Von der Leyen lanza a la Unión Europea hacia su segunda gran ampliación

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ofrece su discurso anual sobre el estado de la Unión Europea y sus planes y estrategias futuros, en el Parlamento Europeo, el miércoles 13 de septiembre de 2023 en Estrasburgo, en el este de Francia. (AP Foto/Jean-Francois Badias)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ofrece su discurso anual sobre el estado de la Unión Europea y sus planes y estrategias futuros, en el Parlamento Europeo, el miércoles 13 de septiembre de 2023 en Estrasburgo, en el este de Francia. (AP Foto/Jean-Francois Badias) - Créditos: @Jean-Francois Badias

ESTRASBURGO.- La Unión Europea inicia los preparativos para dar un paso histórico que la transformará para siempre, para convertirse en un club más diverso y extenso. Un paso tan inmenso como la caída del telón de acero y el final de la Guerra Fría. Así, con referencias a la II Guerra Mundial, que alumbró el germen de la Unión de hoy, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha lanzado a la UE hacia su segunda gran ampliación. De 27 a más de 30 miembros. Más de 500 millones de ciudadanos.

“Europa responde a la llamada de la historia. Y la historia nos llama ahora a trabajar para completar nuestra Unión”, ha remarcado, solemne, la jefa del Ejecutivo comunitario este miércoles en el discurso sobre el estado de la Unión, el último de una legislatura convulsa.

La alemana, que ha reclamado “una visión para una ampliación exitosa”, no ha puesto una fecha sobre la mesa —a diferencia del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que se le adelantó al afirmar hace unas semanas que la UE debería estar lista para esa extensión en 2030—. Pero sí ha defendido, férrea, un proceso rápido (en tiempos comunitarios). La ampliación que reclama Von der Leyen se haría sin esperar a reformar los tratados europeos, para recibir a los países de los Balcanes, a Ucrania y a Moldavia. Esa reforma se puede hacer con ellos dentro. “No podemos —y no debemos— esperar a que los tratados cambien para avanzar con la ampliación. Se puede lograr más rápidamente una Unión apta para la ampliación”, ha incidido la jefa del Ejecutivo comunitario, acelerando así el gran debate de este curso político. “El futuro de nuestro continente depende de las decisiones que tomemos hoy”, ha dicho la política democristiana.

Alimentado por la guerra imperialista de Rusia contra Ucrania —que ha puesto a la UE ante el espejo de sus debilidades y su mapa geopolítico y ha alumbrado decisiones políticas históricas— el tren de la ampliación ya está en marcha. Aunque aún es pronto para saber a quién llevará a bordo y cómo. La gran ampliación de 2004 sumó 13 países al club comunitario. Y ese es el ejemplo a seguir, como ha marcado primero Alemania y ahora también mucho más tímidamente Francia, para esta segunda gran ampliación de su historia hacia el este, que con los Balcanes llevaba años congelada y que la invasión rusa revivió, sumando además a Ucrania y Moldavia como aspirantes.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. - Créditos: @PRESIDENCIA DE UCRANIA

Von der Leyen ha eludido aclarar si quiere renovar su mandato de cinco años, que expira en 2024. Sin embargo, ha dado muestras este miércoles, en su discurso, de que quiere tutelar ese proceso crucial. La política alemana inició su camino al frente del Ejecutivo comunitario en 2019 con la aspiración de conducir al club a una UE más geopolítica, y esa gran transformación europea sería un enorme punto álgido en ese campo. “En un mundo donde el tamaño y el peso importan, completar nuestra Unión es claramente de interés estratégico y de seguridad para Europa”, ha abundado la presidenta de la Comisión. “Es hora de que Europa vuelva a pensar en grande y escribir su propio destino”, ha dicho.

La próxima ampliación es un proceso “basado en méritos”, como señalan Von der Leyen y el resto de los dirigentes comunitarios. Pero a final se trata de una decisión política. Ucrania, por ejemplo, candidata desde hace un año, debe cumplir siete grandes reformas para iniciar las conversaciones de adhesión. Y, cuando estas empiecen, llegará otra guía de cambios. Pero los países candidatos no son los únicos que deben hacer frente a modificaciones cruciales. Ahora, además, la Comisión va a abrir sus informes sobre el Estado de derecho a los países en vías de adhesión para que se pongan al día aún más rápido, ha anunciado la alemana.

La UE tiene que repensar muchos de sus procesos y poner en marcha reformas destinadas a absorber a los nuevos socios. Cambios estructurales, por ejemplo, en su sistema presupuestario para acoger a países que serán nuevos beneficiaros o en su sistema de votación por mayorías. La Comisión Europea lanza ahora una serie de revisiones políticas previas a la ampliación —un debate que estará sobre la mesa de los jefes de Estado y de Gobierno el próximo mes en la cumbre de Granada, durante la presidencia española del Consejo de la UE— para ver cómo se puede adaptar la Unión a cada una de sus áreas ampliadas.

Mientras, Von der Leyen ha desterrado a los agoreros y pedido no caer en los “viejos debates binarios” sobre la ampliación. “Quienes decían que nos haría menos eficientes estaban equivocados”, ha asegurado. “No se trata de profundizar la integración o de ampliar la Unión”, ha dicho este miércoles. “Cada ola de ampliación vino acompañada de una profundización política”, ha añadido la presidenta de la Comisión, que ha reclamado que la próxima también debe ser “un catalizador del progreso”.

Pacto verde y migración

Migrantes procedentes de Chebba (Túnez) viajando en el Mar Mediterráneo en una pequeña barca pesquera en dirección a la isla de Lampedusa, a 8 de septiembre de 2021.
Migrantes procedentes de Chebba (Túnez) viajando en el Mar Mediterráneo en una pequeña barca pesquera en dirección a la isla de Lampedusa, a 8 de septiembre de 2021. - Créditos: @Jesús Hellín - Europa Press

Von der Leyen ha establecido en su intervención de este miércoles ante los eurodiputados y su equipo de comisarios la agenda para este curso político crucial: ampliación, pacto verde, política migratoria. Y ha llamado a ir cerrando capítulos para avanzar en esa agenda verde, en el pacto migratorio cuyo último capítulo —el de gestión de crisis— encalló en verano. También ha instado a copiar el modelo del acuerdo con Túnez —aportar fondos para garantizar el control de los flujos de migración, algo que ha suscitado críticas por las vulneraciones a los derechos humanos del gobierno del presidente tunecino, Kais Said— en otros países tanto de origen como de tránsito.

Ante la mirada del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, superviviente de un ataque ruso contra una pizzería de Kramatorsk que mató a la autora ucrania Victoria Amelina, Von der Leyen ha asegurado que la UE seguirá apoyando a Ucrania y que propondrá ampliar la protección temporal a los ciudadanos ucranios en la Unión.

El de la conservadora alemana no ha sido un discurso de despedida. La presidenta de la Comisión debe tener cuidado en no transformarse en un pato rengo, como se llama en el mundo anglosajón a los dirigentes a punto de abandonar el poder. No lo tendrá fácil Von der Leyen en la última parte de su mandato. Ni siquiera dentro de su propia familia política, el Partido Popular Europeo, donde el presidente, el también alemán Manfred Weber, encabezó una andanada contra algunas de sus medidas verdes estrella, a las que culpa del auge de los populismos.

Con las elecciones europeas previstas para junio de 2024, Von der Leyen ha tratado de involucrar en lo que ha llamado una “transición justa” a esos sectores que, como los agricultores en varios Estados miembros, han clamado contra las políticas europeas de medio ambiente. “Estoy convencida de que la agricultura y la conservación de la naturaleza pueden ir de la mano. Necesitamos ambas cosas”, dijo Von der Leyen. Y añadió: “Necesitamos más diálogo y menos polarización”.

Por María R. Sahuquillo