White Lies orquesta las emociones en su concierto en la CDMX

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 21 (EL UNIVERSAL).- La banda británica White Lies tardó solo un acorde producido por la guitarra Gretsch Electromatic totalmente negra del vocalista Harry McVeigh para conectar con su público de la Ciudad de México, el cual no tardó, como suele hacerlo, en mostrar la fidelidad hacia la banda rockera.

El grupo logró captar las emociones gracias a canciones con las que comenzaron a salir a tocar en clubs y eventos juveniles en Inglaterra a llamar la atención internacionalmente. "Death", como su principal tema de la noche, una canción estelar de su repertorio con la que antes cerraban sus shows, y ahora se dan el lujo de iniciarlo.

Pasando por "Farewell to the Fairground", el tema con más de 44 millones de reproducciones en Spotify como segundo enganche de la noche. Muy temprano ya habían quemado dos de sus naves fuertes, la incógnita era si esa intensidad de arranque podrían sostenerla durante todo el show.

Y así lo hicieron, dando cuenta que ya no son solo una banda de unas cuantas canciones famosas, sino que han logrado crear un público fiel a 8 mil kilómetros de su ciudad natal, misma cifra de asistentes, que respondieron coreando y aplaudiendo al ritmo de "The Goes our love again", y "Am i really gonna die".

Y mientras algunos grupos de amigos entre el público brincaban, otros lanzaban el vaso cargado con lo que parecía ser cerveza, algunos otros hasta la caja de palomitas entera soltaron en el aire por la emoción. Otros sacudían la cabeza, se deshacían de sus chamarras por el calor que los brincos y los brazos moviéndose al frente provocaban en el Pepsi Center.

Todos esos movimientos parecían aumentar cuando Harry, levantaba sus brazos lentamente a los costados a modo de una señal universal de "vamos todos hacia arriba", y el público respondía con gritos y saltos.

Los bailes de los fans se tornaron a lo pop gracias al piano dotado de influencias new wave y post punk revival de Tommy Bown, que recordaba a los años ochenta, permitiendo que las parejas se unieran y bailaran lento en un abrazo profundo.

Pero después de ese breve descanso de euforia, donde el público aprovechó para tomar más cerveza y disfrutar de sus acompañantes, nuevamente todo se desmoronó, como señala el título de su último álbum "As I Try Not To Fall Apart", aunque no gracias a canciones de esta última producción, sino con otros ya clásicos del grupo.

"Hold Back Your Love", y "I don't to want to go to mars", fueron los temas que desgarraron las gargantas de sus seguidores, entre quienes por la emoción no coreaban los temas sino que se mantenían en un grito exaltado.

Fue entonces cuando la banda se retiró del escenario, pero el público sabía que faltaban dos temas clásicos más, por lo que no dejaron que la banda se retirara gritando "Olé, olé olé olé, White Lies, White Lies".

Fue entonces que el grupo reapareció, sin mucho esfuerzo y sin mucha sorpresa de sus fans que sabían no podía terminar así el show, White Lies reapareció para cerrar con las canciones "Big TV" y "To lose my life".