El hombre que sobrevivió al ataque de un tiburón

En cuanto el tiburón volvió a abrir la boca para morderle por segunda vez, Glen Folkard salvó su vida. Este surfero de 44 años había acudido a Redhead Beach, al norte de Sydney (Australia), hace unas cinco semanas, para disfrutar de las aguas con su tabla de surf cuando, de repente, un escualo de tres metros le hizo perder el equilibrio, le mordió la pierna con la fuerza de una tenaza, y lo arrastró bajo la superficie.

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Folkard no lo sabía todavía, pero se estaba enfrentando a un tiburón toro, una de las especies más agresivas con el ser humano. En cuanto el animal se dispuso a morderle de nuevo, el surfero se apañó para volver a la superficie, montarse en la tabla de nuevo y empezar a remar con los brazos en dirección a la orilla. No miró hacia atrás. De haberlo hecho, habría visto el reguero de sangre que iba dejando a su paso, proveniente de la enorme herida que tenía en el muslo. Y lo que es peor: hubiera visto la mancha, oscura y amenazante, que le estaba dando caza.

Folkard vivió para contar su escalofriante baño. Al menos, el encuentro con el tiburón toro y su milagrosa huida hacia tierra firme. "Fue exactamente como suena. Terror. Puro terror", narra. "Me golpeó desde abajo, me agarró, me dio la vuelta, me sumergió y creo que me soltó porque tenía algo de fibra de vidrio [perteneciente al trozo de la tabla que también mordió] en la boca". A partir de ahí, todo es más confuso.

En cuanto llegó a la orilla, perdió el conocimiento. Tenía un muñón sanguinolento por muslo y su tez se había vuelto gris tras la pérdida de sangre. Pero estaba vivo. Sentía euforia. "Solo recuerdo rodar de la tabla y tumbarme boca arriba en la arena, mirar al cielo y amar la vida y a mi familia. Pensaba, 'estoy vivo. Lo he conseguido'. Porque ni acercándome a la orilla me había sentido a salvo. El tiburón estaba a escasos metros de mí".

Cuando llegó la ambulancia, Folkard pesaba casi dos kilos menos. Era la cantidad de carne que le había arrancado el tiburón. Se había formado un corrillo alrededor de la víctima, de testigos que aseguraban poder aportar nuevas perspectivas al suceso. "Mi hijo afirma que vio al escualo saltar sobre la superficie para atacar a un pez", contaba uno que se identificó como Peter.

"Entonces escuchamos gritos de ayuda que venían de lejos. '¡Socorro! ¡Estoy en peligro!'. Lo que no veíamos era de quién provenía. Entonces vi que el hombre se volvía a subir a la tabla". Los bañistas empezaron a abandonar el agua a la carrera. "Era como una escena de Tiburón, ya sabes, la escena en la que todo el mundo sale del agua en un día soleado en el que apetece bañarse. Entonces llegó el surfero. Había trozos de su tabla flotando en la superficie y aquel reguero de sangre. Sabía que había sido un ataque de tiburón".

Los vigilantes de la playa le dieron a Folkard algo de oxígeno antes de llevárselo a un cobertizo. Ahí fue cuando recuperó el conocimiento e incluso bromeó que esperaba que su tabla estuviera a salvo porque era su favorita. Tras cinco semanas en el hospital, puede contar que ha sobrevivido una de las experiencias más sobrecogedoras para un ser humano.

Ha sido el primer ataque de un tiburón a un humano en las aguas en New South Wales desde febrero de 2009, cuando un surfero perdió la mano. Generalmente estas aguas están cercadas por redes para impedir el acceso de depredadores del tamaño de un tiburón toro, pero es posible que hayan sido retiradas (son, al fin y al cabo, bastante poco efectivas y el blanco favorito de los ecologistas a la hora de criticar al gobierno local). En todo caso, se supone que desde que fueron instaladas en 1937 solo ha habido un ataque mortal de un tiburón a un ser humano. El de Folkard estuvo muy cerca de ser el segundo.

Fuente: Daily mail