Biocápsulas, el doctor de la NASA que viaja "dentro" del astronauta

Si uno examina los grandes problemas a los que se enfrentarán los pioneros, se dará cuenta rápidamente que existen riesgos muy serios para la salud de los astronautas. Bien sean físicos o psicológicos.

El problema es que una persona que viaja camino de Marte tiene "ciertas" dificultades para pedir un taxi y acudir a su centro de salud más cercano, de hecho puede que en la tripulación ni siquiera viaje un médico. ¿Qué hacer entonces en caso de infección, o de depresión? Bien, encontrar un remedio a este problema lleva años quitándole el sueño a la NASA.

Para solucionarlo han patentado una cápsula de nanotubos de carbono que se implanta bajo la piel del astronauta de forma sencilla (sólo requiere anestesia local) y que pueda ir monitorizando las constantes generales de su portador y liberando a demanda los principios activos necesarios para tratarle. Todo ello sin que el astronauta se dé cuenta siquiera de lo que sucede en el interior de esta "biocápsula".

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Las aplicaciones de este gran invento son enormes, incluso aquí abajo en la Tierra. Algunos pacientes de cáncer sometidos a radioterapia, por ejemplo, son tratados con una hormona llamada G-CSF. Las siglas de esta hormona (que vienen del Factor Estimulante de Colonias de Granulocitos) son sinónimo de remedio potente contra las infecciones. Las biocápsulas podrían perfectamente ocuparse de liberar el G-CSF que los enfermos necesitan, sin tener que acudir a clínicas a recibir él "incómodo" pinchazo.

Una de las características más interesantes de los nanotubos de carbono con que están hechas estás cápsulas, además de su resistencia y durabilidad (no caducan), es la de que son inertes, es decir el cuerpo las tolera de forma natural sin que el sistema inmune las ataque.

Además, su porosidad, permite que los principios activos encerrados en su interior atraviesen las paredes sin dificultades para ser distribuidos por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo.

Aquí en la Tierra, uno de los campos de acción más esperanzadores para las biocápsulas es el de la dosificación de insulina a los pacientes de diabetes. Podrían implantarse estás cápsulas repletas de células pancreáticas de origen animal (10 millones para un paciente con un nivel de gravedad medio), y complementarlas con alguna clase de sensor de niveles de azúcar en sangre.

Habida cuenta de que los pacientes de diabetes pasan al menos una tercera parte del día durmiendo (momento en que no pueden monitorizar sus niveles de glucosa y suministrarse la insulina) con el riesgo que esto conlleva, las biocápsulas podrían resultar la solución perfecta para que los diabéticos pudieran "olvidarse" de comprobar su estado.

Leído en Gizmodo.com.