La violencia en los territorios palestinos amarga la luna de miel entre Marruecos e Israel

Palestinos enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes, en Beita, al sur de Nablus, en Cisjordania. (Jaafar ASHTIYEH / AFP)
Palestinos enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes, en Beita, al sur de Nablus, en Cisjordania. (Jaafar ASHTIYEH / AFP) - Créditos: @JAAFAR ASHTIYEH

CASABLANCA.– En marzo de 2022 se celebró en el desierto israelí del Negev una cumbre entre los países árabes que normalizaron sus relaciones con Israel –excepto Jordania–, Estados Unidos, el patrocinador de estos acuerdos llamados “Abraham“, y el propio Israel.

El canciller marroquí, Nasser Burita, anunció que la segunda cumbre del llamado Foro del Negev se celebraría en “otro desierto”, en referencia al Sahara Occidental, en marzo de 2023. Su objetivo era profundizar en las relaciones entre árabes e israelíes y darles un marco multilateral. Sin embargo, entrado ya abril, no hay fecha para el encuentro, y la prensa israelí filtró que no solo se aplazó, sino que ni siquiera será en Marruecos, sino en Estados Unidos.

Las fuerzas israelíes enfrentan protestas palestinas en Beita, Cisjordania. (Nasser Ishtayeh/SOPA Images via ZUMA Press Wire/dpa)
Las fuerzas israelíes enfrentan protestas palestinas en Beita, Cisjordania. (Nasser Ishtayeh/SOPA Images via ZUMA Press Wire/dpa) - Créditos: @Nasser Ishtayeh

La razón del cambio tiene que ver con la incomodidad de Rabat ante la escalada de la violencia en los territorios palestinos –la cifra de muertes registradas en lo que va de año supera el centenar y es la más alta desde el 2000–, y con las acciones y declaraciones del gobierno israelí, que incluye en su seno a partidos supremacistas judíos.

La situación en los territorios ocupados genera también preocupación en los otros países que firmaron los “acuerdos Abraham”, y aleja la posibilidad de que Arabia Saudita se sume al grupo, y más todavía después de haber firmado la paz con su archienemigo Irán. La firma de un acuerdo con Riad, guardián de la ciudad santa de La Meca, dejaría tocada de muerte la causa palestina.

Además, Washington no está de acuerdo con la propuesta de la sede de la cumbre: Dajla, en el Sahara Occidental, territorio en disputa con el Frente Polisario, la milicia que lucha por la independencia del territorio ya desde la colonización española. Aunque la administración de Joe Biden no se ha retractado del reconocimiento de la marroquinidad del Sahara hecha por Donald Trump, no procedió con nuevos gestos, como la apertura de un consulado en el territorio saharaui. Por último, la situación interna en Israel, con amplias manifestaciones antigubernamentales, también dificulta la celebración del evento.

Policías israelíes escoltan a visitantes judíos en el feriado de Pascua en el complejo de la mezquita de Al-Aqsa, conocido como Explanada de las Mezquitas, en la zona antigua de Jerusalén, durante el mes sagrado islámico del Ramadán, el domingo 9 de abril de 2023. (AP Foto/Mahmoud Illean)
Policías israelíes escoltan a visitantes judíos en el feriado de Pascua en el complejo de la mezquita de Al-Aqsa, conocido como Explanada de las Mezquitas, en la zona antigua de Jerusalén, durante el mes sagrado islámico del Ramadán, el domingo 9 de abril de 2023. (AP Foto/Mahmoud Illean)

Este aplazamiento oficioso amargó la luna de miel que pasan las relaciones entre Marruecos e Israel, que sellaron su normalización a finales de 2020 en un pacto trilateral que incluyó el aval de Washington en Marruecos en el conflicto con el Polisario. Varios dirigentes hebreos, sobre todo de militares, visitaron Marruecos.

Fruto de estas reuniones, se firmaron varios acuerdos para la adquisición de armamento de punta israelí, como el sistema de misiles antiaéreos Barak, y el de protección frente a drones Skyloc. Además, se habrían sentado las bases para la fabricación de drones con tecnología israelí en territorio marroquí, e incluso se mencionó la posibilidad de realizar maniobras aéreas conjuntas. El dominio del cielo es clave para Marruecos en el conflicto con el Frente Polisario, que en noviembre de 2020 rompió el alto el fuego vigente desde 1991.

Protestas de palestinos en Nablus, Cisjordania. (Nasser Ishtayeh/SOPA Images via ZUMA Press Wire/dpa)
Protestas de palestinos en Nablus, Cisjordania. (Nasser Ishtayeh/SOPA Images via ZUMA Press Wire/dpa) - Créditos: @Nasser Ishtayeh

La situación en los territorios palestinos no frenará la cooperación entre Marruecos e Israel, que es estratégica para Rabat, pero sí hará que no sea tan pública, como ocurría antes”, sostiene Khadija Mohsen-Finan, analista especializada en el Magreb, en referencia a que incluso después de que ambos países rompieran relaciones a raíz de la segunda intifada en 2000, la cooperación se mantuvo en ámbitos como el de la inteligencia y la seguridad.

De momento, ninguno de ellos abrió su embajada en la capital del otro. Según la prensa marroquí, antes de dar el paso, Marruecos exige Israel un reconocimiento explícito de la soberanía marroquí sobre el Sahara. El hecho de guardar las formas es importante para el régimen marroquí, puesto que una mayoría social es propalestina. “La normalización de relaciones no ha cambiado la posición de la opinión pública”, asevera el historiador Maati Monjib.

Bandera palestina

Según una encuesta del Arabe Barometer, solo un 31% de los marroquíes aprueba la reconciliación con Israel. De hecho, la foto de la selección de fútbol posando con una bandera palestina tras una de sus más épicas victorias en el Mundial de Qatar dio la vuelta al mundo e incomodó al régimen.

El rey de Marruecos, Mohammed VI
El rey de Marruecos, Mohammed VI

“Desde la firma de los acuerdos Abraham, las fuerzas de seguridad impidieron la celebración de manifestaciones propalestinas. Todo cambió con el Mundial de Qatar. Entonces, la gente salió con las banderas palestinas a celebrar las victorias, y la policía no pudo impedirlo. Desde entonces, sí que hemos podido realizar algunas concentraciones”, explica un activista que pidió el anonimato.

Además de la esfera militar, los intercambios son prometedores sobre todo en otros dos sectores: el turístico y el agroalimentario, ya que Israel es líder mundial en las tecnologías de ahorro del agua en el riego. En 2022, 200.000 israelíes visitaron Marruecos, una cifra que podría crecer este año, teniendo en cuenta que hasta 800.000 israelíes son de origen marroquí, y muchos de ellos han mantenido una vinculación emocional con el país de sus ancestros.