El “sueño” sin cumplir de Martin Luther King


El histórico y célebre discurso ‘I Have a Dream’ que Martin Luther King Jr. pronunció en el momento culminante de la gran Marcha sobre Washington en demanda de fin del racismo, empleo y libertad cumple 50 años este 28 de agosto. Esas palabras y el contexto en el que fueron pronunciadas en 1963 han sido un símbolo en la lucha por los derechos civiles y la igualdad laboral y económica. El ‘I Have a Dream’ (‘Yo tengo un sueño’) además ha marcado las aspiraciones de igualdad y fin de la discriminación de todo Estados Unidos desde entonces.

Sin embargo, el sueño de King y de tantos luchadores por los derechos civiles aún no ha sido conseguido del todo y queda aún mucho camino por recorrer. Eso es lo que se concluye de un reciente estudio del Centro Pew, que encontró que si bien 45% de los estadounidenses considera que el país ha logrado un avance sustancial en el tema de la igualdad racial, un 49% cree que falta mucho por hacer.

Además, no todos piensan igual sobre el progreso conseguido en términos de igualdad racial. Los afroamericanos tienden a ser escépticos y consideran que aún no se les trata del mismo modo que a los blancos en escuelas, cortes, instituciones comunitarias y por la policía. Por ejemplo, 68% de los afroamericanos dicen que no se les trata igual que a los blancos en las cortes, pero sólo el 27% de los blancos cree lo mismo.

Con todo, la convivencia en general entre comunidades raciales diferentes es bastante buena, lo que no puede decirse en absoluto si se le compara con los momentos de tremenda tensión en las décadas de 1950 y 1960. Ahora, el 73% de los afroamericanos y el 81% de los blancos considera que sus relaciones entre sí son bastante buenas. Entre blancos e hispanos un 77% y 74% de esos grupos, respectivamente, consideran que sus relaciones son bastante buenas, aunque esa dicotomía es un tanto menos favorable entre afroamericanos e hispanos, pues solo un 61% de los latinos considera que su comunidad se lleva considerablemente bien con los afroamericanos. En cambio, 78% de los afroamericanos consideran que su comunidad mantiene muy buena relación con los hispanos.

Desde luego, las graves excepciones siguen allí. Una revisión, por ejemplo, de los reportes del Southern Poverty Law Center (por ejemplo, de su revista ‘Intelligence Report’) muestra la persistencia y en algunos casos el incremento de grupos extremistas racistas y xenófobos en el país (muchos del tipo supremacista blanco o similares, pero algunos integrados por personas de otras razas). Pero a escala general, más allá de los casos específicos, que no dejan de ser graves, la situación es significativamente mejor que hace 50 años.

Pero el racismo sigue vigente, si bien ha disminuido en comparación a los ásperos días de 1963 cuando King enunciaba su sueño y cientos de miles marchaban sobre Washington DC.

Hoy, con todo, 35% de los afroamericanos y 20% de los hispanos han sufrido discriminación o trato injusto en el año reciente, según el estudio del Centro Pew, que entrevistó a 2,231 personas.

Otros indicadores del gobierno muestran más sobre lo logrado y lo que aún falta por hacer. Por ejemplo, los hogares afroamericano ha incrementados en promedio su ingreso en un 66% desde 1967, pero en comparación con lo que gana un hogar blanco su avance ha sido menor: el ingreso de los hogares afroamericanos ha pasado a ser del 55% al 59% de los ingresos de un hogar blanco en ese periodo. La desigualdad en el ingreso familiar, en algunos casos, se ha incrementado incluso en los años recientes y por lo general los afroamericanos sufren de mayores niveles de desempleo que los blancos.

En términos educativos los afroamericanos han logrado casi el mismo nivel de graduación de preparatoria que los blancos, si bien en el acceso y graduación de la universidad aún existe un rezago.

En cambio, en lo relacionado a delitos y encarcelamiento, la situación se encuentra significativamente desbalanceada. En 2010, los afroamericanos eran seis veces más susceptibles de ir a la cárcel que los blancos, por múltiples factores tanto económicos y sociales como procesales, un retroceso en comparación con esa cifra en la década de 1960, cuando era cinco a uno.

En lo relacionado al voto, el fenómeno de Barack Obama ha impulsado los niveles de participación de los afroamericanos, que en 2012 superaron a los de los blancos (67% contra 64%), pero aún existen regiones del país donde las barreras para el voto y el incremento del poder político de las minorías persisten o pretenden ser amplificadas, como en los casos de las leyes de identificación para votar o en las disputas por la redistritación electoral en estados del sur y en Texas.

El sueño de King aún no está completo y por ello la lucha debe continuar en beneficio de la sociedad estadounidense en general. Por ello, a 50 años del ‘I Have a Dream’ si bien es cierto que ha habido avances cruciales, las comunidades, y sobre todo las minorías, no pueden simplemente echarse a dormir.

-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro