Violencia que enferma

La violencia de género es, también, un problema de salud física y mental.

La Organización Mundial de la Salud advierte que las principales causas de muerte de mujeres —enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, cáncer y VIH— están vinculadas con experiencias de violencia, que desencadenan tabaquismo, consumo excesivo de alcohol o drogas, y comportamientos sexuales de alto riesgo.

Los datos dimensionan un problema que afecta en todo el mundo: 60% de las mujeres padece enfermedades asociadas a la violencia, 47% ha tenido lesiones en más de una ocasión o enfrentan 16% más de probabilidades de tener un bebé de bajo peso al nacer.

Un estudio de Texas Tech University Health Sciences Center, publicado en la revista Trauma, Violence & Abuse, señala que las víctimas desarrollan depresión, hostilidad y trastornos del sueño. Los tres padecimientos conducen a cambios bioquímicos y celulares que a su vez causan enfermedades crónicas, como las del corazón o la diabetes.

Otras afecciones de largo plazo son colon irritable, fibromialgia, trastornos gastrointestinales, cardiovasculares, cefaleas, problemas de alimentación o afecciones músculo-esqueléticas.

El riesgo se agrava si consideramos que las mujeres víctimas permanecen varios años en el ciclo de violencia antes de buscar apoyo para romperlo. El análisis de casos atendidos en el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México documenta el carácter repetitivo y progresivo de los episodios, así como su extensión en el tiempo.

En promedio, pasan hasta 8 años desde que inician las agresiones —al principio las más comunes son de carácter psicológico— para que la víctima denuncie al violentador. Incluso, hemos atendido casos de adultas mayores que han padecido hasta 35 años de violencias cotidianas.

Miriam, un nombre falso para protección de la víctima, buscó apoyo ante las agresiones sistemáticas de su pareja sentimental. El episodio que la hizo buscar auxilio profesional fue que la golpeó en brazos y cadera, además de que el hombre destrozó los muebles de su casa.

De acuerdo con el relato, que inició en el Chat de Confianza y continuó como conversación de cuatro horas en la Línea Mujer y Familia —ambos disponibles a nivel nacional y 24/7 a través del 55 5533 5533—, los ataques a la mujer de 37 años comenzaron en el noviazgo; entonces él juraba que si la celaba y gritaba era porque la quería.

Hace 6 años, ya casados, la violencia escaló: en medio de una discusión él intentó asfixiarla; hace año y medio la empujó y lastimó una pierna, y hace un año le provocó un aborto al aventarla y golpearla. En diferentes ocasiones la ha obligado a tener relaciones sexuales.

Miriam está en proceso de empoderamiento, abandonó a su pareja y presentó una denuncia con el acompañamiento legal y emocional del Consejo Ciudadano. Aunque vive en el Estado de México, recibe terapias en uno de los cuatro Centros de Recuperación Emocional del Consejo, ubicados en las alcaldías Cuauhtémoc, Iztapalapa, Azcapotzalco y Benito Juárez. Enfrenta, además, los problemas gastrointestinales generados por el estrés que padeció.

Promover la atención temprana y acercar herramientas de apoyo para romper con la violencia generada en más del 90 por ciento de los casos por hombres muy cercanos emocionalmente, es vital para las mujeres.

* Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.