El volantazo de Santiago Abascal respecto a Vladimir Putin deja retratado a Vox

Santiago Abascal ejerció recientemente de anfitrión en Madrid de varios aliados del autoritarismo ruso de Vladimir Putin (Photo by Isabel Infantes/Getty Images)
Santiago Abascal ejerció recientemente de anfitrión en Madrid de varios aliados del autoritarismo ruso de Vladimir Putin (Photo by Isabel Infantes/Getty Images)

Santiago Abascal ha probado de su propia medicina. Después de hacer campaña contra el PP acusándoles de ser la “derechita cobarde” de España ahora está siendo víctima de sus propios agravios al haber sufrido repentinamente un episodio de amnesia en lo referente en su querencia, respeto y admiración a Vladimir Putin, el presidente de Rusia. Una cercanía que no quiere verbalizar ahora que el jefe de Estado ruso ha decidido lanzar una ofensiva total contra Ucrania.

Es más, ahora opina lo contrario. Sábado 26 de febrero de 2022, es decir, hace dos días, Vox exigió al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, que cesara a los miembros del Gobierno y del PSOE que forman parte del foro Grupo de Puebla, a quienes esta formación considera "aliados" del presidente ruso Vladímir Putin por reclamar la retirada de las sanciones a Rusia. Abascal, incluso dio nombres y apellidos señalando, entre otros a Enrique Santiago, Irene Montero, o Adriana Lastra por formar parte de una supuesta red narcocomunista.

El nuevo Abascal, de hecho, no ahorra en halagos al presidente de Ucrania a quien tolda de “ejemplo, héroe y patriota”. Pero resulta que, no hace tanto, Abascal parafraseaba gustosamente a Vladimir Putin. Incluso para en mensajes amenazantes: “Os iremos a buscar al fin del mundo y, allí, os mataremos”, señaló en 2015.Y hace aún mucho menos que organizó una reunión de la extrema derecha europea en Madrid en la que Abascal ejerció de anfitrión de varios aliados del autoritarismo ruso como Viktor Orbán (Hungría), Marine Le Pen (Francia) y Matteo Salvini (Italia).

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Pero hay más. Como recoge Público, “una investigación publicada en 2019 por OpenDemocracy apuntaba que la junta directiva de CitizenGo, una de las pantallas de Hazte Oír –un grupo ligado hasta hace muy poco a Vox– "incluye a un socio cercano a Konstantin Malofeev, un 'oligarca ortodoxo' que ha sido objeto de sanciones por parte de EE.UU y Europa por haber supuestamente apoyado a la república secesionista pro-rusa del Este de Ucrania".

Pese a ello, Abascal defiende que la cumbre se cerró con una condena a la posición de Rusia sobre Ucrania. Pero en realidad no es más que una única frase que se incluyó en el texto solo por el empeño de los nacionalistas polacos -que temen las posibles pretensiones anexionistas del presidente de Rusia-. Vox no compare el programa político que despliega Putin, pero sí guarda demasiadas concordancias ideológicas.

Y, claro, ahora no queda bien defenderlo en público. Lo que pasa es que la velocidad con la que Abascal ha cambiado de opinión no es la misma con la que la orden se ha transmitido por la cadena de mando. Y los cuadros bajos de Vox no saben muy bien qué hacer.

Aquí un ejemplo. Las Cortes de Aragón se plantearon emitir una declaración conjunta el pasado jueves condenando el ataque de Rusia a la integridad y la soberanía de Ucrania. Pero los diputados de Vox se negaron a apoyar el texto alegando que se trataba de “un tema complejo y no querían improvisar”.

Pero este mismo fin de semana, el presidente de Vox en Ceuta, Juan Sergio Redondo, y el portavoz del grupo parlamentario de Vox, Carlos Verdejo, han sido de nuevo protagonistas en la actualidad política con las últimas declaraciones vertidas en la red social de Twitter donde se han posicionado a favor de Putin en el conflicto entre Rusia y Ucrania. El volantazo de Abascal ha sido tan repentino que los que le siguen en el furgón de cola se han salido en la primera curva.

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