Los mejores momentos del juicio sobre las orgías de Strauss-Kahn

El ex director francés del FMI afronta su segundo caso por asuntos sexuales

Un dibujo de Dominique Strauss-Kahn declarando ante el tribunal de Lille (Francia) este martes 10 de febrero
Un dibujo de Dominique Strauss-Kahn declarando ante el tribunal de Lille (Francia) este martes 10 de febrero

El ex diputado, ex ministro francés y ex director general del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn apareció el martes por primera vez en el proceso que juzga si se benefició a conciencia de veladas con prostitutas en Lille, París o Washington. Strauss-Kahn no es el único acusado. Hay 13 más, dos mujeres.

El presunto delito básico es proxenetismo con un grupo. En Francia la prostitución no es delito, pero sí promoverla como proxeneta. Este caso no tiene nada que ver con la acusación de la empleada Nafissatou Diallo de violación en un hotel en Nueva York. Strauss-Kahn fue absuelto del caso inicial y llegó a un acuerdo con Diallo. Hoy es propietaria de un restaurante en el Bronx.

Ambos casos estallaron cuando Strauss-Kahn dominaba en las encuestas de las elecciones presidenciales de 2012. Hay quien imagina conspiraciones. Aquellas elecciones las ganó el candidato socialista, François Hollande. Es fácil imaginar que Strauss Kahn podría ser hoy el presidente de Francia.

Strauss-Kahn se dedica hoy a la consultoría internacional. Según ha dicho en el juicio, su empresa ha logrado 2,4 millones de dividendos y he ganado 10 mil euros mensuales de pensión por haber sido diputado, ministro y director del FMI.

Strauss-Kahn tiene más apariciones en un juicio que durará aún semanas. Pero el primer día ha dado grandes detalles sobre la vida privada y presuntamente delictiva de, según el juez, “uno de los hombres más importantes del mundo”.

1. Los dos organizadores, venidos a menos. Dos ejecutivos de grandes empresas, David Roquet y Fabrice Pazskowski, son los sospechosos principales de montar las fiestas y pagar a las prostitutas. Sus vidas han ido a menos desde 2011, cuando estalló el caso.

Roquet llora cuando declara que tuvo que comprar una furgoneta con la que se mueve para “tallar piedra y restaurar vitrales". Su nueva empresa se llama Espíritu de los Monasterios. Roquet dijo también que desde hace tres años llora a diario.

Pazskowski es amigo personal de Strauss-Kahn. El día antes de la vista, dijo, su madre había sufrido una embolia.

2. El salvador del mundo. Strauss-Kahn estaba entonces a otras cosas. El juez le pregunta si era entonces “uno de los hombres más importantes del mundo”. No sé, dice Strauss-Kahn, pero “cuando estaba en el FMI, con la crisis de las hipotecas subprime, hemos salvado el planeta de una de las crisis financieras más graves”.

3. Una actividad moderada. Ha sido la frase del día: “Da la impresión, según la acusación, de una actividad frenética. Pero no ha habido más de doce encuentros en total, es decir cuatro por año durante tres años. No era una actividad desenfrenada”.

Strauss-Kahn ha añadido luego aclaraciones: “Tenía otras cosas que hacer. Tenía ambiciones políticas” y “eran sesiones de recreo” en una “vida trepidante”.

4. Las veladas libertinas. El objetivo de Strauss-Kahn es probar que él no tenía por qué saber que eran prostitutas. Su amigo Pazskowski ha dicho que el valor de las fiestas no eran las jóvenes: “El regalo no era las chicas, sino Dominique Strauss-Kahn. Me pedían su presencia”.

Strauss-Kahn lo prefería así: “¡Me gustaba que hubiera fiesta! Fabrice Paszkowski me ha escondido que se trataba de prostitutas porque sabía que si lo hubiera sabido no habría ido”. Así lo aclara: “No es la concepción que tengo de las relaciones sexuales hacerlo con prostitutas. No me gusta”.

Las chicas, en suma, “venían con amigos a participar de una tarde festiva”. Para Strauss-Kahn no es tan raro que chicas se le insinúen: “Me ha pasado unas diez veces que una mujer se me ofrezca”. Hay otros relatos de la vista que dicen “decenas de veces”.

5. Qué es el libertinaje. Si las chicas no eran prostitutas para Strauss-Kahn, el debate siguiente de la sesión ha sido sobre si las fiestas podían verse como libertinas porque todo el mundo disfrutaba igual “por el placer del sexo”. Una de las jóvenes ha reconocido que en una de las fiestas eran seis hombres y seis mujeres. Pero dos ex prostitutas han descrito una escena distinta.

Primero, M. “Yo no tenía la costumbre de ese tipo de prácticas, le decía que me dolía”. No ha aclarado qué práctica. La chica ha aclarado que era consentido porque “me hacía falta ese dinero”. Cobró 500 euros. Strauss-Kahn, en cambio, dice, “sonreía de principio a fin”. Strauss-Kahn se defiende: no se percató, “me hubiera dejado helado” verla llorar.

La segunda prostituta es Jade: al entrar vio “una cama grande con un señor solo encima rodeado de muchas mujeres. Como en la antigüedad. Normalmente, el libertinaje es ida y vuelta. Ahí era una ida sola. Era todo un poco bestial”.

Bestial o no, la presencia de un personaje famoso en un caso así permite debatir acerca de la legislación francesa sobre la prostitución.

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