Cuando visita al David de Miguel Ángel, esta mujer lleva un plumero

Dos restauradoras trabajan en la réplica del David de Miguel Ángel en la plaza principal de Florencia, la plaza de la Señoría, el 21 de noviembre de 2022. (Chiara Negrello/The New York Times).
Dos restauradoras trabajan en la réplica del David de Miguel Ángel en la plaza principal de Florencia, la plaza de la Señoría, el 21 de noviembre de 2022. (Chiara Negrello/The New York Times).

FLORENCIA, Italia — Imagina un trabajo que te permita acercarte (acercarte bastante) y tocar a una de las estatuas más famosas del mundo.

Esa es una de las ventajas de ser la restauradora interna de la Galleria dell’Accademia en Florencia, donde la labor de Eleonora Pucci consiste en desempolvar periódicamente el David de Miguel Ángel, algo que describió hace poco como estimulante, aunque algo angustioso.

“Poder contribuir, aunque sea un poco, a la conservación de la belleza del David” hace que su trabajo sea “el mejor del mundo”, afirmó Pucci. “¿Hay algo mejor que transmitir la belleza?”.

Era la madrugada del lunes pasado, el único día en que la galería está cerrada al público, y el repiqueteo del metal resonaba por todo el museo mientras un equipo especializado colocaba un andamio en la espaciosa rotonda que alberga al David. A lo largo de la mañana, la torre se reposicionó con cuidado para que Pucci pudiera llegar a la estatua de 5 metros de altura desde todos los extremos.

Pucci subió con agilidad hasta quedar frente a frente con la estatua que esculpió Miguel Ángel a partir de un solo bloque de mármol entre 1501 y 1504, la primera estatua colosal de un desnudo realizada desde la antigüedad. La galería es el hogar del David desde 1873.

El trabajo comienza con la toma de primeros planos fotográficos para llevar un mejor registro del desgaste de la estatua y verificar la cantidad de polvo y residuos (de dimensión microscópica) que se han acumulado en ella desde la última vez que se limpió.

Esto puede cambiar según la estación del año, el número de visitantes y el tipo de ropa que usen. Las fibras microscópicas pueden quedar atrapadas en diminutas telarañas entre los mechones esculpidos del cabello del David. “Es bastante normal”, comentó Pucci con toda naturalidad, y es una razón más para asegurarse de que las obras se vigilen con frecuencia.

La restauradora Eleonora Pucci trabajando en la Galleria dell'Accademia en Florencia, Italia, el 21 de noviembre de 2022. (Chiara Negrello/The New York Times).
La restauradora Eleonora Pucci trabajando en la Galleria dell'Accademia en Florencia, Italia, el 21 de noviembre de 2022. (Chiara Negrello/The New York Times).

Después de eso, comienza a desempolvar.

Con un cepillito de cerdas sintéticas (que, según dijo, “son mejores para atrapar el polvo”), Pucci comenzó a acariciar la cabeza del David con suavidad, levantando diminutas partículas que fueron aspiradas de inmediato por una pequeña aspiradora diseñada para su uso en estatuas y arquitectura de museos. La aspiradora estaba atada a su espalda y recordaba a la mochila de protones de las películas de los “Cazafantasmas”.

Se tomó su tiempo (la limpieza del polvo suele durar toda una mañana), con movimientos suaves y de barrido, y en un momento dado acarició la pétrea mejilla del coloso con el dorso de su mano. Después de casi cuatro años de trabajo, le ha tomado cariño a Miguel Ángel y a su genialidad.

Pucci aseveró que desempolvar el David le produce una “gran emoción” y admiración por un artista capaz de crear tal belleza a partir de la piedra. Además, señaló que siente lo mismo cuando desempolva los llamados prisioneros o esclavos de la galería, cuatro figuras que diseñó Miguel Ángel para el mausoleo del Papa Julio II, pero que dejó inconclusas.

“En los prisioneros”, comentó Pucci, “puedes ver su técnica, las marcas de su cincel. Te adentras en su proceso mental. Te da una idea de cómo trabajaba el mármol para hacer surgir las figuras que creía que estaban atrapadas dentro de la piedra”.

Aunque le hacen una limpieza seis veces al año, el David no se ha limpiado a profundidad desde 2004, con motivo de su 500.º aniversario, y eso se hizo en medio de una amarga discusión sobre el mejor método para hacerlo.

Y aunque el David reciba un trato especial, Pucci dedica buena parte de sus días a asegurarse de que toda la colección del museo esté en perfecto estado. La restauradora revisa los cuadros y los marcos de madera para detectar deformaciones, pintura descarapelada y las primeras señales de carcoma.

A poca distancia, pasando la famosa catedral renacentista de Florencia hasta la plaza de la Señoría, la plaza principal de la ciudad, este mes los restauradores le estaban dando una limpieza más completa a una réplica del David que se instaló en 1910.

La réplica se hizo para sustituir a la original (encargada por la República de Florencia en 1501 como símbolo de su libertad y autonomía) después de que la trasladaron en el siglo XIX en medio de preocupaciones por su conservación. La Galleria dell’Accademia se construyó para albergar a la estatua.

Aquí, los restauradores también se subieron a los andamios para fijar mejor las compresas de celulosa en los brazos, la espalda y las nalgas de la estatua.

Las compresas, empapadas en productos químicos no tóxicos, se utilizan para eliminar los contaminantes y matar el musgo, las algas y los líquenes que pueden formarse en el mármol debido a su exposición constante al clima. Al estar al aire libre, la estatua también está sujeta a cierta erosión por el viento, aunque está protegida de manera parcial por el Palacio Viejo, el ayuntamiento de Florencia, que se encuentra a sus espaldas.

Linda Bartolozzi, una de las restauradoras, explicó que, una vez que la estatua esté limpia, se va a retocar de ser necesario y luego se va a recubrir con un producto protector que la ayude a resistir la intemperie. “Pero está en buen estado”, añadió.

En marzo, Bartolozzi y su equipo tuvieron que realizar una intervención de emergencia después de que un hombre le prendió fuego a una sábana negra que el alcalde de Florencia, Dario Nardella, había colocado sobre la réplica del David para protestar por la guerra en Ucrania. El material de la sábana era sintético, por lo que se derritió y dejó algunos restos sobre la estatua, explicó Bartolozzi.

Giorgio Caselli, el arquitecto que supervisa el mantenimiento de las obras de arte que están al aire libre en Florencia, comentó que el vandalismo era la primera causa de daños en las estatuas de la ciudad.

“Los humanos, los vándalos, son quizá el problema principal para el patrimonio cultural de una ciudad como Florencia”, señaló. “Hay una falta de civilidad demasiado elevada”.

Caselli se refirió a las pintas casi diarias con grafiti en los palacios, a los turistas que utilizan las fuentes como baños personales y a los revoltosos aficionados al fútbol que visitan la ciudad con motivo de un partido. “Estos son los ataques más agresivos en este momento”, comentó.

Caselli añadió que el mantenimiento de los monumentos municipales sigue un calendario programado y que, a pesar del ataque, el programa de la réplica del David no se había alterado. Por supuesto, la limpieza habitual del polvo no está en ese calendario, indicó.

“La lluvia se encarga de eso”, concluyó.

© 2022 The New York Times Company