La pasión oculta de Remedios Varo

Aunque nacida en Anglés (Girona) en 1908, la pintora Remedios Varo es poco conocida en España —al menos a nivel popular—, mientras que en México y EEUU es uno de los referentes de las artes plásticas del siglo XX, y del surrealismo en particular.

Por otra parte —y esto es aún menos sabido—, la obra de Varo estuvo directamente influida por ciertas corrientes esotéricas de moda en su época, lo que ayuda a explicar, en parte, los asombrosos "mundos mágicos" que plasmó en sus lienzos.

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Remedios creció bajo la influencia directa de sus padres, de personalidades casi opuestas. Su padre era un ingeniero hidráulico, lo que influiría en su obra, pues en sus pinturas aparecen a menudo artefactos mecánicos.

Su madre, por el contrario, era una mujer muy religiosa, y aquella devoción hizo que decidiera recluir a su hija en un internado de monjas.

Aquella reclusión se prolongaría hasta los 17 años, cuando Remedios pudo trasladarse a Madrid para hacer realidad su vocación artística. Tras su graduación en 1931 se trasladó por un año a París, y más tarde regresó de nuevo a España, pasando por Barcelona y Madrid.

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En esos años conoció al escritor surrealista Bejamin Péret, con quien se casó en 1937. Péret —de nacionalidad francesa— era un simpatizante de la causa republicana española, pero él y Remedios se vieron obligados a huir a Francia para escapar de la guerra.

Una vez en París, Remedios entró en contacto con surrealistas de la talla de Breton, Tanguy, Ernst y la que sería su gran amiga, Leonora Carrington.

Allí comenzó a desarrollar su obra surrealista, exponiendo en varias galerías, pero sus cuadros todavía estaban lejos de mostrar las peculiares características que tendrían años más tarde.

Con la llegada de los nazis a Francia, Remedios y su marido decidieron huir a México, a donde llegaron en 1941. Allí entraron en contacto con otros artistas europeos también exiliados, como Luis Buñuel, y Remedios pudo fortalecer más su amistad con Leonora Carrington.

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Fue entonces cuando, de la mano de su amiga Carrington, aumentó su interés por varias corrientes esotéricas y espirituales, a las que se sumaron las influencias de la cultura mexicana.

Entre sus pinturas destacan las protagonizadas por personajes que emprenden "viajes metafísicos a otros mundos" , como en 'Hacia Aquario' (1961), 'Trovador' (1959) o 'Descubrimiento de un geólogo mutante' (1961).

Todas estas obras sobre viajeros y científicos fantásticos sugieren, como explica el profesor Lois Parkingson, "la transmigración y los poderes de transfiguración conjurados por la alquimia medieval. Varo conocía bien los principios y la iconografía de esta tradición, cuyas raíces están profundamente arraigadas en el pensamiento español del medievo".

Entre las creencias sobrenaturales que influyeron a Varo se encuentran también las prácticas rituales de los indígenas mexicanos y la cultura sincrética del país, que la artista tuvo oportunidad de conocer mientras vivió allí.

Sin embargo, más importantes que las anteriores, son las influencias ajenas a México, aunque las recibiera durante su etapa en el país.

Al igual que ocurría en Europa, también hasta allí habían llegado las prácticas y doctrinas espiritistas y ocultistas, y Varo se vio profundamente influida por ellas.

Como bien explica Parkinson en un trabajo sobre la artista española, incluso varios presidentes mexicanos, como Francisco Madero y Lázaro Cardenas o Ezequiel Padilla pertenecieron a distintos grupos esotéricos.

Así, Varo mostró un gran interés por una extensa lista de disciplinas y autores, como Jung, Blavatsky, el sufismo, las leyendas sobre el Santo Grial, la geometría sagrada, la alquimia, el I-ching chino o las ideas del místico ruso George Gurdjieff.

El ambiente sociocultural de México en aquellos años favoreció el éxito de dos de estas ideas con mayor fuerza: la teosofía de Blavatsky, y la doctrina sobre El Cuarto Camino, de Gurdjieff.

Según las ideas del místico ruso, el ser humano vive "dormido", ajeno a la verdadera realidad, por lo que propone un desarrollo de la conciencia a través del autoconocimiento.

Esta transformación interna sería posible, según las doctrinas de Gurdjieff, "recorriendo" el Cuarto Camino, una idea surgida de la mezcla de de elementos budistas, cristianos ortodoxos, hinduistas e incluso sufíes.

Así, por medio de la instropección (Gurdjieff lo llamaba remembranza) se hacía posible esa anhelada transformación interna. El místico ruso creía que este camino podía recorrerse solo, aunque era mejor hacerlo en compañía.

Todas estas teorías de Gurdjieff calaron con fuerza en parte de la sociedad de la época, y en especial entre los artistas. Entre ellos se encontraba Remedios Varo. Una influencia que, junto a otros elementos, ayudaron a construir esos mundos fantásticos que surgieron de la mente y los pinceles de la artista hispano-mexicana.


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