto tiempo en descubrir este mecanismo.

En el siguiente video se puede observar, a cámara lenta, como funciona este mecanismo.