Visita a Huawei y críticas al dólar: Lula inicia su gira por China con un tono desafiante contra Estados Unidos

SHANGHAI.- El primer día del viaje del presidente Luiz Inacio Lula da Silva a China estuvo marcado por un tono de desafío a la hegemonía estadounidense, en línea con la defensa del orden multipolar por parte del gobierno chino. En Shanghai, el mandatario brasileño pronunció un elocuente discurso contra el uso del dólar como moneda predominante en la economía mundial durante la toma de posesión de la expresidenta Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), el banco de los Brics.

Después, Lula visitó un centro de investigación del gigante tecnológico Huawei, considerado por los estadounidenses un riesgo para la seguridad y un brazo del gobierno chino. A ese paso, el viaje del PT al mayor socio comercial de Brasil empezó como música para los oídos de Pekín.

Las declaraciones de Lula hasta ahora se han limitado a un discurso en el NBD en el que, como era de esperar, defendió principios muy queridos por los chinos. Evitó temas con potencial para generar ruido con el país anfitrión, como la democracia, los derechos humanos, la tensión geopolítica y el asunto más sensible para China, el estatus de Taiwán, isla autónoma que considera una provincia rebelde.

La posición de Lula difiere del tono adoptado en Washington: al visitar a Joe Biden, en febrero, el presidente brasileño aprovechó su breve visita a la capital estadounidense para defender la democracia, señalando las invasiones golpistas del 8 de enero y con fuertes críticas a su predecesor, Jair Bolsonaro. La agenda en Estados Unidos casi no tuvo componentes económicos y terminó sin acuerdos relevantes, mientras el PT exigía que Washington invirtiera más en Brasil y en la región.

En Shanghai, Lula retomó con fuerza las cuestiones que dieron origen a los Brics, como la necesidad de reformar el sistema de gobernanza global para dar más espacio a los países emergentes. Al lado del vicecanciller chino, Xi Feng, el discurso se alineó con posiciones similares de Pekín, lo que debería suscitar preguntas de los norteamericanos sobre el argumento brasileño de equidistancia en la rivalidad. A finales de febrero, el gobierno de Lula había sido blanco de las críticas de Estados Unidos por permitir que dos buques de guerra iraníes atracaran en Río.

La mitad del discurso del presidente brasileño en el NBD fue improvisado, precisamente cuando aprovechó para criticar la hegemonía del dólar. El uso de monedas locales para escapar de la divisa estadounidense ha sido uno de los puntos que más expectativas generan en la relación entre los países del Brics, ganando gran protagonismo en los medios de comunicación chinos.

En enero, los bancos centrales de Brasil y China firmaron un acuerdo para permitir el comercio y la inversión en sus monedas. Lula fue más allá: defendió la creación de una moneda Brics.

“Todas las noches me pregunto por qué todos los países necesitan hacer su comercio respaldados por el dólar. ¿Por qué no podemos comerciar respaldados por nuestra moneda? ¿Por qué no podemos comprometernos a innovar? ¿Quién decidió que el dólar era la moneda tras la desaparición del oro como divisa? ¿Por qué no el yen? ¿Por qué no lo era el peso? Porque nuestras monedas eran débiles, no tenían valor en otros países”, afirmó.

El petista hizo entonces otra insinuación. Dijo que es necesaria la cautela –“si hay algo que saben los chinos es ser pacientes”, bromeó el presidente–, pero que la indecisión de dejar de lado el dólar tiene otro trasfondo: “¿Por qué un banco como el Brics no puede tener una moneda para financiar las relaciones comerciales entre Brasil y China, entre Brasil y otros países del Brics? Es difícil porque hay gente que no está acostumbrada a depender de una moneda única. Y creo que el siglo XXI puede jugar con nuestras cabezas”.

El gobierno Lula ha defendido una posición de independencia en el escenario global, en medio de la disputa cada vez más explícita entre China y Estados Unidos en todas las esferas, geopolítica, económica y tecnológica. En sintonía con la tradición diplomática brasileña, el Itamaraty descarta un alineamiento con uno de los bandos. Pero algunas señales dieron la impresión en los países occidentales de una inclinación hacia Pekín, empezando por la comitiva y la agenda mucho más robusta de la visita a China que la realizada en febrero a Estados Unidos; el primer discurso del viaje y la visita a Huawei deberían reforzar esta impresión.

“Brasil está de vuelta”, dijo Lula en Shanghai. “Volvimos dispuestos a marcar la diferencia, volvimos dispuestos a ayudar a que el mundo tenga una mirada diferente”.

En el banco multilateral, Lula criticó al Fondo Monetario Internacional (FMI), que “asfixia” a los países en desarrollo con sus condiciones. De allí se dirigió a la sala de exposiciones del gigante tecnológico, donde fue recibido al son de Garota de Ipanema y se puso unas gafas de realidad virtual.

“Visité el centro de desarrollo tecnológico de Huawei. La empresa hizo una presentación sobre 5G y soluciones en telemedicina, educación y conectividad. Una inversión muy fuerte en investigación e innovación”, describió Lula.

Huawei lleva más de dos décadas en Brasil, pero su presencia se ha convertido en un tema sensible en los últimos años ante el aumento de las tensiones chino-estadounidenses en el frente tecnológico. En 2021, en cuanto Washington incluyó a la compañía en una lista de empresas tecnológicas consideradas de “riesgo inaceptable” para la seguridad nacional, el gigante chino ganó una subasta para suministrar equipos para el despliegue de la tecnología 5G en todo Brasil.

Por Marcelo Ninio