Cuando ella gana más

Cuando ella gana más / Foto: Thinkstock
Cuando ella gana más / Foto: Thinkstock

Hace tiempo conocí a una pareja (y sinceramente deseo que no sigan juntos) donde ella (llamémosla Mariana) ganaba MUCHO más que él. Sin embargo, Mariana era tan 'independiente', 'feminista', y 'autosuficiente', que no dejaba de restregárselo a su pareja (llamémoslo David).

Por si esto fuera poco lo que Mariana ganaba era "para ella" y lo que Davida ganaba "era para la casa". Y para colmo de males, ella tenía la desfachatez de organizarse viajes caros que él no podía pagar, así que se iba sola. Le oí decir (literal): "Si este pobre no puede pagarse el viaje, pues me voy sola."

Un extremo, muy extremista. Sí, en algún momento me dieron ganas de insultar a esa 'feminazi', pero también darle un par de coscorrones a ese hombre que por decisión propia aceptaba el menosprecio de su pareja. No sé qué es de ellos, ni juntos ni separados, al final cada quien elige qué acepta y qué no en su vida.

¿En verdad importa quién gana más dinero? ¿Qué tanto nos importa a nosotras y a ellos?

Nos gusta creer que realmente no, pero según una reciente encuesta realizada por Trabajando.com, parece que a ellos les afecta más de lo que reconocen (al menos en la intimidad). Entrevistaron a 2,000 parejas, pero los datos que dieron las mujeres y los hombres no coinciden.

- Mujeres: 52% dijo que ganaba más que su pareja, 30% aseguró que no era un problema de pareja, 23% que sí, y otro 23% que no era algo de lo que se hablara en casa.

- Hombres: 71% dijeron que ellos ganaban más que sus parejas, 21% aceptaron que ganaban menos, además, el 46% expresaron que no creen que sus mujeres los engañarían sobre el monto que perciben.

¿Y entonces? Pareciera que en la intimidad del hogar los hombres no tienen un problema cuando ella gana más, pero cuando se trata de contárselo al mundo es el orgullo quien les viene a dar un empujón para que inflen el pecho.

El tema de los roles

A los hombres se les educó con la idea que debían ser los proveedores y los protectores del hogar (mujer y niños incluido). Mientras las mujeres luchamos contra los estigmas y roles sociales que nos limitaron (y todavía limitan) realmente no estamos haciendo mucho por hacer que ellos también redescubran su identidad como personas (independientemente de su género). ¿Quién se preocupa ralmente por cómo ayudar a que ellos también reivindiquen esos estigmas?

Ellos se ganaban el 'respeto 'y la 'identidad' a partir de ese rol de proveedores y protectores... ¿así que ahora qué?

Por ejemplo, mi caso. Cuando conocí a Daniel él estaba convencido de querer cumplir con ese rol de proveedor y protector, darle a la mujer de su vida toda la tranquilidad económica posible, sin importar si su trabajo fuera satisfactorio. La mujer que imaginaba debía ser fuerte, independiente, trabajadora y dispuesta a luchar contra viento y marea con tal de hacer lo que le gustara, le pagaran lo que le pagaran.

Un idilio que se le desmoronó el día que le dije "Aquí estoy, querías a una mujer como yo, pero no pensaste en todo lo que conlleva. ¿Qué es lo que tú quieres hacer?, ¿quién eres tú?"

Yo no quería estar con un hombre que solo me proveyera de casa, comida y sustento; quería un hombre que también estuviera dispuesto a trabajar por y en algo que le gustara sin importar cuánto ganara, a quien apoyaría cuando le hiciera falta, y compartiría sus éxitos y fracasos por igual.

Actualmente gano más que él, y contrario a la economía de la pareja según mi abuela, 'mi dinero' es también 'nuestro dinero', y en lugar de pensar en qué podría comprar para mi, o qué regalarle, mejor planeamos en qué podemos invertir para que a él le vaya mejor, y por ende a los dos. Sí, estoy dispuesta a invertir dinero de "mi salario" en algo que a él lo ayude a crecer.

Y ya me imaginé la cara de muchos enterándose de que lo que yo gano es para él, pero por eso somos una pareja y tenemos un compromiso mutuo de acompañarnos y apoyarnos siempre que haya vida.

Aprendimos que ser proveedor no es lo mismo que ser "jefe"; que en una pareja no hay una cabeza, sino dos; que si yo he de enfocarme en mi desarrollo personal, él también ha hacerlo; que si uno no es feliz en su trabajo no hay dinero que baste para compensarlo.

Así que hoy Daniel se preocupa menos por cumplir con el rol preestablecido con el que creció.

Así que, y ya para concluir, las mujeres queremos ser independientes, que se nos remunere igual por el mismo trabajo, que se nos reconozca en libertad de oportunidades, y queremos hombres que, como parejas, nos entiendan de esta forma, que nos apoyen en nuestra 'lucha'. Sin embargo no todas le damos la vuelta a la moneda y nos volteamos a pensar en ellos y apoyarlos como queremos que nos apoyen.

O algo así...

*Cualquier parecido con la realidad es... mera coincidencia.

Quizá te interese:
Las mujeres y el dinero
Competir con un hombre por el mismo puesto
¿Ser o no ser feminista?