Los musulmanes no son más violentos

Producen - y sufren - más terrorismo, pero el crimen en los países de mayoría musulmana es menor que en el resto del mundo

Anwwar Trawneh (3i), la mujer del piloto Muaz Kasasbeh ejecutado por el Estado Islámico. EFE
Anwwar Trawneh (3i), la mujer del piloto Muaz Kasasbeh ejecutado por el Estado Islámico. EFE

Estado Islámico ha publicado uno de sus videos más salvajes. Es la quema lenta del piloto jordano Muaz Kasasbeh, encerrado dentro de una jaula, mientras reza. Es imposible de ver. La cadena NPR advierte que la "descripción" de su periodista Alison Meuse es gráfica y puede herir sensibilidades:

Vemos primero al primer teniente Muaz Kasasbeh andando con un mono naranja delante de un pelotón de fusilamiento. Le colocan delante de una jaula metálica. A cámara lenta, uno de los hombres enciende una mecha que cubre su cuerpo de llamas. Oímos los gritos atormentados del piloto mientras suenan cantos islámicos de fondo. Al rato, su cuerpo negro se arrodilla, al parecer sin vida. Un arado entierra la caja entre escombros.

Para algunos es el video yihadista más bárbaro que recuerdan:

No queda claro si provocar ira es parte de la estrategia lógica de Estado Islámico:

O si de tanto forzar la violencia se les va a volver en su contra. Jordania ha decidido responder en caliente y ha ejecutado a la presa Sajida al-Rishawi -una terrorista suicida detenida en 2005 en Amán cuando sus explosivos no estallaron- que Estado Islámico quería intercambiar por el piloto. El gobierno jordano estaba dispuesto a liberarla.

Pero, según ha revelado la televisión jordana, Kasasbeh llevaba muerto desde el 3 de enero. Estado Islámico y Jordania pueden acabar por intercambiar, a niveles distintos, acciones brutales.

Estado Islámico siempre encuentra una justificación religiosa en el Islam:

Aunque en religión y textos sagrados es fácil encontrar argumentos opuestos e incluso su prohibición:

El uso de la religión sirve para todo. Pero pensar que los musulmanes son más violentos solo por culpa de su religión es un error. Parece evidente, pero el razonamiento con los datos es interesante. El profesor de la Universidad de California en Berkeley Steven Fish ha estudiado la violencia musulmana. Ha dividido la violencia en tres categorías: terrorismo, guerras civiles y crimen. En este libro da todos los detalles.

El islam es el origen principal de terrorismo en el mundo entre 1994 y 2008. En estos 14 años ha habido 204 atentados con 15 o más víctimas. En 125 -un 61 por ciento- los responsables fueron islamistas. En el caso de la violencia intraestatal -Fish no solo analiza guerras civiles, sino también insurgencias y represión gubernamental-, la estadística da unos números menos claros.

Fish utiliza una base de datos que incluye conflictos internos en el mundo entre 1946 y 2007 -Siria y la primavera árabe quedan por tanto fuera. En estas décadas ha habido 235 casos de violencia intraestatal con 21 millones de muertos. Solo en el 27 por ciento de los muertos en esos conflictos ocurrieron en países de mayoría musulmana.

Es lógico: en el mundo hay solo un cuarto de países de mayoría musulmana. Los diez conflictos nacionales con más muertos en estas décadas ocurrieron, por orden, en China, Vietnam, Sudán, Camboya, República Democrática del Congo, las dos Coreas (durante la guerra), Pakistán, Angola y Afganistán. Tres son de mayoría musulmana: Sudán, Pakistán y Afganistán.

Hay otro dato que permite comparar mejor: ¿qué porcentaje medio de la población de cada país murió en esos conflictos? La cifra para países musulmanes es 0,64; para el resto, 0,72. La violencia en países musulmanes es por tanto algo menor -o al menos lo era hasta 2007.

Pero el dato más extraordinario es el crimen. El modo habitual de clasificación es asesinatos por 100.000 habitantes. La media anual en los países musulmanes hasta 2010 fue de 2,4; en países no musulmanes fue 7,5. La diferencia es enorme. Sudáfrica (48), Rusia (20), México (13), Brasil (11) o Estados Unidos (6) superan ampliamente a Turquía (4) o al país musulmán más poblado, Indonesia (1).

Es admisible pensar que los países musulmanes suelen vivir bajo dictaduras, que controlan mejor el crimen o mienten en sus estadísticas. Pero Fish habría incluido esa variable en sus datos.

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La pregunta ahora es obvia: por qué esta diferencia entre terrorismo musulmán y crimen no musulmán. Fish tiene una teoría arriesgada y forzada, pero fascinante. Sería algo así: en la historia el mundo cristiano ha ganado por paliza. La población de países de mayoría cristiana son un tercio de la humanidad, pero tienen dos tercios de la riqueza y 90 por ciento del poderío militar.

La frustración política que sienten los musulmanes ayudaría a entender el terrorismo. Fish trata de hacer entender esa frustración con un ejercicio de política ficción. Imaginemos, dice, que los países cristianos entran en declive: Estados Unidos no llega a todos los frentes, los hidrocarburos no salvan a Rusia, la desigualdad hunde a América Latina y a la África cristiana, y Europa sigue su decadencia.

El mulá Krekar, fundador del grupo islámico Ansar al-Islam, (i), conversa con su esposa Rokosh en el tribunal de Oslo, Noruega, donde ha sido condenado a cinco años de cárcel por amenazas de muerte contra autoridades noruegas y ciudadanos de origen kurdo. EFE/Archivo
El mulá Krekar, fundador del grupo islámico Ansar al-Islam, (i), conversa con su esposa Rokosh en el tribunal de Oslo, Noruega, donde ha sido condenado a cinco años de cárcel por amenazas de muerte contra autoridades noruegas y ciudadanos de origen kurdo. EFE/Archivo

China ocupa el nuevo lugar de líder influyente, se hace amiga de los países árabes e invierte. El resto de países musulmanes no árabes aprovecha esa tendencia. Israel desaparece. Desde Turquía y Asia Central se dan pequeñas invasiones de Occidente. También Malasia e Indonesia aprovechan la debilidad de Filipinas.

Los países occidentales se quejan, pero no tienen fuerza para oponerse. El dinero chino fluye y muchos países lo toman y callan. Dice Fish:

¿Aceptaría todo el mundo en la cristiandad estos cambios con calma? Algunos quizá no. El desprecio por sus culturas, lenguas, formas de gobierno, productos y seguridad pueden encender una rabia extendida, lenta. La sospecha de que incluso algunos de sus líderes son cómplices puede ser la última gota.

El terrorismo es terrible e injustificable, pero ¿saldrían masas de cristianos a oponerse a esos grupos que defienden aspectos locos de su civilización y ser así ligados a los opresores? Las religiones tienen argumentos para todo. Es un juego de política ficción irreal. El terrorismo sigue sin tener justificación. Pero quizá se entiende algo mejor.


Historia original: Yahoo España