La xenofobia y los discursos de odio aumentan de cara a las elecciones en EE. UU.

Los inmigrantes denuncian altos niveles de acoso y falsas acusaciones en comunidades desde Aurora, Colorado, hasta Springfield, Ohio. (Maddie McGarvey/The New York Times)
Los inmigrantes denuncian altos niveles de acoso y falsas acusaciones en comunidades desde Aurora, Colorado, hasta Springfield, Ohio. (Maddie McGarvey/The New York Times)

Los principales políticos republicanos y los laxos controles de las redes sociales han contribuido a la proliferación de la retórica del odio y del sentimiento antiinmigrante.

La última vez que hubo elecciones presidenciales, el país salía de un verano de protestas a favor de una mayor igualdad racial. El apoyo al aumento de la inmigración estaba en el nivel más alto jamás registrado.

Este año es diferente. La campaña del expresidente Donald Trump, repleta de retórica antiinmigración, se está desarrollando en un país en el que los investigadores afirman haber observado niveles especialmente altos de incitación al odio contra los grupos minoritarios.

Un repunte que comenzó poco después de las protestas por George Floyd se mantuvo durante cuatro años y solo ha aumentado desde que la vicepresidenta Kamala Harris se convirtió en la candidata presidencial demócrata.

“Ciertamente no recuerdo que en toda mi vida la retórica contra los inmigrantes haya llegado a ser tan fuerte durante unas elecciones”, dijo Yonatan Lupu, profesor adjunto de Ciencias Políticas de la Universidad George Washington, quien dirige un equipo que supervisa unas 1000 comunidades de odio en diversas plataformas en línea.

Lupu dijo que los niveles de incitación al odio habían aumentado aproximadamente un 50 por ciento en comparación con los de principios de 2020, antes del asesinato de Floyd ese verano.

Los inmigrantes están denunciando acoso y falsas acusaciones en comunidades desde Aurora, Colorado, hasta Springfield, Ohio. La retórica extrema contra los inmigrantes ha sido amplificada por políticos y comentaristas republicanos, mientras que la guerra entre Israel y Hamás ha dado lugar a un aumento de la islamofobia y el antisemitismo, incluso por parte de la izquierda.

Los memes y las falsas teorías sobre los sudasiáticos y los estadounidenses negros se han extendido en el discurso cotidiano, ya que las empresas de redes sociales no han conseguido bloquear los contenidos llenos de racismo y desinformación. Los investigadores afirman que también se ha extendido el discurso de odio contra las mujeres y las personas L.G.B.T.Q.

“Es la demonización de lo diferente”, dijo el reverendo Hank Tuell, pastor principal de la Iglesia Episcopal de Saint John, en Staten Island, la cual abandonó este año sus planes de abrir allí un refugio para inmigrantes tras recibir amenazas de violencia. “Y parece que está mucho más arraigada en las personas comunes”.

La retórica se ha generalizado y ya no se limita a foros extremistas como 4chan, dijo Heidi Beirich, cofundadora del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo, una organización sin fines de lucro que rastrea el discurso del odio y el extremismo.

Beirich dijo que su grupo estaba viendo más comentarios abiertamente racistas y el uso creciente de frases como una “invasión” de inmigrantes y migrantes que “envenenan la sangre” del país.

“Las viejas discusiones sobre Estados Unidos como una nación de inmigrantes y la Estatua de la Libertad han muerto”, dijo Beirich. “Se trata de niveles de retórica descaradamente racista que nunca habíamos visto”.

El ascenso de dos mujeres estadounidenses de origen indio a la escena política nacional ha provocado una oleada de insultos contra los sudasiáticos en diversos foros. Algunos han elegido como blanco a Usha Vance, hija de inmigrantes indios y esposa del senador JD Vance, candidato republicano a la vicepresidencia.

Muchas más declaraciones despectivas se han dirigido a Harris, cuya madre también era inmigrante india, dijo Sean Long, quien está escribiendo un libro sobre la política de la violencia blanca y realiza investigaciones en la Universidad George Washington.

De enero de 2023 a agosto de 2024, el volumen de insultos contra los sudasiáticos en espacios extremistas en línea se duplicó, pasando de casi 23.000 a más de 46.000, según un informe publicado por Stop AAPI Hate el mes pasado.

También han aparecido en plataformas convencionales, como cuando Laura Loomer, activista de extrema derecha y asociada de Trump, dijo en X que la Casa Blanca “olería a curry” si Harris llegaba a la presidencia.

Durante décadas, el discurso racista y extremista había estado relegado principalmente a los rincones oscuros de internet y a conversaciones privadas consideradas no aptas para el discurso público. Eso cambió con el ascenso político de Trump, quien comenzó su campaña presidencial de 2016 llamando “violadores” a los migrantes mexicanos y más tarde se refirió a los inmigrantes como “animales”.

El uso de un lenguaje que antes era tabú en los niveles más altos de la política del país provocó un cambio en la retórica, incluso después de que Trump se retirara de la escena pública. Ahora, ese tipo de lenguaje se ha convertido en un pilar de los temas de conversación republicanos sobre inmigración. La palabra “invasión” para referirse a la afluencia de inmigrantes aparece ahora regularmente en anuncios de campaña, discursos y entrevistas televisivas.

Este año, durante el debate presidencial contra Harris, Trump planteó una afirmación falsa sobre que los inmigrantes haitianos se comen a las mascotas, después de que su compañero de fórmula, Vance, se convirtiera en la primera figura nacional destacada en promover la historia desmentida.

Incluso después de que Vance reconociera que los rumores podrían ser falsos, Trump continuó centrándose en los inmigrantes haitianos de Springfield, diciendo durante un mitin de campaña en septiembre en Pensilvania que “hay que echarlos de aquí”.

Mientras hablaba, la multitud empezó inmediatamente a corear: ”¡Que los manden de vuelta!”.

La xenofobia ha sido un problema particular en los últimos cuatro años, en medio de la pandemia y el aumento de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos.

En Seattle, donde casi dos de cada cinco estadounidenses de origen asiático han experimentado odio antiasiático en el último año, algunos han dejado de utilizar su lengua materna en público para evitar los ataques, según un informe reciente publicado por la Asian American Foundation. En otras ciudades, los inmigrantes se han enfrentado a la reprimenda pública, sobre todo en Springfield.

La proliferación se ha visto alimentada por las empresas de redes sociales, que han dado marcha atrás en sus esfuerzos anteriores por reprimir la retórica racista y la desinformación, sobre todo en X, después de que Elon Musk comprara la empresa en 2022.

Desde entonces, Musk no solo ha desmantelado el sistema de la plataforma para señalar el contenido electoral falso, sino que él mismo ha publicado repetidamente nociones distorsionadas o falsas sobre el voto ilegal de los no ciudadanos. También ha permitido la reincorporación de muchos usuarios que habían sido excluidos por difundir desinformación, incitar a la violencia o infringir de otro modo sus normas, incluido Trump.

Maya Wiley, presidenta y directora ejecutiva de la Leadership Conference on Civil and Human Rights, dijo que la creciente retórica en línea había sido un factor importante en el aumento de los delitos motivados por el odio denunciados en los últimos años. Incluso en escuelas y universidades, el número de delitos de odio denunciados casi se duplicó de 2018 a 2022, según el FBI.

“La retórica respalda la actividad”, dijo Wiley, quien se presentó como candidata a la alcaldía de Nueva York en 2021. “Da argumentos organizados al odio organizado”.

El aumento de la xenofobia en internet es producto de los cambios en la vida diaria. Un número cada vez mayor de estadounidenses ve la inmigración con amargura, lo que parece ser una reacción a un notable aumento de inmigrantes en la frontera en 2022 y 2023 y una consecuencia de una sensación general de ansiedad económica.

Aunque la mayoría de los estadounidenses sigue calificando la inmigración de beneficiosa para el país, el 55 por ciento quiere ahora frenar las nuevas llegadas, el total más alto registrado desde 2001, según una encuesta reciente de Gallup.

Aproximadamente la mitad de los estadounidenses han dicho también que apoyarían las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, según una encuesta de la CNN realizada en enero por la empresa de investigación SSRS. Incluso algunos alcaldes y gobernadores demócratas se han quejado del impacto en sus ciudades y han exigido abiertamente una aplicación más estricta de las leyes de inmigración.

En última instancia, sin embargo, la inmigración sigue siendo una cuestión partidista. Los republicanos siguen siendo mucho más propensos a citarla como una de sus principales preocupaciones. Y la teoría del reemplazo —la noción de que las élites occidentales, a veces manipuladas por judíos, quieren “reemplazar” a los estadounidenses blancos fomentando la inmigración— ha pasado cada vez más de ser una teoría conspirativa marginal de extrema derecha a una creencia arraigada en la política republicana.

A finales de 2021, casi la mitad de los republicanos estaban de acuerdo hasta cierto punto en que existía un esfuerzo deliberado para sustituir a los estadounidenses nacidos en el país por inmigrantes, según una encuesta de AP-NORC.

Queda por ver cómo puede afectar al voto esta atmósfera de creciente incitación al odio y sentimiento antiinmigrante.

“Hay que tratar a las personas como personas”, dijo Corazon Calvillo, de 55 años, una profesora filipino-estadounidense de Las Vegas que se hizo ciudadana estadounidense en 2018 y que apoya a Harris aunque prefiere las políticas económicas de Trump. “La única diferencia es que nosotros somos ciudadanos y ellos no”.

En unas elecciones con márgenes muy estrechos, eso podría marcar la diferencia. Los ciudadanos naturalizados constituyen un número récord de votantes con derecho al voto, alrededor del 10 por ciento del electorado.

Amy Qin escribe sobre las comunidades asiaticoestadounidenses para el Times. Más de Amy Qin

c. 2024 The New York Times Company