El fugitivo norcoreano protagonista de un best seller cuya historia no es del todo verdad

Shin Dong-hyuk, única persona conocida en haber nacido en un campo norcoreano y haber logrado escaparse, el 19 de febrero de 2013 en la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia
Shin Dong-hyuk, única persona conocida en haber nacido en un campo norcoreano y haber logrado escaparse, el 19 de febrero de 2013 en la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia

Shin Dong-hyuk es un joven norcoreano que contó su vida en el libro Evasión del Campo 14. Nació en ese campo de internamiento de alta seguridad. Allí vio morir a su madre y a su hermano, después de que él les delatara porque iban a escapar. En 2005, con 25 años, él sí logró huir a China y Corea del Sur. Es, dice la leyenda, el único norcoreano que ha escapado vivo de un campo de alta seguridad.

Pudo salir de la valla que rodea el Campo 14 al arrastrarse por encima del cadáver de un compañero que se había electrocutado. Un cuerpo muerto no es conductor de la electricidad, según parece. El libro está lleno de detalles angustiosos sobre comer ratas y aprovechar excrementos. Ha sido un éxito de ventas -es el número 1 sobre Corea del Norte y sobre historia de Asia en Amazon- y ha sido traducido a 27 lenguas, entre ellas el español.

El drama de Shin es una de las bases de un informe de Naciones Unidas donde se detalla el lavado de cerebro, la tortura y las hambrunas por delitos menores. En octubre el encargado de Corea del Norte en Naciones Unidas, Marzuki Darusman, pidió que el país fuera enviado al Tribunal Penal Internacional por crímenes contra la humanidad.

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Los campos y la tortura en Corea del Norte están bien documentados. Pero la historia de Shin no es del todo verdad. El viernes 16 de enero el periodista con el que escribió el libro, Blaine Harden, supo que Shin había contado a unos amigos en Seul una versión distinta.

Harden le llamó. Shin le dio dos excusas para no haber sido exquisito con los datos:

Cuando acepté compartir mi experiencia para el libro, encontré que era demasiado doloroso pensar en algunas de las cosas que ocurrieron. Así que hice un compromiso en mi cabeza. Alteré algunos de los detalles que pensé que no iban a importar. No quise contar exactamente qué había ocurrido en orden para no revivir aquellos momentos dolorosos de nuevo.

Shin Dong-hyuk, el único escapado de un "campo de la muerte" norcoreano, durante la entrevista con Efe en el centro de Seúl. Una historia relatada en "Evasión del campo 14", el best seller del escritor y periodista estadounidense Blaine Harden, que el próximo martes se publicará por primera vez en español de la mano de la editorial Kailas. EFE/Atahualpa Amerise

Además, dijo, según Harden, que no creía que las fechas, lugares y circunstancias fueran tan significativos. Los cambios que ha admitido no son de hecho tan importantes. Estos son los principales:

1. Shin nació en el Campo 14, pero a los 6 años fue trasladado con su madre y su hermano al Campo 18, un centro aparentemente menos estricto. La traición a su familia no fue pues en el Campo 14.

2. Shin dice ahora que escapó del Campo 18 dos veces, en 1999 y 2001. La primera duró dos días; la segunda duró 4 meses y le pillaron ya en China. Tras la segunda, le mandaron al Campo 14. Ninguna de estas huidas sale en el relato de Harden.

3. Fue entonces, con 20 años, cuando lo torturaron. En el libro había dicho que fue a los 13. El cuerpo de Shin tiene señales de tortura en la espalda y de grilletes en los tobillos. Su cuerpo, pequeño y con los brazos en arco, es una presunta prueba de malnutrición y trabajo infantil.

4. También en esa época le mutilaron un dedo tras arrancarle las uñas. En el libro, Shin dice que un guardia se lo corta porque a Shin se le cayó una máquina de coser cara. El salvajismo de ambas historias es equiparable.

En Corea del Norte están preocupados por este caso y en noviembre publicaron una entrevista con el padre de Shin -él mismo lo ha reconocido. Le llaman "mentiroso".

El padre y una vecina cuentan que su madre y hermano fueron ejecutados con plena justicia por matar con una hacha a un vecino para robarle, mientras la madre le arreglaba el pelo ante el espejo. El padre cuenta también que las quemaduras de la espalda son fruto de un accidente a los dos años. Como es obvio, todo  puede ser una farsa.

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La pregunta sin respuesta sigue siendo por qué Shin cambió solo esto. Sus dos excusas parecen banales. No hay otra respuesta. Aunque sí hay otra pregunta: ¿y si hubiera otras cosas que tampoco fueran verdad?

Antes del libro, Harden escribió un largo perfil en el Washington Post sobre Shin. Allí advertía: “La historia de Shin no puede ser verificada independientemente, pero ha sido comprobada y apoyada por activistas de derechos humanos y miembros de organizaciones de desertores en Seúl”.

Aquel relato se basaba en un libro sobre su vida que el mismo Shin había escrito. Allí Shin contaba cómo habían ejecutado a su hermano y a su madre, pero no que él los hubiera delatado. Había intercambiado la información por más comida o una mejor posición en el campo. Por suerte Harden advirtió de sus dudas.

El resto de detalles que cuenta Harden son tan increíbles y fáciles de exagerar que debe reconocer sus límites: “A veces he dudado en si confiar en él”. Todo esto lleva, claro, a más dudas.

Otro desertor consultado por el New York Times no tiene tantos reparos: “Sigue mintiendo”, dice. “No se puede escapar dos veces de un campo de prisioneros de Corea del Norte, tal como dice que hizo, y seguir vivo y lograr escapar una tercera vez, esta vez del campo más controlado”.

Shin, a través de Harden, ha pedido perdón. Sabe que estos cambios perjudicarán la causa de los derechos humanos en Corea del Norte, cuyos abusos están más que documentados. No era necesario exagerar. Harden y la editorial prometen seguir mirando y, si es necesario, hacer otra versión del libro. Tiene pinta de que será menos espectacular.