Los espejos mágicos de John Dee

Por sorprendente que pueda parecer, el Museo Británico de Londres cuenta entre sus fondos con unas peculiares piezas que, durante los siglos XVI y XVII, fueron utilizadas por un sabio británico con fines mágicos y sobrenaturales. Quería contactar con los ángeles.

John Dee (1527-1609) fue una de las mentes más brillantes de su tiempo, y llegó a destacar en numerosos campos del saber: fue un consumado astrónomo y un destacado matemático y geógrafo pero, al igual que otros muchos sabios de su tiempo, mostró también un gran interés por disciplinas pseudocientíficas como la astrología, la magia o la alquimia.

Por si fuera poco, su llamativo y sorprendente currículum se completa con el hecho de que, durante algún tiempo, formó parte de la Corte de Isabel I de Inglaterra, convirtiéndose en su astrólogo personal, a quien consultaba para tomar importantes decisiones de Estado.

A partir de cierto momento de su vida —y de forma especial después de conocer a un siniestro personaje llamado Edward Kelly—, Dee se mostró especialmente interesado en hallar una forma de contactar con los ángeles. Los manuscritos de Dee dan a entender que estaba convencido de haber logrado dicho contacto, dejando constancia de lo que él denominaba "lenguaje enoquiano" —de los ángeles— que, según decía, le había sido revelado.

Como decíamos al principio, el Museo Británico conserva en su colección varias piezas que pertenecieron al mago renacentista, y que utilizó en sus pretendidos contactos con el mundo espiritual. En total, son seis piezas "mágicas", en su mayoría rescatadas por el anticuario británico Sir Robert Cotton (1571-1631), cuya colección fue una de las que dieron forma al primitivo Museo Británico.

El peculiar legado de Dee está formado por tres "sellos" en forma de disco grabados con extraños símbolos mágicos —dos pequeños y uno más grande—, un espejo de obsidiana de origen azteca, un disco dorado y una bola de cristal. Sin duda alguna, el mejor equipo que todo mago podría desear.

Los tres sellos o discos recubiertos de signos ocultistas habrían sido utilizados por Dee durante sus contactos con los ángeles. En concreto, sobre el más grande se habría apoyado la bola de cristal —o una muy parecida— que se conserva en el museo londinense. En el centro de este disco destaca claramente la figura de un pentagrama "atravesado" por una circunferencia, y rodeado por otros símbolos geométricos y signos mágicos.

En lo que respecta al disco de oro, posee un grabado en el que se representa la llamada "visión de los cuatro castillos", que según ciertos escritos, Dee experimentó mientras se encontraba en Cracovia en 1584. En esa época, Dee había viajado hasta centroeuropa con la intención de convencer de sus contactos angélicos al emperador Rodolfo II. Éste es el objeto más reciente de la curiosa colección, pues fue comprado por el museo hace ahora setenta años, en 1942.