Un vistazo a otros estadounidenses que han cruzado a Corea del Norte en los últimos años

SEÚL, Corea del Sur (AP) — El Comando de Naciones Unidas liderado por Estados Unidos está tratando de asegurar la liberación de un soldado estadounidense no identificado que ingresó a Corea del Norte desde el lado surcoreano de una aldea fronteriza.

No está claro en este momento qué motivó al soldado a cruzar a Corea del Norte durante un momento de alta tensión bilateral, cuando el ritmo de las demostraciones de armas de Corea del Norte y el entrenamiento militar conjunto de Estados Unidos y Corea del Sur se han intensificado en un ciclo de “una por otra”.

Ha habido otros casos de estadounidenses que cruzaron a Corea del Norte en los últimos años, entre ellos algunos soldados. Algunos de los norteamericanos cruzaron impulsados por el fervor evangélico o simplemente atraídos por el misterio de un estado policial severamente enclaustrado y alimentado por un odio hacia Estados Unidos.

Otros estadounidenses fueron detenidos después de ingresar a Corea del Norte como turistas. Un caso trágico terminó en una muerte.

He aquí un vistazo a los estadounidenses que ingresaron a Corea del Norte en los últimos años:

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CHARLES JENKINS

Nacido en Rich Square, Carolina del Norte, Charles Jenkins fue uno de los pocos soldados estadounidenses que huyó a Corea del Norte mientras prestaba servicio en Corea del Sur, en plena era de la Guerra Fría.

Jenkins, entonces sargento del ejército, abandonó su puesto en 1965 y huyó a través de la Zona Desmilitarizada que separa a las dos Coreas. Corea del Norte aprovechó a Jenkins como un activo de propaganda, mostrándolo en folletos y películas.

En 1980, Jenkins se casó con Hitomi Soga, una estudiante de enfermería japonesa de 21 años que había sido secuestrada por agentes norcoreanos en 1978.

A Soga se le permitió regresar a Japón en 2002. En 2004, a Jenkins se le permitió dejar Corea del Norte y reunirse con su esposa en Japón, donde se entregó a las autoridades militares de Estados Unidos y enfrentó cargos de abandonar su unidad militar para desertar a Corea del Norte. Fue dado de baja con deshonra y sentenciado a 25 días en una cárcel militar estadounidense en Japón. Murió en Japón en 2017.

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MATTHEW MILLER

En septiembre de 2014, Matthew Miller, entonces un joven de 24 años de Bakersfield, California, fue sentenciado a seis años de trabajos forzados por la Corte Suprema de Corea del Norte por cargos de que ingresó al país ilegalmente con fines de espionaje.

El tribunal afirmó que Miller rompió su visa de turista al llegar al aeropuerto de Pyongyang en abril de ese año y admitió un “deseo incontrolable” de experimentar la vida en una prisión de Corea del Norte para investigar en secreto las condiciones de derechos humanos del país.

El anuncio inicial de Corea del Norte sobre la detención de Miller ese mes se produjo cuando el entonces presidente Barack Obama viajaba a Corea del Sur en una visita de Estado.

Miller fue liberado en noviembre de ese mismo año junto con otro estadounidense, Kenneth Bae, un misionero y guía turístico.

Semanas antes de su liberación, Miller habló con The Associated Press en un hotel de Pyongyang donde las autoridades norcoreanas le permitieron llamar a su familia. Miller dijo que cavaba en los campos ocho horas al día y que lo mantenían en aislamiento.

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KENNETH BAE

Bae, un misionero coreano-estadounidense de Lynnwood, Washington, fue arrestado en noviembre de 2012 mientras dirigía a un grupo turístico por una zona económica especial de Corea del Norte.

Corea del Norte sentenció a Bae a 15 años de prisión por “actos hostiles”, incluidos el contrabando de literatura incendiaria e intentar establecer una base para actividades antigubernamentales en un hotel de una ciudad fronteriza. La familia de Bae dijo que él sufría problemas de salud crónicos, como dolor de espalda, diabetes y problemas cardíacos y hepáticos.

Bae regresó a Estados Unidos en noviembre de 2014 luego de una misión secreta de James Clapper, entonces director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, quien también aseguró la liberación de Miller.

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JEFFREY FOWLE

Un mes antes de la liberación de Bae y Miller, Corea del Norte liberó también a Jeffrey Fowle, un trabajador municipal de Ohio que estuvo detenido durante seis meses por dejar una Biblia en un club nocturno de la ciudad de Chongjin.

La liberación de Fowle siguió a negociaciones que involucraron a Tony Hall, un diplomático jubilado y excongresista de Ohio.

Aunque Corea del Norte garantiza oficialmente la libertad de culto, los analistas y desertores describen al país como estrictamente antirreligioso. Distribuir biblias y asistir a servicios de oración secretos pueden significar el encarcelamiento o la ejecución, dicen los desertores.

En 2009, el misionero estadounidense Robert Park entró en Corea del Norte con una biblia en la mano para llamar la atención sobre los abusos de los derechos humanos en Corea del Norte. Park, quien fue deportado de Corea del Norte en febrero de 2010, ha dicho que fue torturado.

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OTTO WARMBIER

Después de pasar 17 meses en cautiverio en Corea del Norte, Otto Warmbier, un estudiante de la Universidad de Virginia de 22 años, murió en junio de 2017, poco después de que fuera trasladado a su casa en estado vegetativo.

Warmbier fue tomado por las autoridades norcoreanas de un grupo turístico en enero de 2016, condenado por intentar robar un cartel de propaganda y sentenciado a 15 años de trabajos forzados.

Si bien no proporcionó una razón clara del daño cerebral de Warmbier, Corea del Norte negó las acusaciones de la familia de Warmbier de que fue torturado e insistió en que le había brindado atención médica con “toda sinceridad”. Corea del Norte acusó a Estados Unidos de una campaña de desprestigio y se autoproclamó la “mayor víctima” por su muerte.

En 2022, un juez federal de Estados Unidos en Nueva York dictaminó que los padres de Warmbier —Fred y Cindy Warmbier— deberían recibir 240.300 dólares incautados de una cuenta bancaria de Corea del Norte, que sería un pago parcial de la indemnización de más de 501 millones de dólares otorgada en 2018 por un juez federal en Washington.