Autodefensas de México celebran primer aniversario
AJUCHITLAN, México (AP) — Cientos de miembros de los grupos civiles armados de autodefensa se congregaron el lunes en el estado occidental de Michoacán para celebrar el primer aniversario de un movimiento que expulsó a un violento cártel de las drogas de muchos de sus bastiones, y que básicamente acabó con un reino de terror donde campesinos, ganaderos y empresarios eran sometidos sistemáticamente a extorsiones, secuestros y asesinatos.
Los grupos de autodefensa organizaron una misa para honrar a quienes murieron en la lucha para expulsar al cártel de los Caballeros Templarios y se comprometieron a no permitir de nuevo este tipo de abusos.
La ceremonia católica se realizó en una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, erigida en el poblado michoacano de La Ruana, en el lugar donde los Caballeros Templarios, una organización pseudorreligiosa con ideas evangelistas, había construido un santuario a su fundador.
Después de la misa, los líderes de las autodefensas marcharon por La Ruana —donde comenzó el movimiento el 24 de febrero de 2013— acompañados por niños que traían globos blancos en señal de paz.
El líder Hipólito Mora recordó cómo apenas hace un año, junto con un pequeño grupo de amigos y algunas armas viejas, convocaron al pueblo al centro de La Ruana para levantarse contra el cártel. Mora, un productor de limones, se vio obligado como muchos aquí a actuar después de que las empacadoras tomadas por los delincuentes se negaron a manejar fruta de sus huertas.
"Yo tenía como tres años tratando de hacerlo, pero no tenía éxito, nadie quería, todo el mundo tenía miedo", recordó Mora. Pero el movimiento prendió mecha y en el transcurso de un año —ayudados por rancheros acaudalados y empresarios para comprar fusiles de asalto y equipo blindado— las autodefensas expulsaron a los Caballeros Templarios de una decena de poblados y ciudades clave.
Cerrando caminos y patrullando, muchas veces acompañados por militares y policías, ahora controlan gran parte de las planicies agrícolas de Michoacán.
Su ejemplo fue copiado en el vecino estado de Guerrero, donde alrededor de 100 representantes de los pueblos de las montañas se reunieron el domingo para formar su propio movimiento de defensa. Muchos de los asistentes portaban fusiles de asalto.
Después de un feroz tiroteo en las montañas de Guerrero la semana pasada, los residentes se reunieron en el pueblo de Cuatro Cruces para formar el llamado Consejo de Pueblos de la Parte Alta de la Sierra de Guerrero, para protegerse del cártel de La Familia.
Ahora, el reverendo Javier Cortés, un sacerdote católico en Apatzingán, la ciudad michoacana considerada una vez que el bastión de los Caballeros Templarios, dice que las cosas han cambiado desde que las autodefensas entraron a las ciudades patrullando en conjunto con el ejército y la policía este mes para expulsar a los pistoleros del cártel. En una comunidad donde hombres armados llegaron a incendiar todo tipo de negocio que se atrevió a abrir sus puertas, Cortés dice que "la gente está contenta, hay trabajo."
Cortés reconoció también que hay temor de que gente que perteneció a La Familia o a los Caballeros se haya unido a las filas de las autodefensas. "Trae temores, dudas, que no sean realmente personas que quieren defender, que pueden ser colados. Puede que todavía queden por allí", dijo.