Voces que acarician el alma

Voces que acarician el alma: Los Canasteros llenan de magia la Iglesia de San Juan Bautista en Las Cabezas de San Juan, Sevilla.

En el rincón mágico de Las Cabezas de San Juan, Sevilla, el alma de Andalucía despliega su encanto en cada esquina. Entre calles que serpentean como los versos de una canción antigua, el pueblo se viste con la paleta de ocres, blancos y terracotas que narran historias grabadas en sus fachadas. Es aquí, bajo el cielo que guarda secretos de estrellas centenarias, donde el latir del sur se entrelaza con la esencia de una comunidad que late al compás del flamenco y las tradiciones arraigadas.

En este escenario que respira historia, se yergue Las Cabezas de San Juan, un cuadro viviente donde la autenticidad andaluza se funde con la cotidianidad del día a día. Y en este idílico lugar, como una estampa que revive memorias de antaño, emergen Los Canasteros. Este coro de campanilleros, más que meros intérpretes, son el eco resonante de relatos navideños que surcan el tiempo.

Bajo el firmamento invernal, sus voces son un puente entre el pasado y el presente, entonando melodías que trascienden generaciones. Las notas que emanan de este conjunto musical llenan el aire con el aroma nostálgico de las tradiciones, tejiendo la esencia más pura de Las Cabezas de San Juan con la alegría festiva que anticipa la temporada más entrañable del año.

“Los coros de campanilleros, antaño, eran como guardianes de la festividad, acompañando ritos religiosos en las calles”, explica Rubén, director y miembro emblemático del coro. Como hoy y siempre, su esencia se concentra en la Navidad, uniendo pasados y presentes, recordando aquellos momentos de infancia y transmitiendo esa magia a cada nota que entonan.

En el remoto adviento de 1986, un grupo de almas inquietas decidió resucitar viejas costumbres. Los recuerdos navideños de sus antepasados se convirtieron en inspiración, y así nació Los Canasteros. Con atuendos de antaño y corazones rebosantes de nostalgia, salieron a cantar villancicos, tocando puertas vecinales y recibiendo a cambio aguinaldos y dulces propios de la época.

"Hemos sido guardianes de la tradición, custodios de un legado que trasciende generaciones", expresa Rubén, con una sonrisa impregnada de gratitud. El coro, formado inicialmente por unos cuantos, ha florecido con el tiempo. Actualmente, cuenta con alrededor de treinta y cinco miembros adultos, abrazando con cariño a las nuevas generaciones que se suman, perpetuando así su legado.

"Somos una gran familia que se encuentra alrededor de una pasión común: la música y la Navidad", comenta Rubén, rememorando los vínculos que unen a cada integrante. Una tradición arraigada en el seno familiar, con padres, hijos y amigos que han tejido con armonía un lazo que va más allá de lo musical.

Los desafíos no han sido pocos en este viaje. Desde la pérdida de seres queridos hasta la embestida de la pandemia, cada obstáculo fue una prueba de fuego para mantener viva la llama del coro. "Aunque los tiempos oscuros nos hayan acechado, siempre encontramos la fuerza para seguir adelante", confiesa Rubén con emoción.

"La música es el hilo conductor de nuestras vidas", afirma Rubén con una mirada que irradia amor por cada acorde. La pasión, la amistad, la tradición y el deseo de regalar alegría en cada hogar son las fuerzas motrices que mantienen encendida la llama de Los Canasteros.

Treinta y siete años han forjado un legado musical imperecedero. Los Canasteros no solo recorren las calles de Las Cabezas, sino que han traspasado fronteras, convirtiéndose en un referente del villancico andaluz. Sus notas frescas, pero arraigadas a las raíces, han encantado a oyentes dentro y fuera de su comunidad.

Además de su travesía callejera, el coro participa en conciertos, festivales benéficos y visitas a residencias y hospitales, llevando consigo la esencia de la Navidad a cada lugar que pisan. "Somos mensajeros de alegría y paz", añade Rubén con un brillo especial en sus ojos.

En lo personal, su relación con Los Canasteros es profunda. Desde sus inicios, ha estado vinculado a esta travesía musical, heredando la dirección del coro de manos de su madre. "El coro es más que una pasión, es un legado familiar que me enorgullece", comparte emocionado.

La historia de Los Canasteros es la historia de una comunidad unida por la música y el espíritu navideño. A pesar de los vaivenes del tiempo, estos guardianes de la melodía han demostrado que el amor por la tradición y la armonía de la Navidad prevalecerán siempre. Con cada nota, tejen un vínculo que trasciende fronteras, dejando su marca indeleble en cada corazón que tocan.

En el místico escenario de la Iglesia de San Juan Bautista, Los Canasteros desplegaron su arte con una emoción que rozó la eternidad. Allí, entre los muros centenarios y la quietud sagrada, Rubén y sus compañeros llevaron consigo un tesoro de melodías, abrazando el aire con su canto mientras el amor y la nostalgia danzaban al son de sus voces.

"¿Cómo narrar la experiencia de presentarnos en un enclave tan excepcional y lleno de significado como la Iglesia de San Juan Bautista?", se le inquirió a Rubén, quien, con una mirada que parecía viajar en el tiempo, respondió: "Fue un día que se tornó una joya en nuestras vidas. Regresar a nuestro pueblo para ofrecer nuestra música en este majestuoso recinto nos colmó de una sensación maravillosa. La cálida respuesta del público multiplicó la emoción que llevábamos".

Sumergirse en un evento destinado a recaudar fondos para restaurar imágenes religiosas fue para Los Canasteros mucho más que una actuación. "Contribuimos a preservar elementos que son la esencia misma de las devociones de nuestra gente, salvaguardando así un patrimonio que es el latido de nuestro pueblo", expresó Rubén con un tono que evocaba gratitud y compromiso.

La elección meticulosa del repertorio musical estuvo impregnada de reverencia y respeto por el entorno. "Poseemos un repertorio vasto, mas para este acontecimiento consideramos la solemnidad de cada tema, tanto en su expresión musical como en su esencia literaria. Nos sumergimos en la esencia del primer domingo de Adviento en la Iglesia de San Juan Bautista", detalló Rubén con un destello de devoción en sus palabras.

Pero más allá de las notas y armonías, hubo momentos que trascendieron lo musical para tocar las fibras más íntimas del alma. "Hubo instantes de una belleza conmovedora. Las experiencias personales de cada uno se fundieron con nuestro canto. La canción 'Nana para un Rey', interpretada por Silvia, evocó la imagen del Niño Jesús, y todos sentimos el arrullo hacia su madre, fallecida hace poco. También 'Amor de Abuela', donde rendimos homenaje a mi madre, Rosa, quien fue la solista original del villancico y ya no está entre nosotros", compartió Rubén con un dejo de emoción en sus palabras.

La actuación de Los Canasteros no solo impregnó de magia la atmósfera de la iglesia, sino que fue un baile íntimo entre el grupo y la comunidad. "Fue un regalo mutuo entre el pueblo y nosotros, que al final, somos un mismo latido", afirmó Rubén, con un sentimiento de gratitud palpable.

En un momento de reflexión, Rubén se sumergió en la incertidumbre del futuro del coro, pero dejó flotar la esperanza en sus palabras: "Desconocemos hasta cuándo nuestro canto resonará en estos muros. Pero sé que dejará una estela eterna en la memoria y los corazones. Los niños, herederos de los miembros del coro, representan el porvenir y sostienen el fuego de nuestros sueños. Quizás el coro calle algún día, mas ellos llevarán consigo semillas que seguirán floreciendo".

Así, entre susurros melódicos y suspiros, Los Canasteros dejaron una huella imperecedera en la Iglesia de San Juan Bautista. Fue un concierto que trascendió lo musical; fue un canto de amor, nostalgia y entrega que resonará en las almas de quienes tuvieron el privilegio de escucharlo.

Hay que tener en cuenta el trabajo totalmente desinteresado que hizo El Coro de los Canasteros al contribuir con su música a la recaudación de donaciones para la restauración de imágenes religiosas. Por eso, si están interesados en participar y contribuir con donaciones a tan noble proyecto, aquí se les ofrece la información del número de cuenta del Consejo Local de Hermandades de Las Cabezas de San Juan: ES29 0075 3147 31 0604061687.

Además, puedes contactar a través de su correo electrónico: consejohhcclascabezas@yahoo.es

O a través de su página de Facebook en: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064828925280

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Y por supuesto ¡no dejes de escuchar la buena música de un coro formidable que deja huella allá donde va! Para aquellos que estén interesados en saber más sobre el coro Los Canasteros de Las Cabezas de San Juan pueden contactar a través de:

La página web: https://canasteros.wixsite.com/loscanasteros

La página de Facebook: https://www.facebook.com/canasteros

El correo electrónico: loscanasteros@gmail.com

This article originally appeared on Savannah Morning News: Los Canasteros