Zafar, el solitario delfín en celo que atemoriza a muchos en una playa francesa

Lo que menos iban a esperar los turistas locales y venidos de otras partes que llegaron a Landévennec era que un solitario delfín se convertiría en motivo de temor y de jocosas conversaciones.

Este verano, la playa de esa comuna enclavada en el Finisterre, en la Bretaña francesa, ha estado frecuentada por un curioso espécimen de delfín. Primero alegró a muchos de sus bañistas, pero luego empezó a preocuparlos, tanto a ellos como a las autoridades de la región.

Sí, porque a este demasiado amistoso delfín “frotador”, al parecer necesitado de compañía y de caricias, se le vio a inicios del verano acercándose demasiado a los castos de las embarcaciones, a los botes, a los kayaks, e incluso a las personas que aprovechaban las buenas temperaturas para darse un baño.

Conocido como Zafar, esta celebridad en las costas bretonas que mide unos tres metros y pesaría unos 300 kilogramos, vino a instalarse desde hace algunos meses en las aguas de la rada de Brest y siempre dio indicios de querer congraciarse nerviosamente con los humanos.

Al principio, su acción hizo las delicias de chicos y adultos, pero luego empezó a llamar la atención pues, en varias ocasiones, se acercó en exceso de los bañistas, impidiéndoles regresar a la orilla y hasta dejando ver su miembro viril de unos 20 centímetros en total estado de erección.

De hecho, según Ouest France, una de las bañistas que hizo saltar las alarmas de las autoridades, el animal, trastornado por los cambios en sus hormonas, la había tomado desde abajo con su enorme nariz y la había levantado, propulsándole en los aires.

Dauphin Lomener from Archibald Tuttle on Vimeo.

“Sin pretender hacer daño, un golpe de la aleta caudal puede ser lamentable”, explicó al diario Télégramme Sami Hassani, especialista en mamíferos marinos en el parque Océanopolis.

A tanto llegó, pues, la preocupación que el pasado 20 de agosto el alcalde de Landevennec, a través de un decreto municipal, prohibió el baño en las playas cercanas debido a la presencia de un “delfín solitario” en celo.

Sin embargo, como contraparte, un abogado de la localidad de Quimper presentó un recurso judicial ante el tribunal administrativo contra lo que consideró un “decreto excesivo” por parte de la municipalidad.

“¿Cuántos accidentes ha habido con un delfín en el Finisterre desde que las dos especies [entiéndase el delfín y el ser humano] cohabitan?” -se pregunta el documento, según AFP-. Ninguno”.

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El delfín Zafar llegó incluso a dejar ver su miembro viril de unos 20 centímetros en total estado de erección/Captura de video/M6info.

De acuerdo con el demandante, “el alcalde quiere transformar el delfín en una bestia casi feroz, totalmente imprevisible, capaz de ahogar a las personas”; un acto que “transformará la relación legítimamente positiva que la gente tiene con los delfines en un miedo hacia esos animales inteligentes”.

Más allá de que el decreto pudiera parecer extremista, los biólogos sí aconsejan que se incremente el cuidado ante la presencia de estos mamíferos marinos. De ahí que el Parque marino natural de Iroise invite a los vacacionistas a respetar algunas reglas como no acercarse a menos de 100 metros y reducir la velocidad de las embarcaciones cuando se les tiene bien cerca.

Queda por lo demás en claro que debe ser evitado cualquier contacto físico con estos animales, pues estos delfines grandes y solitarios suelen mantener comportamientos atípicos debido a su vida alejada de sus semejantes.

Por esas razones de la naturaleza que apenas tienen explicación, a inicios de esta semana la prensa reportaba que al delfín Zafar hacía ya dos días que no se le veía en el litoral de Landévennec y que se había trasladado para la península de Plougastel.

En son de broma, muchos en el pueblo ahora dicen que Zafar se cansó de que pensaran tan mal de sus buenas intenciones: él solo quería divertirse un poco.