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El "nido de amor" escondido de Gadafi

La universidad de Al Fateh tenía fama de hervidero de intelectuales gadafistas. Un centro de estudios en el que se obviaban los méritos académicos para favorecer a quienes más cercanos estuvieran al régimen de dictador de Libia. El propio Gadafi la visitiaba con frecuencia para dar charlas en un auditorio de 450 plazas. Se sabía desde hace mucho tiempo. Lo que nadie sabía era lo que Gadafi escondía en la primera planta del mismo edificio: un "nido de amor".

La BBC ha tenido acceso a esta habitación, escondida tras una serie de puertas cerradas con llave. Se trata de un hallazgo inquietante, no por cómo cumplía con los tópicos de todo picadero de dudoso criterio: cama doble, alfombras de estampados de flores, lámparas que emiten una luz anaranjada y hasta un jacuzzi en el baño contiguo. Lo inquietante es lo que hay en otra habitación: una sala completamente equipada con material de ginecólogo: la mesa, los utensilios, las lámparas... "Hasta tiene una cama de ginecólogo", se sorprende el nuevo decano de la universidad, Faisal Krekshi, que precisamente ejerce la profesión y lleva 14 años trabajando en la universidad. "¿Para qué querría eso? Creo que la puso para realizar abortos ilegales".

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Krekshi va más allá en su teoría y se aventura a suponer que quizás Gadafi no solo se traía a sus amantes al sórdido cuarto, sino que también violaba a las estudiantes. Para colomo, esta no es la única impronta que Gadafi dejó en el centro: los rebeldes también han encontrado una prisión y una oficina para su jefe de inteligencia, Abdullah Senussi.

Lejos de continuar estrechando la relación entre la universidad y el estado, Krekshi está liderando un cambio paulatino en la forma de hacer las cosas. Sabe que antes se pedía a los trabajadores que espiaran a sus compañeros, que las muestras de insurrección (tan comunes en las universidades de todo el mundo a lo largo de la historia) se zanjaban con crueldad (en 1976, un grupo de insurrectos fue ahorcado directamente en el campus). Pero también sabe que muchos partidarios del régimen gadafista son personas de alta enjundia intelectual, de ahí que no quiera purgar las aulas e insista en que quienes no participaran en ningún crimen vuelvan a la universidad.

La decisión no ha sentado bien a una institución que ha vivido en la paranoia y la inseguridad desde hace décadas. Muchos profesores se encararon con el decano hace unos días para explicarle: "¡Tenemos miedo! ¡Tenemos miedo del Comité Revolucionario! ¡Por favor, echa a los gadafistas! ¿A qué estás esperando?". Krekshi sólo tiene una respuesta: no se quiere imponer; quiere escuchar todas las propuestas antes de tomar decisiones, a pesar saber que muchos no razonan antes de hablarle: "Quieren venganza. Pero mi venganza es otra mucho más simple: transparencia y legalidad", responde.

No obstante, como ilustra la cabecera digital The Daily Beast, Krekshi también tiene sus propios impulsos. Caminando junto a un periodista de este medio, se encuentra un disco plateado con la cara del dictador; lo coge, lo lanza al suelo y lo pisotea, y hace lo mismo con un libro con tapas de cuero que recoge varios discursos de Gadafi. Le pide a sus empleados que lo dejen donde está mientras confiesa su mayor miedo: "Si eras pro-Gadafi hasta hace dos semanas, no vas a poder cambiar de bando inmediatamente".