Volar en avión es ahora más seguro que nunca, según un estudio
Hay una posibilidad entre 13,7 millones de que un pasajero en cualquier parte del mundo muera a bordo de un avión, según un nuevo estudio. Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, analizaron los datos globales de pasajeros y víctimas mortales entre 2018 y 2022 y descubrieron que las muertes en los aviones se redujeron en un promedio del 7% cada año.
Esos resultados siguen un patrón de "mejora continua" que comenzó en 1968, cuando la tasa de mortalidad cayó en una media del 7,5% anual, incluso a medida que aumentaba el tráfico aéreo.
La noticia se produce en un momento en que el fabricante aeronáutico estadounidense Boeing se enfrenta a una serie de problemas técnicos que obligaron a la empresa a dejar en tierra los vuelos de prueba de su modelo 777-9. La Autoridad Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) también ha iniciado inspecciones en el 787 Dreamliner debido a fallos en los movimientos de los asientos de los pilotos.
La tasa de mortalidad es un 36% superior en algunos países
El índice de incidentes depende de los países en la ruta. Los investigadores dividen los estados en tres niveles de riesgo: bajo, medio y alto en función de su historial de seguridad aérea.
El riesgo más bajo es el grupo de nivel 1, que incluye a la Unión Europea, Australia, Canadá, China, Israel, Japón, Montenegro, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.
Algunos ejemplos de países del grupo de nivel 2 son Baréin, Bosnia, Brasil, Brunei, Chile, Hong Kong, India, Jordania, Kuwait, Malasia, México, Filipinas, Catar, Singapur, Sudáfrica, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.
El resto de los países del mundo están en el nivel 3 o grupo de alto riesgo.
Según el estudio, en los dos primeros niveles el riesgo de muerte es de uno por cada 80 millones de pasajeros embarcados. Estos países representan más de la mitad de los 8.000 millones de habitantes del planeta. "A ese ritmo, un pasajero podría coger, de media, un avión al azar al día durante 220.000 años antes de ser víctima de un accidente mortal", prosigue el informe.
El riesgo de mortalidad es un 36% mayor en los países del nivel 3, pero el número de víctimas mortales sigue disminuyendo a nivel global. "Aunque [estas naciones] siguen mejorando con el tiempo, el riesgo de muerte de sus pasajeros sigue siendo muchas veces mayor que el riesgo en otros lugares", afirma el estudio.
El estudio tampoco incluye los accidentes mortales que resultaron de ataques directos a los pasajeros, como el atentado suicida en el aeropuerto de Kabul en 2021, en el que murieron 170 afganos y 13 militares estadounidenses.
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Más de 4.000 muertes por contraer COVID-19 en un avión
El estudio tiene en cuenta la pandemia de COVID-19, que definieron como el período comprendido entre marzo de 2020 y diciembre de 2022. Aunque durante la pandemia había menos pasajeros, los que viajaban se enfrentaban a un "nuevo foco de peligro" si se exponían al virus en un vuelo.
Durante esos meses, las aerolíneas decían a los pasajeros que la transmisión del COVID-19 era "casi imposible", según afirman los investigadores en su estudio, a pesar de que el Cirujano general de EE.UU. (principal portavoz del Gobierno estadounidense en materia de sanidad) estimó que en el 96% de los vuelos durante ese periodo hubo al menos un pasajero positivo.
A pesar de ese nuevo riesgo, los investigadores afirman que "no hay pruebas de que los que sí volaron sufrieran un mayor riesgo de muerte por accidentes o atentados aéreos que el que se habría esperado si la pandemia nunca se hubiera producido". "Aparte de la transmisión a bordo de COVID-19, la seguridad de los pasajeros mejoró notablemente", afirma el estudio.
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En total, el documento calcula que unas 4.760 personas murieron por contraer una infección por COVID-19 en un vuelo entre marzo de 2020 y diciembre de 2022, aunque los investigadores del MIT admiten que es difícil saber el número exacto de muertes, ya que los pasajeros que contrajeron una infección después de un vuelo podrían haber contagiado a otros que podrían haber fallecido.
"Estas estimaciones sobre las muertes por COVID-19 son necesariamente imprecisas", afirma el estudio, "y aunque utilizan estimaciones de parámetros inferiores, es posible que sean demasiado elevadas".
Sus datos tampoco contabilizan a los pasajeros menores de 18 años y no diferencian la edad de los pasajeros mayores de 65 años, lo cual, según los investigadores, es importante porque la mortalidad aumenta considerablemente en el caso de las personas mayores.