¿El virus se propaga sigilosamente entre los chicos? La dificultad para testearlos impide comprobarlo

WASHINGTON.- Es la pesadilla recurrente de cualquier padre: que su hijo vuelva finalmente a clases, pero que en medio del entusiasmo los chicos se acerquen demasiado y empiecen a intercambiar gérmenes. Los niños pueden ser asintomáticos o pueden no saber expresar que se están sintiendo mal, esparciendo inadvertidamente el coronavirus entre la escuela y los adultos de su hogar.

Recién cuando se testean los adultos de la casa -los más propensos a manifestar síntomas- se enteran de que tienen Covid-19, y para entonces ya se contagiaron todos.

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Como las guarderías, jardines y escuelas primarias de Estados Unidos reabrirán sus aulas para el año lectivo que arranca este mes, los investigadores tienen la esperanza aprender más sobre la transmisión entre los niños más pequeños. Pero cualquier esfuerzo para testear a los más chiquitos podría encontrar múltiples obstáculos: edad mínima en algunos centros de testeo, temor o molestia a los hisopados, y la tendencia de los chicos a no manifestar síntomas de la infección.

"Lo más problemático es no saber si están infectados o no", dice Charles Schleien, jefe de pediatría del Centro Médico Infantil Cohen, Nueva York, sobre las complicaciones para testear a los chicos. "Creo que los padres tendrán que estar extremadamente atentos a la aparición del menor síntoma, y en ese caso no dejarlo salir de la casa y dar por sentado que se contagió".

Según la Academia de Pediatría de Estados Unidos, los obstáculos al testeo de niños limitan nuestra comprensión del mecanismo de propagación del virus.

"Sería de mucha ayuda que los pediatras tengan los recursos para testear a niños de todas las edades, o que puedan derivar a esos pacientes a centros de testeo que acepten niños", dice Yvonne Maldonado, pediatra y profesora de epidemiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, y presidenta del comité de enfermedades infectocontagiosas de la Academia de Pediatría de Estados Unidos. "Eso mejoraría nuestra capacidad de identificar la infección en niños desde la primera infancia", añade.

Los sanitaristas ya han dicho que el aislamiento es una de las formas más efectivas de impedir la propagación entre los niños.Pero ahora que algunas escuelas y guarderías han abierto y que hay niños pululando en aulas y patios, ya se reportaron nuevas cadenas de contagio, así como casos recientes de contagio de niños a adultos.

Los investigadores descubrieron que saltearse a los portadores asintomáticos en los testeos permite que el virus se multiplique sin control en algunas comunidades.

"Una estrategia de vigilancia que solo testea a los niños con síntomas no logrará identificar a los chicos que están contagiando silenciosamente el virus al circular por su escuela y su barrio", señalan los autores de un estudio publicado en agosto en la red JAMA y realizado en 20 hospitales y dos centros de aislamiento de Corea del Sur. "En regiones donde el uso de barbijo no es generalizado, los portadores asintomáticos pueden ser un importante foco que facilite la propagación silenciosa de la enfermedad en la comunidad".

Sin embargo, otras investigaciones indican que los pacientes pediátricos no expulsan tantos virus como los infectados adultos. Un pequeño estudio publicado en julio en la revista médica Pediatrics descubrió que no había una sola evidencia de contagio de niño a adulto en 74 casos de pacientes pediátricos en China. Sin embargo, cuando se hizo ese estudio, las escuelas todavía estaban cerradas.

Los testeos de vigilancia en niños son inviables en la mayoría de las escuelas y el esfuerzo no vale la pena, dice George Rutherford, pediatra y profesor de epidemiología de la Universidad de California en San Francisco. Sin embargo, advierte, lo que sí es alarmante es el número de casos que se está dando entre estudiantes más grandes, incluso en los campus universitarios.

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"Ya se sabe que las escuelas secundarias son un caldo de cultivo perfecto", indica Rutherford. "Y la única diferencia entre la secundaria y la universidad. es el consumo de alcohol", agrega.

Los exámenes masivos de alumnos también pueden ser inútiles porque los chicos son muy activos y sociales, y pueden contraer el virus inmediatamente después de hisopados, y esa infección no sería detectada, dice Christine McKiernan, directora de la unidad de terapia intensiva pediátrica en Baystate Medical Center, en Massachusetts. "Si te hisopan el lunes y vas a buscar el resultado el miércoles, no hay manera de saber qué pasó en el medio. El testeo es una foto instantánea de un momento determinado", advierte.

Y tampoco es posible testear a la gente tanto como uno querría, dice Kristin Moffitt, profesora de pediatría en la Escuela de Medicina de Harvard. "Siempre tiene más sentido priorizar el testeo de personas sintomáticas si han estado cerca de otras, en entornos como un aula", dijo, y agregó que también es importante testear a quienes tienen el mayor riesgo de presentar síntomas graves.

Según pediatras, testear a los niños tampoco es tarea fácil: la sola imagen de un hisopado nasofaríngeo es incómoda para cualquier persona, y más aún para un niño enfermo sin experiencia con médicos.

The Washington Post

Traducción de Jaime Arrambide